CAPITULO 20 - Parte 4: ISLA GÁLAMA

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El hotel era bastante grande y elegante. Las paredes eran grises y toda la decoración era de colores neutros como negro o blanco. Algunos de ellos estaban ensimismados observando cada detalle mínimamente lujoso, mientras que Owain estaba ya acostumbrado a ese tipo de lugares y le resultaban de lo más común. Lo mismo le ocurría a Vito, que permanecía sentado en un sillón de cuero negro junto a la entrada esperando pacientemente.

La recepción era bastante transitada por turistas que entraban y salían. Sin embargo, Owain vio que todos a su alrededor se detenían repentinamente para observar algo. Incluso el recepcionista había dejado de prestarle la más mínima atención. Se giró y comprobó que la causa era Rinka. O mejor dicho, la indumentaria que la vestía. Llevaba un sexy trikini de color negro que realzaba su figura, y unos shorts vaqueros. Sirsa se le acercó avergonzada.

—¿Es necesario que vistas así?

—Vamos a la playa, ¿no? Tú también llevas puesto el bikini.

—Pero el mío no provoca contracturas de cuello —le dijo entre dientes—. Todo el mundo te está mirando.

—¿Y qué pasa? Nadie va a decirme lo que debo o no debo ponerme.

—Claro que si Rinka —intervino Shiro sonriente—. Yo te apoyo.

—Al menos mírale a la cara —soltó Lance.

—Qué guapa estás, Rinka —dijo Piers que acababa de venir de dejar las cosas en la habitación.

—Gracias. Tú sí que eres un caballero. Oye —continuó—, ¿Mina viene con nosotros o está demasiado cansada? Ya sabes, después de lo del barco entiendo que quiera dormir...

—No, ahí viene.

Piers señaló al pasillo y justo apareció ella, acompañada de Tharja, que la agarraba del brazo. Owain se la esperaba más cansada, sin ganas de ir a ningún sitio. Pero estaba sonriente hablando con Tharja y apenas mostraba señales de cansancio. No más que el resto.

Las puertas de cristal del hotel se abrieron y entraron rápidamente una mujer sujetando un micrófono y, tras ella, un cámara, que avanzaban hasta detenerse frente a Mina.

—Tú eres la que ha salvado al barco del Kraken, ¿verdad? —empezó diciendo la reportera, colocándole el micrófono en la boca—. Estamos en directo en el canal 2. Cuéntanos, ¿cómo ha sido ese enfrentamiento con esa terrible abominación?

—Perdona, pero...

—No va a hacer declaraciones —intervino Piers, llevándosela del brazo.

—¡Dicen que usaste magia de invocación! —continuaba diciendo la reportera mientras la seguía—. ¿Significa eso que eres la única superviviente del clan de invocadores de Gálama, tal y como cuentan las historias?

La gente empezaba a acercarse a verla de cerca, como si fuese una de esas famosas del corazón que salen por la tele.

—Ha dicho que no quiere hablar —explicó Owain con antipatía.

Echaron a correr y pronto dejaron atrás a la periodista, el cámara y los curiosos que la perseguían. De camino a la playa, el tema de conversación era inevitable.

—Qué guay —dijo Shiro—, ahora eres famosa.

—¿Qué tiene eso de guay?

—Pues que todo el mundo sabe quién eres. Te valoran y tendrás fans, como los Generales de la Orden, que tienen club de fans oficial y todo.

—Prefiero...

La pulsera EX de Mina le interrumpió. Comenzó a pitar y a iluminarse con intermitencia, hasta que descolgó la llamada, acompañando el gesto con un resoplido, pues ya se imaginaba de qué se trataba. La imagen de Zack se plasmó en el aire con claridad. No parecía estar muy contento.

El Sello de CainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora