Me quedé paralizado en la cama, aferrado a Amber, como si ella se fuera a escapar o como si pudiese evitar algo. Amber me miraba como si me entendiera y eso me confundía aún más e incluso me hacía sentir mucho más vulnerable.
—Suelta, déjame mamá, quiero ir a dormir...ya— la puerta se abrió y mamá cayó de rodillas al piso. Amber retrocedió un poco y quedó aún más pegada a mí.
Me da pena ver a mi mamá así, porque quisiera que estuviera bien, que no sintiera necesidad alguna de tomar para sentirse mejor.
Pero mis pensamientos son abrumados por David. Si mamá está aquí ¿Dónde está el?—¿Qué es esto?—preguntó mi madre levantándose del piso pero aún tambaleándose.
Amber me miró con ojos tiernos, obviamente mostrándome que ella sabía bien como sentir empatía, pero yo no quiero que me tenga pena.
¡No me puedo mover!.—!Mi hijo se esconde aquí y tú no me lo dice!— gritó mamá, señalando hacia nosotros.
—Mira, Cleo, aquí nadie se está escondiendo, solo vino a presentar a su novia, nada más—explicó mi abuela.
Mi amiga, maldita sea.—A ver, Amber, déjame levantarme— la movi con delicadeza y ella asintió. Se paró junto a mí y acomodó su vestido, como si supiera que cosas haría a continuación.
—Ya nos íbamos de todas formas—tomé la mano de Amber e intenté salir de la habitación pero mi mamá tiró del brazo de Amber y la alejó de mi.
—¿Viniste a presentarles a tu novia? A mí ni siquiera me la presentaste, lo descubrí un día y de casualidad— se quejó, señalando a Amber que sinchoneaba del agarre de mi madre.
—¿Cuál es tu puto problema? ¡Suéltala!— grité enojado y tirando a Amber hacia mis brazos.
—¡A mi no me grites, soy tu maldita mamá!— ella me devolvió el grito, ella señalándome, como si yo fuese el culpable de la situación.
—¡Pues compórtate como tal!— le respondí en el mismo tono.
No solo aparecía ebria en la casa de los abuelos, sino que también se creía con el derecho de venir a reclamar y a gritar.
Si ella espera que la presente de forma voluntaria está equivocada, pues yo no la haré pasar malos ratos como estos a Amber.—Alex, solo relájate ¿Si? Entiéndela, no está consciente—susurró Amber acariciando mi brazo, como si intentase calmarme.
—Sí, sí estoy conciente, de todo,mi hijo me abandonó, mis padres me ocultan su paradero y mi marido me abandonó sin aviso—mi madre sollozó sentándose en la cama.
Juro que había intentado calmarme para no poner más nerviosa a Amber, pero esas palabras realmente me dolieron, pues ella sigue un círculo vicioso en el que al parecer sólo existe ella.
—El no te abandonó solo a ti ¿Sabes? Maldita sea, no puedes depender de un pene toda tu maldita vida, reacciona de una puta vez, mierda— respondí tomando la mano de Amber y guiandola para salir de la habitación.
Necesito ir a casa, a buscar a David, porque se que ella es tan capaz de dejarlo solo.
Iba caminando rápido por el pasillo, pero Amber me detuvo. Con rapidez se sacó los tacones, los tomó en una mano, con la otra agarró la mía y me dió un apretón como si quisiera reconfortarme.¿Debería estar preocupado por el hecho de que yo también me siento cómodo con ella?
—No, vuelve aquí— mi mamá salió de la habitación, mientras que Amber y yo seguíamos bajando las escaleras.
Cuando terminamos todos los escalones ví a mi abuelo cuidando a David. Dejé salir un suspiro de alivio, pues mi hermano estaba bien, sano y salvo.
Mi abuelo me señaló la puerta y asintió, dejándome en claro que estaba bien si quería huir.
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Amber (|) [editando]
Teen FictionAmber y Alex se conocen desde que tenían doce años, pero por cuestiones de la vida, dejaron de ser amigos, hasta que una noche de viernes coinciden en una fiesta donde ambos se verán involucrados en un estúpido y nocivo juego que pronto dará sus con...