66: ¡Llego por quien llorabas!

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Shane Foster:


Un sonido quejumbroso abandona mis labios cuando me percato de la hora. Es tarde. Hoy tuve entrenamiento y Connor nos hizo trotar más de lo debido, así que tengo el tiempo a raya. Aparto mechones rebeldes que caen en mi frente y siento la humedad en mi palma. Debo cortarlo un poco si no quiero que me obstruya la vista. Mi teléfono vibra en mi bolsillo delantero y realentizo mi marcha un poco para revisarlo.

El identificador de llamada me dice que es mamá quien llama y le ruego al cielo que no enloquezca.

— ¿Aló?

— ¿Dónde estás, Shane?

—Mamá se me hizo tarde, discúlpame ya voy en camino.

La escucho suspirar —De hecho iba a decirte que no te preocupes que el auto salió del taller antes de lo previsto y ya estoy llegando a recoger el envío.

Me detengo y asiento aunque no pueda verme —Esta bien.

—Bueno cariño, entonces hablamos luego.

—Cuídate mamá.

Tú también mi amor, saludos para Ivie.

Murmuro una despedida y entonces vuelvo a guardar mi teléfono. Avanzo ahora a paso despreocupado porque no tengo porque llevar prisa; pero vuelvo a detenerme cuando mi teléfono vuelve a vibrar. Si perder mucho tiempo lo tomo y veo que es Ivie quien me llama.

— ¿Maniática? —retomo mi camino con el teléfono en la oreja.

¿Justo ahora que estás haciendo?

—Uhm, voy al estacionamiento de la universidad. ¿Por qué?

Tarda solo unos segundos en responder — ¿Ya no tienes clases?

—Nou —escucho como se ríe y enarco una ceja pero no me atrevo a decirle nada.

—Excelente, entonces necesito que me hagas un favor.

— ¿Y que recibo yo a cambio?

Casi puedo sentirla rodar los ojos —Después hablamos de eso, ¿puedes o no hacerme el favor?

—Dime para que soy bueno —una sonrisa traviesa baila en las comisuras de mis labios—. Digo, aparte de darte unos orgasmos que…

— ¡Por favor, cállate! —suelto una carcajada y puedo escuchar con claridad como una risa suave inunda la línea del otro lado—. Ven al departamento, es urgente. ¡No tardes!

Sin darme tiempo a preguntar o responder cuelga la llamada así que me encojo de hombros y sigo caminando. No me toma mucho llegar a mi auto, tampoco lo hace el darle vida al motor y conducir hasta el departamento. Cuando llego me aproximo al ascensor y saludo a los pocos vecinos que tengo. El recuerdo de Eloise llega a mí y sonrío internamente, es tan exaltante que creo que todo el que la conozca va a recordarse de ella.

Finalmente llego a mi piso y entonces rebusco mi llave para abrir la puerta. Son cerca de las doce del medio día y tengo mucha hambre. Planeaba luego de buscar el encargo de mamá comprar comida para almorzar con Ivie pero parece que mis planes se han ido por la borda.

Cuando entro lo primero que llega a mi es un delicioso olor que hace que mi barriga proteste. Dejo las llaves en la mesita de vidrio cerca de la entrada y cierro la puerta. El ruido en la cocina me hace saber que es Ivie y me sorprende el intuir que debe ser ella quien está cocinando.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora