Amber se fue de casa casi que corriendo, ni siquiera me aceptó que la lleve en auto a su casa, pero me invitó a salir mañana, prometió que llegaríamos antes de las ocho ya que sería domingo y al otro día hay clases. Aunque a mí que me importa, faltaría sin problemas.
Ahora estaba en el supermercado, comprando el surtido que mamá me encargó, porque ella tenía que irse a hacer todo el trabajo atrasado que tiene.
Y si Cleo, una vida de fiesta todos los días no debe ser barata.
Puse una funda de cervezas de lata para mí, mamá no se enterará de ellas porque mi abuelo me regaló hace un tiempo una mini heladera para mí habitación. Está abajo del escritorio y mamá no la ha descubierto y no lo hará.
—¿Me das una para mí?—alguien me preguntó.
Max.
Miré a mis espaldas para confirmar que sí, sí era el. Tomé una funda y la puse en su carrito.—Gracias—susurró mientras tomaba una Pepsi de la otra góndola.
Siempre prefirió la Pepsi, pero a mí me gusta más la coca cola.—Sigues teniendo esa costumbre asquerosa de mezclar cerveza con pepsi— dije riendo.
Raramente no me estaba sintiendo incómodo, pero en fondo sabía que Max siempre tuvo el poder de hacerte sentir en casa aunque no fuera así, te provoca una confianza instantánea que te hace sentir demasiado bienvenido... aunque yo sabía que conmigo no era así, ya no.
—Hay cosas que no cambian—se encogió de hombros. —Puedes pasarte por casa hoy, voy a estar solo,
podemos tomarnos unas cervezas y jugar al uno— dijo casualmente.
Me sorprendí ante su invitación, creí que no quería ni verme.
¿Me habrá perdonado?—Solo si compras Coca cola,sino no—bromeé corriendo el riesgo de que mande a la mismísima mierda.
—Meh— dijo mientras tomaba una botella grande de coca y la ponía en su carrito.
Sonreí.Tal vez recupere al único amigo real que he tenido.
—¿A qué hora?—pregunté mientras guardaba algunas cosas en el carrito.
Me emocionaba hablar con él por primera vez en tanto tiempo, pues de verdad no extraño.
Extraño el sentimiento de una amistad verdadera.—Cuando termines de dejar eso por tu casa está bien para mi, trae tu el juego de mesa porque el mío se me ha quedado en lo de Keila—dijo con una sonrisa.
Él también se veía feliz de hablar conmigo y deseo que de verdad sea así, porque no importa que pase, yo siempre lo voy a considerar mi hermano.
—Esta bi...— fui interrumpido por una voz, la de Marco.
—Hola, hola, por aquí—dijo el, con ese tono asquerosamente animado y fingido. El traía las cosas en su mano, es muy desprolijo con todo, traía comida chatarra y algunas bebidas.
-Bueno,ya sabés- dijo Max antes de poner un pie sobre su carrito y impulsadose para ir a más velocidad.
Por favor no te caigas,no soportaría escuchar las burlas de Marco.
Para mí suerte el no se cayó, cuando éramos niños siempre se caía.—¿Qué pasa galán? ¿Estás volviendo a las raíces con ese tonto?—preguntó dándome un empujón. Qué habilidoso, no se le ha caído nada.
—No te metas con el—dije molesto mientras empujaba el carrito con prisa.
Marco y yo podemos bromear con muchas cosas, pero él sabe que somos diferentes y cuando le digo que no se meta con alguien lo digo en serio, sabe que pelearnos no le conviene a ninguno.
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Amber (|) [editando]
Teen FictionAmber y Alex se conocen desde que tenían doce años, pero por cuestiones de la vida, dejaron de ser amigos, hasta que una noche de viernes coinciden en una fiesta donde ambos se verán involucrados en un estúpido y nocivo juego que pronto dará sus con...