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He estado pensando estos días en lo que hacía antes de empezar mi "trabajo" con Amber, aunque bueno, ese título que le puso Marco realmente me molesta.
Bueno, la verda es que no hacía mucho. Entrenaba, iba al gimnasio, cuidaba a David, discutía con mi mamá por ser una alcohólica, a veces iba a alguna fiesta, a veces tenía sexo con alguna chica y dormía... cuando podía.

Y desde que empecé a "trabajar" en Amber es diferente, al menos así se siente, pues pasó todos mis días con ella, haciendo lo que surja en el momento y recordando nuestra amistad infantil... bueno, no tan infantil, estábamos algo grandes ya, pero ambos conservábamos nuestro lado inocente.

Y estos días que ella ha estado cuidando a su prima y no nos hemos visto más que en el instituto han servido para darme cuenta de que no solo hice mal mi trabajo, si no que fracasé tremendamente, porque lo único que he hecho fue traer todos mis sentimientos de nuevo, incluida la frustración del rechazo.
Yo creí que si era popular y tenía muchos chicas detrás de mí, ella no podría rechazarme, que iba a aceptar en un chasquido de dedos. Pero no fue así, en lo absoluto, primero porque yo siempre fui un idiota y siempre tuve la costumbre de subestimarla y segundo, porque ella, por mucha inseguridad que tenga, siempre supo que merecía algo mejor que yo.

Pero todo este tiempo después ella está conmigo, a pesar de este estúpido juego en el que me he metido y se estaba volviendo demasiado peligroso.

¿La quiero? No estoy seguro en realidad, creo que sí tuviera algo de cariño por ella le hubiese dicho la primera noche que dormí con ella en su cama y en su casa.

Casi puedo ver a Amber, la pequeña, que llegó a mi escuela el día de mi cumpleaños.
¿Fue ella mi regalo?
Sería un regalo poco merecido considerando que acepté dinero por tenerla, pero no deja de ser menos deseado.

Le ruego a cualquier entidad que este escuchando para que Marco no quiera hacerse el interesante y le cuente el, pues se que la va a destrozar. También ruego que ella se apiade de mi, tal vez en alguno de sus libros esto que está pasando también pasó y sus protagonistas se quedaron juntos.
Por favor, Amber, hazle caso a tus libros.

Mi celular vibró en mi bolsillo y lo saqué para ver un mensaje de Amber.

*Hola, parece que mañana me tienes que llevar a conocer a tu abuela.
¿Debería estar nerviosa?*

La cena con mi abuela, casi lo había olvidado. Me hace gracia ver qué está nerviosa, pero hasta cierto punto, pues no quería que tenga un colapso.

*Pues claro que debes estar asusta ¿No sabes que mi abuela tiene como hobbie jugar al tiro al blanco con mis "amigas"?* respondo, sonriéndole a mi celular.

*Soy la mejor amiga que puedes tener la verdad.
¿Y es buena? ¿Tiene puntería? Y otra cosa ¿Debo vestirme de alguna forma?* esta como si fuera a ver al presidente.
¿Siempre se pone a así cuando va a conocer a alguien?
No sé porqué pero en mi cabeza la imaginé preparándose para su primera cita, en frente a un espejo, viendo su ropa, su cabello negro y diciéndose a si misma que todo estará bien.
Luego recuerdo que no usa espejos y que se pasa despreciandose a sí misma y se me pasa.

*Sí, yo creo que deberías ir toda en lencería, portaligas y todo* bromeo. Pero la verdad es que imaginarla en lencería es un castigo para mí que estoy solo y con muchas ganas de su compañía.

*Gracias por tu recomendación, pero me quedo con mi sudadera y mis jeans ¿o es acaso un casting de modelos? ¿Acaso eres agente y yo no sabía?* respondió. No pude evitar sonreír, me gusta cuando está divertida.

*Un hombre tiene que ganarse la vida* Le doy a enviar mientras camino a la cocina para toma un vaso de agua.
Me pregunto cómo va a vestirse
¿Se pondrá un vestido? No se ve como alguien que usa vestidos, pero ¿Quién sabe?
¿Usará su típico jogging y sudadera? Sería un chiste ver a mi abuela viendo que me conseguí una chica que se viste igual que yo.
"La ropa no tiene genero." Amber respondería y yo sonreiría porque por algún motivo me encanta verla defender sus principios.
Entonces mi celular vuelve a sonar, pero está vez es una vídeo llamada de Amber.

—Hola, amiga— respondí tirándome al sofá.

—Hola, amigo ¿Crees que esto se ve bien?— puso el teléfono sobre el escritorio y se alejó un poco para mostrarme su vestuario.
Traía una falda abotonada de color negro y una remera manga larga apegada a su silueta.
Mi bóxer se ha hecho pequeño.
Mira esas piernas, por el amor de Dios, quiero estar entre ellas y ni siquiera tiene que ser en un contexto sexual, admirarla me sería suficiente.

—¿Y? ¿Está feo? Lo sabía, todo me queda mal, tal vez no deba ir...— la interrumpo.

Es algo que me da mucha rabia, el hecho de que ella no sepa apreciar su belleza, de verdad eso debería ser considerado un pecado.

—Estas hermosa, Amber, me distraje un poco imaginando mi cabeza entre tus piernas—respondí sin rodeos.
A veces hay que ser directos.
No pude contener mi risa cuando ví su reacción, ella pareció congelarse por un segundo.

—¿Siempre eres así de directo?— preguntó con una sonrisa. Qué suerte, creí que la había puesto incómoda por un segundo, seguramente no le gusta que le digan estas o cosas o directamente no está acostumbrada.
Tendría que ser un poco más cuidadoso.

—Es que hoy estás linda o tal vez es porque estoy solo y no tengo a nadie que me consuele— acomodé mi brazo detrás de mí cabeza.

—Pobrecito—ella hizo pucheros mientras volvía a tomar el teléfono en sus manos.

No hay que aclarar de nuevo que me encanta que ella se comporte de esa manera, me hace sentir que por primera vez en mucho tiempo yo podía ser yo mismo, sin preocuparme o sentirme mal, o inmaduro.
Ella no me juzgaba.

—Ber ¿Me puedes peinar?- oí una voz de niña.
La famosa Matilda.
Yo pensé.

—Claro—Amber dejo el teléfono en el escritorio nuevamente y tomó un peine.
De no haber estado acostado seguramente me hubiese caído de culo cuando ví a la niña, es una maldita copia de Amber, solo que más baja.

—Saluda a Alex, Matilda— respondió Amber señalando el celular mientras empezaba a hacerle una trenza.

—Hola, Alex— respondió la tímida niña. Es igual a Amber, hasta lo tímida e incluso sus gestos, solo que esta vez es Amber quien la cuida a ella, los roles han cambiado, ella ya no es una pequeña indefensa.
La verdad es que no soy bueno con los niños, no se que hablar con ellos, pero supongo que puedo intentar.

—Hola ¿Eres la hija de Rose?— pregunté y ella asintió, jugando con la goma de cabello que tenía en sus manos.

—Puedes responderle, el no es malo—dijo Amber siguiendo con su trabajo de peluquera.
"No es malo"
No puedo explicar lo que desee que ella piense así de mí para siempre.

—Rose es mi madre ¿También es tu profesora?—preguntó Matilda con una pequeña sonrisa, haciéndome notar cierta dificultada al pronunciar las palabras.

—Sí— respondí tratando de ser lo más amable posible.

Por unos segundos hubo silencio, esperaba que ella se quedara callada y que Amber saliera al rescate, pero la niña parecía haber escuchado más de lo que parecía.

—¿Qué harías con tu cabeza entre las piernas de Amber? ¿Podrías respirar?—preguntó Matilda, sorprendiendo tanto a Amber como a mí. Escupí el agua que estaba tomando mientras que Amber empezaba a toser.
Dios me perdone, yo no sabía que esa pequeña niña me escuchaba.

—Nada, el no haría nada, amor... mejor baja, mamá dejo helado en la heladera, puedes servirte cuanto quieras, ve- Amber le dió un empujonsito a la espalda de la niña y ella salió feliz con su trenza. Amber salió detras de ella, supongo que para cerrar la puerta, ya que escuché el sonido.

—Holy cow, no puedo creer que haya escuchado,es tan silenciosa—tomó el teléfono en sus manos, para después tirarse sobre su cama.

—Ya veo, ahora va a pensar que meto mi cabeza entre las piernas de la gente todo el tiempo— bromeo

—Bueno, mis piernas te esperan mañana, a las siete de la tarde, no lo olvides- me saludó con la mano y antes de que pueda decir algo me cortó.
"Mis piernas te esperan"
Si ella supiera todo lo que se puede hacer entre esas piernas.

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora