46: Vete al infierno maldita plástica.

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Shane Foster:

Acabo de hablar por video llamada con Ruth, quien me ha contado que quiere estudiar en una academia de baile, pero que no sabe como decírselo a sus padres porque ellos la ven como una futura médico especialista en cirugías plásticas.

Algo un poco descabellado, porque según lo que me dice Ruth ella le teme a las agujas y le dan fobia los hospitales y clínicas.

Pero así de loco esta el mundo y las personas que lo habitamos.

Mi prima y yo estuvimos hablando por un buen rato hasta que surgió el tema de la maniática y decidí colgar para dejar de escucharla. Claro que primero me despedí pero no perdí tiempo en finalizar la llamada.

Realmente Ruth me agrada, pero deja de hacerlo cuando se entromete en temas que no son de su incumbencia.

De todas formas debía colgar porque falta poco para mi siguiente clase. Luego debo ir a mi entrenamiento con el equipo y con Connor, quien déjenme decirles ha estado actuando un poco extraño.

Ivie no me dio detalles, sin embargo mi intuición me dice que las cosas entre ellos no van muy bien. Eso como que no me tiene contento.

—Aquí estas, sexy mujeriego.

Volteo hacia la voz a mis espaldas, encontrándome con cierta animadora que en un tiempo atrás había llamado mi atención. Le sonrió.

—Hola Ashley.

—¿Cómo te va? Ya me contaron que volviste a ser un hombre muy disponible. Debe ser agotador.

—¿El qué? —pregunto divertido.

—El lidiar con tantas chicas hormonadas.

Resoplo.

—No es la gran cosas sabes. En realidad, como que lo disfruto un poco.

Entrecierra sus ojos hacia mí.

—Si aja, solo un poco.

Resulta que hice de cupido con Ashley y un amigo. Primero no creí que funcionara, pero ya llevan un tiempo juntos y se ven felices. Quién diría que en mi faceta de casamentero, sería un éxito.

—¿Dónde dejaste a Frank?

Hace un puchero.

—Está enfermo —hago un sonido de lamento por lo que ríe—. Pero pronto lo tendré de vuelta, como una garrapata

—Pero no se le puede culpar, y lo sabes nena —ella le resta importancia con su mano.

—Hombre, pero que dices, ni que estuviera tan buena.

—Que modesta que eres —digo, siguiéndole el sarcasmo.

—Gracias, gracias —suspira—. Pero a lo que vine, resulta que mi cumpleaños es mañana y estoy organizando una fiesta, estas súper invitado.

—¿Cuántos años?

—Veinte —sonríe y juega con un mechón de su castaño cabello.

—Por el santo de las bubis, pero si ya estas creciendo pequeña Ash —uso el apodo con el que Frank mayormente la llama.

—Entre más edad, más creativo el sexo —se ríe—. O eso le escuche decir a cierta pelirroja.

Le sonrió.

—Mmm, bueno. Cuenta conmigo estaré allá, aunque aun no me has dicho donde es.

Me da la dirección y se encarga de decirme que ya ha hablado con el resto del Team. Cuando termino de hablar con ella me dirijo a mi clase de Contabilidad.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora