Primer extra

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Mi futuro eres tú.

Ivie Jackson:

Bostezo por cuarta vez en cinco minutos y siento mis párpados pesados, me pueden decir que tener sexo es sumamente increíble –y lo certifico–, pero las secuelas de toda una noche de acción y diversión, no lo son tanto.

Me duelen las nalgas, mis piernas protestan y mis ojeras son muy notables. Sin embargo, no puedo culpar cien por ciento a mi noche salvaje por ello, también se debe a que está semana he estado hasta el tope de trabajos de la universidad. Si, démosle gracias a mi carrerea porque estar a punto de entrar en los últimos semestres te lleva al límite, y aunque me encanta mucho la profesión que quiero ejercer, es agotador.

Así que no me quejo del todo de mi sesión de sexo intenso con Shane, porque después de todo me ha ayudado a relajarme y ha quitado mucho estrés de mis hombros. Démosle créditos al idiota encantador que tengo por novio.

—Aquí tengo tu café —Shane aparece por el umbral de la puerta y me extiende la taza.

Le agradezco mientras le doy un sorbo y la cafeína parece reactivar mi energía. Alabado sea el café y sus milagrosos beneficios.

Shane se arrodilla frente a mí y toma mi pie izquierdo, ayudándome a atar mis cordones.

—Qué lindo que eres —medio bromeo, sonriéndole.

Me guiña un ojo —Soy precioso, pero gracias por el cumplido mediocre.

— ¡Me asfixio! —me mofo, dándole otro sorbo al café.

— ¿Quieres que te de respiración boca a boca?

Enarco una ceja — ¿Eso no es cuando alguien se ahoga?

—Atrapado —me regala una sonrisa torcida, de esas que hacen papilla a cualquiera—, pero admite que si quieres un beso.

Me encojo de hombros sonriendo—Atrapada, trae tu trasero ególatra aquí.

Ríe antes de levantarse y acercarse a mí, sus labios no tardan en cubrir los míos y me aferro a las hebras suaves de su cabello cuando profundiza el beso y siento la humedad de su lengua. Jadeo cuando me aprieta una bubi.

—Descarado —mascullo, contra sus labios.

—Así me amas —es toda su respuesta, antes de tumbarse conmigo en la cama.

Maldigo internamente porque tengo la taza de café en la mano y estoy intentando no derramarla pero tampoco quiero apartarme de su húmedo y delicioso contacto. Este beso tiene que ser uno de los mejores que me ha dado porque no quiero despegar mis labios de los suyos.

¡Bah, mentirosa! Si nunca te resistes a sus besos.

Me rio de mis propios pensamientos. Bueno es eso o me he vuelto una maniática codiciosa y adicta a sus labios. ¿Pero, quien no lo sería?

El timbre empieza a sonar cuando una de sus manos se cuela entre mi camisa y gruñe haciéndome reír. Se separa, me mira con ojos lujuriosos y me guiña un ojo.

—Cuando vuelva lo terminamos.

Me deja sola y sale de la habitación para atender a la visita. Aprovecho su lejanía para recomponerme y terminar de tomarme mi café.

Escucho risas y bastante ruido así que haciéndole caso a mi curiosidad, me levanto de la cama. Primero me cuesta caminar a gusto y luego está la vergüenza de que noten mi estado y el porqué de mis piernas temblorosas, no obstante, hago acopio de toda la dignidad y la seguridad que he conseguido obtener a lo largo de estos años al lado de mi sexy novio, y levanto la barbilla, empezando a caminar hasta la sala.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora