CAPITULO 7 - Parte 2: EL CUBIL

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Era parecido a los trasgos que ya había combatido, pero más pequeño, de color verde y con rasgos más demoníacos como orejas puntiagudas y ojos amarillos.

Buscó con la mirada algún rastro de sus compañeros y vio que Tharja se ocultaba detrás de una de las paredes de otra casa, mirando detenidamente y con cuidado al goblin que paseaba muy cerca de ella. 

Cuando pasó de largo, vio que Tharja hizo un extraño gesto con las manos, un gesto que Owain no entendió hasta que no vio a Rinka acercándose al goblin por detrás, dispuesta a atacarle. 

Los movimientos de Tharja se hacían cada vez más intensos, sin emitir ni un solo sonido que pudiera alertarlo. Pero cuando Rinka estaba a punto de golpearle por la espalda, una sombra se la llevó hasta donde se encontraba Tharja, donde se detuvieron y Owain pudo comprobar que se trataba de Hawk usando su extrema velocidad. 

El goblin pareció escuchar algo, porque se giró, pero al no ver nada, siguió su camino. Y cuando ya estaba lo suficientemente lejos, Owain salió de la casa para ir hasta donde estaban Tharja y los otros. Por el camino vio que Shiro y Mina salían juntos de otra de las casas.

—¿Por qué no me has dejado atizarle? ¿Crees que no hubiera podido con él? —exclamó Rinka ofendida.

—Claro que hubieras podido con él, los goblins son aberraciones de bajo nivel, pero es mejor si le dejamos irse y le seguimos. Así nos llevará hasta donde está el resto y nos ahorramos toda la búsqueda —explicó Tharja.

Rinka miraba al resto buscando apoyo, pero todos permanecían callados, dando la razón de esa manera a la idea propuesta por Tharja. Finalmente, Rinka se rindió.

—¡Aaggh! —exclamó ella con los brazos en alto—. Está bien, lo haremos a tu manera.

Tharja sonreía triunfante y orgullosa de su idea, hasta que el sonido de la pulsera de Mina empezó a sonar y a brillar. Todos la observaban expectantes, rodeándola en un coro, esperando a que contestara a la videollamada.

—¿Qué? ¿Nos ponemos en marcha? —dijo ella, agachándose para coger el mango de su maleta e ignorando completamente la llamada.

—¿Es que no vas a contestar? —preguntó Rinka.

—Tranquilos, es el pesado del profesor de armamentística.

Owain se acercó y le agarró fuerte la mano y deslizó su propio dedo por la muñeca de su compañera, respondiendo así a la llamada.

—¿Qué crees que estás haciendo? —exclamó ella con furia, zafándose de la mano que le sujetaba la muñeca, haciendo que el holograma que acababa de aparecer de Zack diera vueltas y se descompusiera en trozos irregulares.

—Eh, ¿Estáis bien? —se le oyó decir al profesor con un sonido entrecortado, hasta que Mina puso la muñeca recta con el codo doblado en ángulo recto—. He oído lo de las Pesadillas, ¿estáis heridos?

—Tranquilo profe, estamos perfectamente —contestó Owain alzando su dedo pulgar—. Hubo algún que otro problemilla pero no hubo ninguna baja ni en el grupo ni entre el resto de pasajeros.

—Ese es mi equipo —dijo orgulloso—. ¿Y sobre la misión hay alguna novedad?

—Sí, bueno no, estamos en ello aún.

—Se aleja —intervino Hawk, tocando con un par de dedos el brazo de Owain para llamar su atención, mientras señalaba con su otra mano al golbin en la lejanía.

—Lo siento profesor, tenemos que dejarle —dijo Tharja antes de deslizar su dedo por la muñeca de Mina, cortando así la videollamada.

—¿Podéis dejar de sobarme la muñeca todos? Sería un detalle —expuso ella molesta.

El Sello de CainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora