60: Corazón roto.

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Ivie Jackson:

Estoy llorando en medio de un beso, pero no puedo evitarlo. No puedo evitarlo porque todo lo que me trasmite Shane me llega hondo, me cala hasta los huesos y simplemente es tan profundo, tan intenso, es tanto... que no puedo detener las lágrimas.

Me siento en otra galaxia, siento dinosaurios corriendo en mi estómago y quiero reír de felicidad. Parezco una tonta enamorada y ¡maldición! esto es lo que siempre he querido, sentirme amada de esta manera, sentirme deseada, como si fuera lo mejor del puto mundo en que habitamos para una persona. Entonces justo eso es lo que estoy sintiendo en este preciso y precioso momento.

Además, eso no es lo único que me hace sentir de esta manera, él ha dicho que está enamorado de mi. Lo ha dicho y aunque no le di una respuesta certera, intento que este beso hable por mí. Intento que transmita todo lo que siento hacia él y su declaración.

No sé si este remolino de emociones que siento en el cuerpo es buena señal, pero se siente estupendo, se siente correcto. Y lo he sentido desde anoche...

Me siento sonreír en el instante en que los recuerdos invaden mi mente. Recuerdo la manera en la que Shane me miraba, su forma perezosa, gentil y dulce de tocarme y besarme. Recuerdo mi corazón latiendo frenéticamente, mi cuerpo hormigueando, y mi mente nublada por el deseo, por pensamientos no aptos para menores de edad. El pecho se me contrae en una sensación cálida y agradable cuando recuerdo su manera de hacerme sentir hermosa y amada. Demonios, quiero decirle tanto que no sé por dónde empezar.

Quiero hacerle saber que esto que siento no lo he sentido con nadie más. Que incluso me atemoriza la manera en que desata una tormenta de emociones en mi interior. Mi pulso incrementa cuando él está cerca, mi razón falla y mis piernas se debilitan. Sus miradas cargadas de infinitos sentimientos debilitan mi corazón, trasmiten múltiples reacciones y sensaciones, me siento frágil y transparente cuando estoy con él y eso jodidamente me aterra y me fascina por partes iguales.

Hay tanto respecto a él que me estremece, porque es cálido y dulce, es devastador y es atrevido, es serio y juguetón, es travieso y encantador. Es tantas cosas, es tanto lo que ocasiona, que todo colapsa y reverbera en mi interior haciéndome sentir demasiado. Mucho más de lo que he sentido a lo largo de mi aburrida vida. Y cuando nuestros corazones laten con frenesí en un mismo latido, lo siento más cerca de mí, como si una fuera parte vital para mi cuerpo. Para mi vida.

Creo que podría escribir un libro entero solo describiendo lo que Shane ha logrado originar en mí.

Siento que este de ahora en adelante podría ser mi lugar feliz; sin embargo, la burbuja que hemos creado tarde o temprano debe ser rota, como pasa cuando escuchamos el timbre del apartamento sonar.

Escucho el gruñido proveniente de Shane y contengo la risita que quiere salir de mis labios, cuando se separa quiero protestar pero me mantengo muy quieta. Registro como deja una estela de besos por todo mi rostro y la sonrisa que me aborda es una de las más grandes y genuinas que alguna vez haya mostrado.

Se detiene y entonces abre los ojos. La intensidad de su mirada me hace sentir pequeña. ¿Cómo unos malditos ojos color miel pueden transmitir tanto? No tengo respuestas.

— ¿Vas tu o voy yo? —su voz es un murmullo ronco y sensual que me hace temblar las piernas, si no estuviera acostada de seguro me hubiese hecho agua. Incapaz de hablar me encojo de hombros entonces el ríe—. Supongo que iré yo.

Deja un casto beso en mis labios y me es incapaz retener un suspiro. Su sonrisa se ensancha y se levanta. Hago lo mismo e intento mantener la calma, tranquilizar el manojo de terminaciones nerviosas que soy.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora