3: Siempre mujeriego, nunca inmujeriego.

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Shane Foster:

Llegue a casa, salude a mis padre y fui directamente a mi habitación a cambiarme, quería reposar aunque debía terminar con uno ejercicios de matemáticas. Así que dejaría lo demás a segundo plano. Fui a mi escritorio, con hojas y un lápiz en mano empecé a resolver los últimos ejercicios.

Luego de unos 15 minutos termine y me dispuse a revisar todo con calma, para verificar que no hubiera ningún error. Bien, todo estaba correcto. Aun falta una semana para entregar pero quería terminar todo lo pendiente para estar libre el fin de semana.

Cambiando de tema no he revisado mi teléfono desde hace un rato. Me revise los bolsillos del pantalón pero no estaba, me levante y revise mi habitación, pero nada ¿lo abre dejado donde Johnson? No, creo que ni siquiera lo tenía cuando entre a su casa, de seguro se quedó en mi auto.

Salí de mi cuarto y baje las escaleras para llegar a la puerta principal pero me detuve al escuchar a mi madre platicar con... No se con quien carajos.

¿Habría visitas? No, ella me hubiera avisado. Me acerque un poco a la entrada de la sala para escuchar y averiguar quien era.

—Me encanta, unas nuevas amigas eso justo necesitaba —dijo mi madre notablemente emocionada.

¿Unas nuevas amigas? ¿De qué demonios habla?

—Muchas gracias por su amabilidad Sra Foster —Era la voz de una mujer y parecía de la edad de mi madre por lo que escuchaba.

—No, no, no, llámame Dakota por favor —hablo mamá con esa voz dulce que la caracterizaba.

—Muy bien Dakota, creo que es tarde y deberíamos de volver a desempacar las demás cosas.

—Fue un placer conocerla señora —Esta vez la voz era de una muchacha—. Vendremos a visitarla y nuestra casa es su casa, aunque no la conozca aun.

Las tres soltaron una pequeña risa.

¿Sera la hija de la dueña de la otra voz? ¿Y a que se refirió esa voz con desempacar? ¿Nuevos vecinos? ¿Su hija o quien quiera que sea será atractiva? No me quedaría allí, tenía que saber más. Entre a la sala carraspeando para llamar su atención. Luego pensé que era mala idea porque tenía un aspecto desordenado; shorts azules con fresas estampadas y una camisa negra con mis crocs negras de siempre, ah y mi cabello un poco desordenado claro. Siempre me veo guapo pero no me gusta presentarme ante una chica con aspecto desordenado o simple. Da igual ya estaba hecho.

—Oh, mi vida. —Chillo mamá al mismo tiempo que todas voltearon. —El es mi hijo Shane. —Ví a la muchacha y la señora que estaban frente a mí. —Shane ella es Sabrina y su madre Mery.

—Mucho gusto jovencito, eres un muchacho muy apuesto. —Mery me extendió su mano, que por supuesto estreche.

—Gracias, me lo dicen seguido, el gusto es mío.

—Mucho gusto —dijo su hija dirigiéndose a mí.

—Igual —me limite a decir, observándola. Esa chica era mi tipo: Alta, buenas curvas, cabello largo castaño y ojos claros.

Oh qué bien, excelente.

—Shane, ellas ahora son nuestras vecinas de al frente, ¿recuerdas a la Sra Mindy? —asentí. — Bueno es hermana de Mery, ahora las tres vivirán juntas, es fantástico.

—Nuevas vecinas, que bien —mejor aún porque la nueva vecina es atractiva—. Espero nos llevemos bien. —concluí sonriendo.

—Que amor de persona —casi reí al verla contemplarme con ternura—, eso no lo dudes —la nueva vecina alterno su mirada de mí a su hija—. Espero que tu y Sabrina sean buenos amigos, ira a la misma universidad que tú.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora