Narra Alex:
—¿Crees que le llegaron los libros?—le pregunté a David, quien estaba mirándome fijamente, con una expresión confundida.
Por supuesto no va a responder, pero es una pregunta que me tiene nervioso, ya que no he recibido respuesta alguna todavía, pero se supone que el paquete ya llego.
Tal vez me equivoqué de dirección, pero sería más que idiota si lo hubiese hecho, ya que he estado yendo a la casa de Amber casi todos los días los últimos cuatro meses.
Pero ella no me ha mandado un mensaje, ni nada por el estilo, lo que me hace dudar mucho de mi acto, porque quizá fui muy intenso con la carta o tal vez tiró todos los libros a la basura y se fue a bailar flamenco en el caserón.De igual manera, descartó la última opción, Amber no se atrevería a tirar libros por más que sean un regalo mío, su espíritu de lectora jamás le permitiría hacer eso... quizá los regalaría, pero tirarlos jamás.
Aunque no quiero que los regale o se los dé a otra persona, yo los compré pensando en ella, envolví ese paquete pensando en ella, escribí esa carta para ella y no quiero que otro tenga lo que yo hice por y para Amber.—¿Crees que ella me va a perdonar?- pregunté moviendo la cuna de David con suavidad,el sonrió,maldito bastardo,ni siquiera habla y ya se burla de mi.
Miré la hora y me levanté de la cama,tengo que ir al instituto,ya es hora.En los últimos días me he quedado en lo de la abuela, cuidando a David junto a ella. Lo hemos llevado al médico solo para una revisión y por suerte todo estaba bien, pero es triste ver como él no parece demostrar extrañarla, sin embargo, cuando yo me voy, si o si la abuela debe estar con él, o sino llora.
—Adiós, mocoso- dije antes de besar su frente, en un intento de calmarlo.
Lo dejé con la abuela y me despedí de ellos una vez más, avisándole a la abuela que volvería aquí después del instituto.
Salí de la casa, admirando el día, ya que están empezando los días bonitos, hay sol y no hay tan baja temperatura, lo que me permite dejar al menos una sudadera.
Al fin.
Me subí al auto y me quedé mirando la radio, preguntándome si debería prenderla o no. Desde que Amber no viaja más conmigo todo ha sido aburrido, ahora siento que mi música es una mierda al lado de la de ella y me pregunté durante unos momentos que canción pondría ella para esta ocasión, pero solo podía pensar en canciones tristes.
Mandé a la mierda a la radio y arranqué.
[...]Era la última hora, el último receso y Amber seguía sin prestarme atención alguna, lo que me hace pensar que ya debería rendirme para esta altura del partido, pero eso sería rendirse muy rápido, no he luchado casi nada.
Estaba sentado en la que será mi nueva mesa a partir de hoy, estaba sentado con Leo y Max, en una mesa apartada de Marco, ya no soportaba más a esa bola de falsos y Leo tampoco, así que decidimos alejarnos del equipo.
—Para este momento estoy empezando a creer que no los recibió o que realmente nunca me quiso— dije mirando a Amber, que estaba sentada, haciéndole trenzas al pelo de Nara.
Aún no me acostumbro a que su cabello no llegue hasta su cadera, pero me gusta como le queda corto.
¿Es posible que algo le quede mal?
Yo creo que no.—Necesita tiempo, Alex— Max me repitió, como si no tuviese duda alguna de que volveríamos a estar juntos.
Entonces Amber me miró, desestabilizando mi autocontrol y me puse en alerta, esperando cualquier señal de su parte, tratando de entender si me estaba intentando decir algo.
Ella se levantó de su asiento, tomó su mochila y empezó a caminar en mi dirección, lo que hizo que algo dentro de mí se agite, pero justo cuando se estaba acercando, Marco se sentó en la mesa de al lado a la mía, lo que me llamó un poco la atención y me molesto un poco, pero Amber lo ignoró y siguió su camino hacia mí.
Aún así, aunque su marcha era decidida y parecía ser imposible de parar, ella se detuvo en seco cuando Marco le dió una nalgada.
Algo que se estaba haciendo conocido para mi se apoderó de mi cuerpo y me di cuenta de que Amber se había convertido en mi punto más débil, lo que significaba que si la molestaban a mi también y a mi no me gusta que me molesten... menos Marco.
Maldito idiota, le daré lo que se merece.
Me levanté de mi asiento con rapidez y cuando estaba llegando a Marco, Amber me detuvo, poniendo su mano en mi pecho, lo que me sorprendió un poco, pues no podía creer que ella no iba a dejarme defenderla.
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Amber (|) [editando]
Teen FictionAmber y Alex se conocen desde que tenían doce años, pero por cuestiones de la vida, dejaron de ser amigos, hasta que una noche de viernes coinciden en una fiesta donde ambos se verán involucrados en un estúpido y nocivo juego que pronto dará sus con...