42: Tensión sexual.

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Shane Foster:

Se me hizo un poco tarde para ir a ver a Ivie pero finalmente ya estoy en camino. No me toma mucho tiempo llegar y estaciono frente a su casa, me doy cuenta de que el auto de Ethan también está aquí.

Espero que no se moleste por visitar a su novia. Me he dado cuenta que no le agrada mucho, desde lo sucedido en la discoteca ha estado delicado con ese asunto.

Sé que tiene razones para desconfiar pero jamás haría algo para que su relación terminara, mucho menos si ambos son felices. A veces me paso un poco de la raya con mis comentarios o acciones con la pelinegra pero es parte de lo que soy, en muchas ocasiones... no, en la mayoría de las ocasiones no puedo evitarlo. A pesar de eso intento que no se vayan a malinterpretar.

Toco el timbre y espero hasta que abran la puerta pero no sucede, así que vuelvo a tocar, una cosa que detesto es que no atiendan rápido. Cuando quiero volver a presionar el botón la puerta se abre.

Ivie se queda estática al verme y frunzo el ceño detallando su aspecto.

Al instante me doy cuenta de que es lo que pasa. Rubor excesivo, respiración agitada, cabello alborotado y ropa arrugada...

─De acuerdo, mejor me voy.

Cuando voy a darme vuelta su mano me detiene.

Balbucea antes de hablar con claridad.

─¿Qué haces aquí?

─Venía a verte pero veo que no es un buen momento ─mi voz suena más dura de lo que planeé.

Su rubor se vuelve más evidente y desvía la mirada unos segundos.

─¿Ocurre u ocurrió algo? Puedes contarme.

─Ocurrió de hecho ─me suelto de su agarre─, pero tu vuelve a lo tuyo yo veré si paso mañana por aquí.

Mentira, no volveré hasta después de unos días y cuando lo haga primero estaré completamente seguro de que ella y el rubio no estén en una situación subidita de tono.

─Está bien, yo estaré esperándote entonces.

Su nerviosismo es evidente y la observo por unos largos segundos. Aprieto la mandíbula en evidente disgusto detallando nuevamente su aspecto, demonios me estoy torturando.

─Adiós.

Empiezo a caminar y subo al auto, cuando introduzco la llave para encender el motor unos toques en el cristal me hacen fijar la vista en la ventanilla del copiloto, y allí esta Ivie.

Bajo el vidrio y la observo con el entrecejo fruncido al ver lo que hace.

─¿Qué demonios...?

Ingresa sus pantuflas al asiento del copiloto y da unos brinquitos maldiciendo.

─Mierda, está caliente.

Casi suelto una carcajada al verla pero me contengo solo sonriendo medio divertido.

─¿Qué se supone que haces?

Suelta una risa nerviosa y mis ojos van a sus pechos, debería detener esos saltitos. No son buenos para mi salud cardiaca.

─Necesito que vengas mañana a traerme mis pantuflas ─las señala─. Ahora me voy porque mis pies se están quemando.

Se da la vuelta y empieza a correr, esta vez sí suelto una carcajada. Esta demente, realmente maniática.

─¡Ni pienses que lo hare!

Exclamo antes de arrancar el auto. Empiezo a conducir y ruedo los ojos viendo las pantuflas. Debí dejarlas en la calle frente a su casa pero mi lado masoquista no lo permitió. Estoy jodidamente acabado y todo es gracias a Ivie.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora