36: No me jodas

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Shane Foster:

La semana trascurrió muy rápido, entre risas y bromas todos nos hemos divertido al máximo. Luego de hacer la fogata donde resultamos conociéndonos todos un poco más de lo normal, decidimos que así serian todas las noches hasta el día de irnos, el cual es pasado mañana.

Así que apenas se ocultaba el sol, nos reuníamos alrededor del fuego a contar historias de terror, anécdotas y uno que otro chiste de parte de los gemelos.

Esta noche será el intercambio de regalos y veremos películas en la sala. Ayer fuimos al centro de la ciudad a comprar varias cosas que se necesitaban, incluso alcohol para relajar el organismo; palabras dichas por Owen.

También nos tomamos fotos y las subimos a nuestras redes sociales con el #TeamSensaciónenCanadá y el #VacacionesNavideñas.

Este viaje a pesar de las pocas catástrofes que hemos presenciado ─como por ejemplo el rescate de Ivie─, ha sido completamente un éxito. Extrañare esta cabaña, pero siempre que vuelva recordare el maravilloso viaje que tuve con mis amigos, con mi familia.

Estoy junto a los chicos jugando futbol en el PlayStation que está en la sala y hemos apostado muchas pertenencias valiosas, los tontos me han hecho apostar mi gorra de los Boston Red Sox firmada por Chris Sale y por supuesto que no voy a perderla debo ganar esta ronda.

Llevamos ya media hora jugando y las chicas están enojadas porque no les prestamos atención, a excepción de Ivie quien está escuchando música en una esquina tarareando sin preocupación alguna, metida en su mundo. Me sorprende la indiferencia de la pelinegra.

─Samantha, ¿qué dices si vamos al centro?

─Sabrina, esa es una muy buena idea.

Escucho hablar a las chicas y una risa brota de mis labios. Están hablando muy alto para que las escuchemos y sé que lo hacen con la intención de hacernos salir del trance en el que estamos. Miro a los muchachos quienes tienen sonrisas burlonas en su rostro.

─Está bien, entonces vamos...

─Y lo más seguro es que no volvamos pronto, ¿no Sabri?

─¿Sabes que, Sam? No deberíamos llegar a dormir, es decir aquí nadie se daría cuenta de nuestra ausencia.

Niego varias veces y Cameron se levanta de golpe dejando en el sofá el control. Una sonrisa irónica surca mis labios.

─Un momento ─su atención se posa en las chicas─. Aquí nadie ira a ningún lado.

Sabrina se cruza de brazos desafiando a su novio.

─¿Disculpa? Aquí nadie nos presta atención, por lo cual nos vamos.

Me río más fuerte ganando malas miradas de parte de Sabrina y de Samantha, levanto las manos en señal de paz y vuelven su atención a Cameron.

─Amor, solo estábamos jugando pero yo ya termine y los chicos también, ¿cierto?

Cameron nos observa a todos y fruncimos el ceño, negamos dándole a entender que aun esto no se termina, por lo cual suspira derrotado y vuelve su vista a Sabrina, en su rostro se encuentra una sonrisa forzada.

─Bueno, ellos aun no, pero yo si estoy disponible para ti.

Sabrina va a hablar pero Samantha se le adelanta.

─No, ahora ustedes se esperan a que nosotras tengamos tiempo.

Cameron y Samantha empiezan una disputa ridícula así que me concentro en el juego. Owen y Caleb están jugando mientras los demás se concentran en la pantalla, mi vista viaja hasta la esquina donde se encuentra la maniática y la veo jugar con su cabello mientras canta por lo bajo, su teléfono está en su pecho y sus audífonos le impiden enterarse del desastre que se está armando en estos momentos.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora