Shane Foster:
Yo no debería estar aquí. Se supone me iba a mi casa a ir a llorar con mamá y papá como todo un hijo mimado. Pero en cambio recibí una llamada alarmante de parte de Cameron acerca de ir de manera urgente a su apartamento. La razón ni la se puesto que no me dijo mucho y tampoco me dejo preguntar, es más, casi ni hable.
Ahora estoy atravesando la puerta, que sospechosamente estaba abierta. Al llegar a la sala no encuentro a nadie, lo llamo con un tono de voz lo suficiente alto. Me duele la garganta y estoy ronco, genial.
Luego del bar karaoke fui a mi departamento a buscar un par de cosas y recoger lo necesario, por suerte y gracias al cielo Ivie no estaba. ¿Se imaginan que hubiera pasado si me la encontraba? Yo puedo hacerlo, y la imagen se reduce a un Shane de expresión herida, siendo martirizado por la vocecita molestosa en su cabeza que le exige que le pida explicaciones para poder llegar a una solución y ese Shane terminando dándose por vencido y haciendo el ridículo.
Sí, mi mente ha estado jugando conmigo. Sin embargo desde que salí de ese bar me estuve mentalizando sobre que decir y como actuar cuando la vea. No puedo ser un estúpido que ruega por retomar lo que teníamos cuando por obvias razones se ha ido al carajo, la más importante; yo descubriendo a Ivie en brazos de otro. Júzguenme lo que quieran, pero eso me ha dolido y no se supera tan fácil. No cuando se está enamorado como lo estoy yo, por patético que suene.
— ¿Shane?
Bravo, ahora mi mente se ha empeñado en hacerme miserable...
Me volteo seguro de que estoy alucinando, no obstante al darme cuenta de que no es así me tenso por completo. El susurro no fue parte de mi imaginación, y jodidamente Ivie está frente a mí.
El silencio es tenso y sofocante. Me encargo de observarla a detalle porque por más que me sienta lastimado y enojado, la preocupación no se iba y persistía en hacer efecto en mi sistema desde que me entere que estaba desaparecida. Bajo sus ojos fácilmente se pueden detallar las medias lunas moradas, su piel esta más pálida de lo habitual y en sus ojos no brilla esa chispa de siempre, esa que tanto me cautiva. En cambio, esta una mirada herida, vacía, cansada por sobre todas las cosas.
Sus ojos se llenan de lágrimas y debo hacer acopio de toda la fuerza de voluntad que poseo para no saltar sobre ella y arrullarla contra mi cuerpo para eliminar todo rastro de tristeza y agonía de su cuerpo.
Puedo notar como traga grueso y abre la boca para emitir palabras —Recibí un video donde estabas con Thomica y uste...
La interrumpo —Estaba drogado, lo que pasó no fue porque quise.
Asiente rápidamente —Lo sé, sé lo que sucedió solo... solo déjame terminar.
No respondo y como si fuera posible mi cuerpo se tensa mas, mis puños se cierran y mi mandíbula duele por la presión que imprimo en ella. No me gusta esto, no me gusta verla de ese modo y mucho menos sentirme así de miserable. ¿Dónde quedo el Shane arrogante al que no le importaba el dolor de una mujer? Lo quiero de vuelta porque me está matando verla tan frágil, tan descompuesta ante mí.
—No lo sabía —susurra, para luego carraspear—. No sabía que todo era una trama, y te llamé y entonces ella me contestó y me dijo que estaban pasándola muy bien, que dejara de molestar... —inspira hondo y aprieta sus manos, que hasta ahora noto están temblorosas—. Me sentí horrible, aunque se supone no tenemos etiqueta y nuestra relación no es la típica de dos personas que se aprecian; de todas formas yo sentí como si me estuvieras traicionando estando con ella. Después de lo que sucedió entre nosotros me destrozó el pensar que en realidad yo solo significaba un juego para ti y que nada de lo que viví junto a ti fue en serio.
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Shane Foster || El sexy mujeriego ©
Teen FictionADVERTENCIA: Está historia contiene lenguaje fuerte, contenido sexual explícito e incluso errores ortográficos, se recomienda discreción, gracias. (Además, es un borrador, por lo que no está completamente editada la perfección) Él es encantador, es...