52: Aquella madrugada

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Ivie Jackson:

Los gritos eufóricos de Ginger me hacen tapar mis oídos. Esta mujer se ha vuelto loca.

— ¡NO-ME-LO-PUEDO-CREER!

Le lanzo una almohada que la hace fruncir el ceño.

—Deja de gritar, por amor a todo lo sagrado.

Ginger se tira en el sillón en la esquina de su habitación y chilla por lo bajo.

—Cuando dijiste que ibas a visitar a Shane, nunca pensé que le pedirías un beso.

—Ni yo —admito en voz baja, haciendo que Ginger me mire interrogante—. No lo planeé así, ¿vale? Todo sucedió por culpa de la estúpida de Thomica.

Mi calenturienta amiga me ínsita a que siga hablando, por lo que tomo una respiración profunda y continuo.

—Sabes que te dije que iba a verlo porque me moría de ganar de escuchar sus idioteces, ¿no?

—Aja, aja...

—Pues apenas llegue, vi como la zorra de bubis operadas estaba con él, eso me hizo hervir la sangre. Quise arranchar su cabello cuando intento darle un beso, ¡es una puta de mierda! Y...

— ¡OH-MI-DIOS!

Me callo abruptamente ante lo dicho por la morena. Ginger me regala una sonrisa cómplice, y achica sus ojos hacia mí.

— ¡Estas celosa! ¡Ivie Jackson esta oficialmente, malditamente y jodidamente celosa!

Caigo en cuenta de sus palabras y siento mi rostro arder de repente.

—Mierda...

Observo a mi amiga con expresión horrorizada. ¿Yo celosa? ¿Yo, quien aborrecía a Shane por ser un idiota, celosa gracias a él? ¿Cuándo el mundo se convirtió en esto? Y lo más importante; ¿Cómo hago para salir de esta locura?

Ella se acerca a mí tratando de tranquilizarme.

—Oye tranquila, es normal estar celosa cuando estás loca por una persona, mas si se trata de alguien como Shane —su intento de relajarme, no ayuda mucho—. Ahora continua, por favor.

Carraspeo, intentando proseguir.

—Bueno, ocurrió lo que tenía que ocurrir. Gracias a mis celos, le pedí un beso, también influyo mucho mi repentino estado de chica hormonada. Desde que descubrí la química que experimento cuando estoy con Shane, no he dejado de desear tenerlo cerca.

»Entonces allí estaba él, con su maldito atractivo y su todo, que derrite a cualquiera. Y allí estaba yo, impulsada por los celos y las ganas.

Ginger coloca sus dos manos en mis hombros.

—Quiero detalles —inspira hondo—. ¿Cómo fue el beso? ¿Cómo te sientes? ¿Te mojaste? ¿Fue con lengua?

Me rio apartándola, dejándome caer en la cama.

—Lo admito, es muy buen besador. Es un estúpido Dios a la hora de dar un beso, te lo aseguro —la escucho chillar—. Incluso quise llegar a más, pero luego se encendió mi modo racional y entre en shock.

—Vuelvo y repito: ¿Cómo te sientes? ¿Te mojaste? ¿Fue con lengua?

Resoplo, colocando mis ojos en blanco.

—Me siento bien, no se... es extraño. Mi corazón no deja de latir con fuerza y quiero repetirlo. Siento que he desarrollado un nuevo vicio y esta vez no son los libros o la pizza. Y no me moje, pero estuve a punto, y si, si fue con lengua. Fue delicioso.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora