34: Pareces un tomatito.

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Ivie Jackson:

No puedo calcular cuánto tiempo ha pasado, porque mi ansiedad no me deja pensar con claridad. Empezó a nevar desde hace un buen rato y tengo mucho miedo, necesito salir de aquí pero no sé cómo, no puedo ver nada, solo espesas nubes de niebla blanca.

Me he abrazado a mi misma todo este tiempo en busca de calor, porque el frio incrementa a cada segundo o así es como lo yo siento. No me he movido tampoco, no quiero dar otro paso en falso y terminar más hundida de lo que estoy.

Lagrimas ─esta vez de angustia─, caen por mis ojos sin darme tiempo a intentar detenerlas, dejo que corran a toda velocidad y pequeños sollozos abandonan mi cuerpo.

Quisiera hacerme la fuerte y tener esperanzas, pensamientos positivos, pero toda la presión que he sentido desde que estoy cerca de Shane ha decidido derrumbarme en el peor momento. Además a eso sumémosle el hecho de mis hormonas alborotadas por un posible adelanto de mi queridísimo Andrés.

Escucho un grito desde lejos e intento agudizar mi oído. No sé si mi cerebro me está jugando una broma o lo que oí fue real. Lagrimas espesas siguen cayendo pero no hago nada para limpiarlas o detenerlas, otra vez escucho el grito y estoy segura que no fue mi imaginación.

Abro la boca para gritar pero me detengo al no saber en qué dirección debo hacerlo, con mucho miedo y pasos cautelosos me dirijo hacia donde creo que provinieron los gritos.

─¡Ayúdenme! ¡Ayuda!

No recibo respuesta de inmediato así que me acerco mas, no logro ver nada pero si mi sentido de la audición no falla voy por buen camino.

─¡Maniática, ¿puedes escucharme?!

Esa voz...

Es su voz. Es él, es el idiota.

La felicidad me invade y las esperanzas llegan a mí de inmediato, Shane ha venido por mí... a pesar de todo lo que le dije, ha venido a rescatarme de este aterradoramente hermoso bosque.

─¡Estoy aquí abajo!

No recibo respuesta y eso hace incrementar más mi nerviosismo. Una ráfaga de viento azota mi cuerpo y me estremezco. Date prisa Shane, por favor.

Escucho un estruendo y por inercia me alejo del lugar, un extraño sonido se apodera del ambiente y no logro comprender que es. Suena a fricción, como al sonido que causa un cuerpo cuando... ¡Oh, diablos! Entonces... ¿eso significa que...?

─Mierda.

Un sonido seco se escucha no muy lejos de mi y vuelvo a maldecir por lo bajo.

─¿Shane, eres tú?

Miro temerosa todo mí alrededor y me siento como la protagonista de una película de terror. Que porquería, ¿desde cuándo mi vida se convirtió en esto?

─¿Ivie? ─escuchar su voz ronca me hace sonreír de la emoción ─. ¿Dónde estás?

Sigo el sonido de su voz, y entrecierro los ojos intentando ver mejor. Una silueta negra en medio de la nube blanca llama mi atención.

─¿Shane?

Cada paso más cerca me hace ver con mayor claridad y cuando se voltea en mi dirección no lo pienso dos veces ni mucho menos le doy tiempo de actuar cuando me lanzo encima de él, dándole un fuerte abrazo. No tarda mucho en corresponderme y me sujeta con mucha fuerza haciendo que mis pies dejen de tocar el suelo.

Una extraña sensación de calidez me invade todo el cuerpo y me acurruco en su pecho, un sollozo inesperado brota de mis labios y me maldigo interiormente por mostrarme vulnerable.

Shane Foster || El sexy mujeriego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora