Shane Foster:
Filadelfia, 22 de diciembre del 2019.
Ayer llegamos de Canadá y nos despedimos en el aeropuerto, sin embargo quedamos de vernos el día en que llega la navidad, lo cual es en dos días. Mamá y papá me recibieron de brazos abiertos con un fuerte abrazo, ayer nos pusimos al tanto de muchas cosas que han pasado.
Mackenzie quedo de venir a visitarme hoy, dentro de unos minutos debe de estar aquí. Hable con ella hace poco pero no es lo mismo que en persona, ahora que estoy aquí me podrá contar lo que tanto me preocupaba; la relación entre ella y su hermano. Estando frente a frente no estaremos al pendiente de si alguien nos escucha.
Es muy importante que siendo novios tengamos la bendición de ambas familias, o eso siempre he creído. Pero si hablamos de mi pasado relacionado a mi cuñado, estoy en─ digamos que─ serios problemas. No creo que quiera verme después del rencor que me tiene, según lo que me ha contado mi novia.
Solo espero que podamos arreglar esto, porque estaría muy triste si nuestra relación no funciona gracias a malos entendidos familiares.
Escucho como el timbre suena y salgo de la habitación rumbo escaleras abajo. La casa está sola así que tendremos mucha libertad esta tarde. Al abrir la puerta la imagen de Mackenzie me recibe, pero no luce como la chica deslumbrante que recuerdo, más bien enferma y apagada.
Antes de que pueda preguntarle qué ocurre se lanza a mis brazos, la envuelvo en ellos y cierro la puerta con cuidado. Nos quedamos en silencio hasta que ella se separa de mi cuerpo, allí decido hablar.
─¿Qué sucede linda?
─¿No hay nadie en casa?
Niego sin quitar mis ojos de los suyos, puedo notar sus ojeras y su piel pálida, no se ve nada bien. Mi boca se abre nuevamente para interrogarla pero ninguna palabra sale de ella, Mackenzie acorta la distancia que nos separa tomándome por sorpresa.
─Solo quiero sentirte a ti, no quiero más preocupaciones ─susurra entre besos.
Nuestros besos son intensos, sus pequeños suspiros inundan el espacio reducido que es el pasillo entre la puerta y las escaleras, nos olvidamos del tiempo y nos concentramos el uno en el otro.
Mackenzie me besa desesperada, nuestros roses apoderándose del momento, ella dándome a entender que realmente me necesita, que me extrañaba.
─Por favor ─la escucho susurrar─, no vuelvas a irte.
Me separo juntando nuestras frentes, respirando con dificultad y conectando mis ojos con los de ella.
─¿Por qué?
Se tarda en responder, el silencio siendo llenado por nada más que nuestras pesadas respiraciones.
─No quiero estar sola de nuevo.
Y después de esas palabras vuelve a besarme. No sé en qué momento terminamos subiendo a mi habitación, lo único que recuerdo es lo placentero que se sintió estar de nuevo dentro de ella, sintiéndonos por completo, satisfaciendo nuestros deseos.
§
Luego de estar con Mackenzie, se durmió desnuda junto a mí. Yo decidí darme una ducha y así esperar a que se levantara de su sueño profundo, al parecer y por lo que vi no ha dormido nada bien en estos días.
No hubo segundo round y quedo rendida después de acabar. Me preocupa su estado, pude darme cuenta que está muy afectada y necesito saber el por qué.
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Shane Foster || El sexy mujeriego ©
Roman pour AdolescentsADVERTENCIA: Está historia contiene lenguaje fuerte, contenido sexual explícito e incluso errores ortográficos, se recomienda discreción, gracias. (Además, es un borrador, por lo que no está completamente editada la perfección) Él es encantador, es...