La discoteca del hotel era bastante amplia y las luces de los focos se reflejaban por todos lados. Luces que vestían todo tipo de colores y que a veces, al enfocarle directamente a los ojos, le molestaba. Además, para su gusto, la música estaba demasiado fuerte y le molestaba los oídos. No sabía si es que estaba teniendo un día sensible o había bebido demasiado. En definitiva, era la primera vez que Owain bebía más de dos copas de alcohol...
Lance se había hecho con el control de la música del local y ejercía de Dj subido a una especie de altar sobre la tarima. A veces, hasta cogía el micro y cantaba él mismo las letras de las canciones. Aunque no era su estilo de música, siempre lo hacía bien.
Mina y Hawk eran los únicos que no estaban bebiendo nada de alcohol. Él decía que no le gustaba el sabor, y se dedicaba a comer frutos secos de unos aperitivos que les habían puesto sobre la mesa alta, donde habían dejado los bolsos y otras pertenencias. Mina, por su parte, decía que aún se acuerda de la última vez que bebió y no quería revivir aquello.
Piers se aferraba a Mina por la espalda. Vito hablaba con Sirsa mientras ésta le ignoraba para escuchar atentamente a su hermano cantar, Hawk solo comía, Rinka y Shiro bailaban en el centro de la pista con otros chicos y chicas, y Tharja, que se apoyaba sobre la mesa sorbiendo su bebida a través de una pajita de color rosa, se sonrojó cuando un chico la sacó a bailar.
Owain se encontraba un poco mareado y decidió que había dado su último sorbo, así que se acercó a la mesa y soltó su copa, que se cayó y se derramó por toda la superficie, yendo a parar al vestido de Mina. Ella se encogió, tanto por el frio de la bebida como por la rabia de ser manchada, y se giró hacia él decidida a echarle la bronca. Pero al verle la cara, no pudo hacerlo.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—¿Quieres que te lleve a la habitación? —dijo en este caso Piers, que Owain no sabía si lo decía por cortesía o para quitárselo de en medio.
—Solo necesito ir al baño.
—¿Seguro? —volvió a preguntar Mina preocupada.
Owain levantó ambos dedos pulgares y comenzó a moverse entre la gente en dirección al baño. Aunque había una cola enorme en el de las chicas, el de los chicos estaba totalmente vacío. Se acercó al lavabo y colocó ambas manos sobre el mármol blanco, como si el no hacerlo implicaría la caída al suelo sobre sus rodillas. Abrió el grifo, se mojó la mano y se echó un poco de agua en la nuca para sentir el frío sobre él y hacerle sentir de nuevo un poco de realidad. Levantó la cabeza y en lugar de ver su reflejo en el espejo, se encontró la imagen de Piers.
Sorprendido, se impulsó ligeramente hacia atrás, separándose del lavabo. Los ojos de Piers comenzaron a cerrarse y de las comisuras de sus labios empezaron a brotar dos hilos de sangre. Owain frunció el ceño y se acercó lentamente, paso a paso. Y aunque tan solo había un metro de distancia hasta su destino, el recorrido se hizo eterno, como si el baño se fuera ampliando sin límites. Mientras, el espejo se iba tornando opaco, apagando la imagen de Piers y volviéndose negro como la más oscura noche.
Estiró su brazo con cuidado hacia el material cristalino y, cuando estaba a punto de rozarlo con sus dedos, un brazo pálido salió repentinamente del espejo y agarró con fuerza su muñeca. Le dolía, pero estaba más asustado que dolorido. Intentó liberarse pero era imposible, y el brazo comenzó a salir más y más del espejo hasta que surgió una cabeza, cubierta de pelo gris que caía como una cascada. A través de la cortina de pelo, pudo ver las pupilas en forma de espiral. Intentó gritar, pero su voz no salía. La mano le dolía cada vez más, hasta que se deshizo completamente, convirtiéndose en cenizas que sobrevolaban el aire como motas de polvo.
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El Sello de Cain
Science FictionEn un mundo en el que la magia ha sido recientemente liberada de la opresión, Owain Harvey, el único superviviente de su familia que porta una maldición en su pecho, ingresa en El Jardín, la academia de magos de Y'thaka. Él, junto a otros alumnos de...