45: ¡Viva la vida loca!

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Shane Foster:

Definitivamente la vida de soltero me va bien. Incluso creo que lo extrañaba, creo.

¡Pero por supuesto que extrañabas meter tu pene en todas esas vaginas!

Oh, disculpa... a Jerry.

Coloco mi mano en mi frente y cierro los ojos brevemente, sonriendo un poco.

Siento una caricia en mi brazo y observo a Nina. Si, la misma Nina, que me hizo sexo oral en un ascensor. Nina como la que me encontré en el centro comercial, ella.

Y... sé lo que están pensando, pero evitare pensar en ello.

—¿Está todo bien? Te quedaste muy callado.

Mi sonrisa torcida vuelve a mis labios. Desde hace un buen rato que no la usaba.

—Todo perfecto. Simplemente recordé cuanto me gustaba hacerte gemir —ella me sonríe de vuelta—. ¿Quieres repetirlo?

No responde con palabras, pero cuando toma mi rostro y empieza a besarme, esa es una respuesta suficientemente específica.

§

Después de salir del departamento de Nina, decido comprar roles de canela. Tengo esta especie de antojo gracias a mi vecina, la mamá de Sabrina. Ella me regalo unos cuantos que hizo junto a su hermana y ahora desde ayer estoy deseoso por más.

Cuando estoy a unas cuadras de la tienda mi celular suena y reduzco la velocidad, observo la pantalla de mi auto, donde está vinculado mi teléfono. El nombre de Ivie aparece, sorprendiéndome.

No contesto, así que la llamada se cae, pero eso no detiene a la pelinegra, porque vuelve a intentar. Cuando me detengo en un semáforo decido contestar. La fila es bastante larga.

—¿Si?

—Estoy en problemas, necesito tu ayuda.

Un déjá vu, me aborda de manera veloz y sonrió de lado.

—¿Qué necesitas, nena?

Escucho a Ivie bufar, luego unos extraños ruidos y un jadeo alarmado. Eso hace que mi rostro se contraiga en preocupación. Eso no se escucho bien.

—¿Ivie?

—Nosotras... Ginger y yo... bueno, sucede que —respiro hondo, esperando a que una oración coherente salga de sus labios—. Resulta que Ginger y yo nos metimos a casa de un tipo y ahora estamos en problemas.

Mi boca se abre ante el procesamiento de sus palabras.

—¿Qué hicieron qué?

Sí, sí—suspira—. Ahora no sabemos cómo escapar de aquí, porque el llego y nos escondimos en una de las tantas habitaciones, pero luce realmente cabreado y tememos que nos descubra.

Como puedo proceso todo lo que dice, la fila empieza a avanzar.

—Espera, ¿y cómo podría yo ayudarlas? —se escucha un ruido y me impaciento.

Ven a la ··· casa numero ···, toca la puerta y danos chance de ir y escabullirnos a tu auto.

—Carajo maniática, cada vez te sienta mejor el apodo.

Como tu digas, pero por favor, no tardes.

La llamada se cuelga, pero antes de eso se escucha como suelta una palabrota murmurada.

¿Cómo cojones se ha metido en esa clase de líos?

Cambio de dirección, pasando de largo la calle donde debería cruzar para llegar a mi anterior destino. Tomo una respiración profunda, sabiendo que esto se tornara un poco loco.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora