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Me baje de mi auto, caminando despacio por el camino de cemento que llevaba hacia la puerta de Amber y sentí algo molestándome en la garganta, pero intenté controlarla mientras me paraba frente a la puerta.
Por unos segundos me lo cuestioné, me pregunté si era realmente la mejor idea venir a descansar del conflicto aquí, pues no se si Amber tenga ganas de verme, pero no sabía a donde más ir.
¿Qué se supone que hago aquí? ¿Vine a buscar consuelo con ella?
No tenía respuestas, solo preguntas y vergüenza por mostrarme así de vulnerable, pero aún así, toqué el timbre y esperé hasta que oí su voz.

—¡Ya voy!—gritó pero con amabilidad.
Ella abrió la puerta aún dando unos saltitos, supongo que vino corriendo.
Traía unos shorts pijamas y una camiseta manga larga talla XXL seguro, pero la hacía ver tan tierna y pequeña, que me hace desear que todos la vieran así, siendo luz a pesar de estar en la oscuridad.
Me tiré sobre ella como un gran y pesado oso. Necesito atención, ser el centro del mundo al menos un minuto y no quería la empatía de cualquiera, quería la suya.

—Okey— susurró sorprendida, mientras levantaba su mano lentamente para acariciar mi gran espalda.

La apreté aún más mientras acariciaba su negro, suave y lacio cabello, huele a coco, como siempre.
Tenerla así de cerca, me hacía perder la voluntad, ya no quería ser rudo, solo la quería cerca, así que la abracé más fuerte, pegando su cuerpo aún más contra el mío y ella me devolvió el gesto, abrazándome con la misma necedad y estaría mintiendo si digo que no derrame al menos una lágrima.

—Em, buenas noches— oí una voz detrás de nosotros.
¿Quién mierda nos está interrumpiendo?
No puede ser.
Nunca me pongo sensible frente a alguien y una vez que decido mostrar una versión real de mi mismo el universo se empeña en detenerme.

Me separé de Amber y pude ver a un chico vestido de delivery.

—Hola, creo que ese es mi pedido— Amber estiró su mano libre, ya que la otra estaba al rededor mío y aprecio que tenga la intención de hacerme saber que no se ha olvidado de mi existencia, pero aún así aproveche su distracción para secarme las lágrimas con disimulo.

—Si estás esperando un kilo y medio de helado de dulce de leche granizado y cucuruchos, pues sí, es tuyo— dijo el chico, con una sonrisa amable, antes de estirar una bolsa hacia ella.
Dulce de leche granizado...mi favorito.

—Muchas gracias— Amber sonrió amable luego de pagar.
Ella cerró la puerta y luego se volteó hacia mí. Hoy no me está analizando, simplemente me quiere tranquilizar y se lo agradezco, pues soy un principiante en esto de expresar sentimientos, así que me va a costar un poco.

Aún así, quise disculparme, pues después de hoy, no tengo derecho a caer sin aviso previo a su casa por más sensible que esté.

—Siento haber venido de esta forma...— empecé a disculparme, pero ella me interrumpió

—No hace falta que te disculpes...además es malo para tu reputación de bad boy— sonrió antes de pararse de puntitas para besar mi mejilla.
Me alegra saber que es bad boy, una de las pocas cosas que entiendo en inglés.
Ella se veía feliz.
¿De verme? No lo sé, pero me alegra haber venido a parar aquí.

—Voy a la cocina por unas cucharas.— me explicó.
—Puedes ir a mí habitación si lo deseas.— se dió media vuelta y se dirigió a la cocina.
La seguí, pero me detuve cuando escuché la voz de Estefany.

—¿Vas a seguir comiendo, Amber? Seguro explotas pronto— Estefany comentó burlona.
Sigue haciendo los mismos chistes que en la escuela.
Por lo general, cuando la gente crece, eso pasa de moda, te das cuenta de que meterte con el físico de otra persona no está bien, y maduras, pero Estefany quedó así, tonta.
Entré a la cocina y no dude en alcanzar a Amber para besarla, si se le puede decir beso a este banquete que me estoy sirviendo.
Mi boca se movía demandante sobre la suya, mi lengua invadió su boca y fue tan intenso que ella se tuvo que sujetar de mis hombros para no caerse. Bajé mis manos hacia su trasero y lo apreté causando que ella se acerque más a mi, pegando su cuerpo al mío y sin querer arrugue el short, sintiendo la piel de sus glúteos.
Dios ¿Dónde estuvieron estos shorts toda mi vida?

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora