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Narra Alex: Después del gran momento con Amber, me encontraba acostado, boca abajo, haciéndome el dormido, esperando el momento en el que Amber decida huir.
Se que es triste y pesimista pensar esto, pero lamentablemente me acostumbre y me da miedo pensar que esta vez tendré que ver como sola por esa puerta a hurtadillas, como si yo fuese un peligro del que debe huir sin hacer mucho ruido.

Ella tenía la mejilla apoyada en mi espalda y acariciaba mi brazo, desearía estar disfrutando de eso, pero en su lugar estoy esperando que le dé la loca y huya de mi.
Amber acariciaba mi cabello, después pasaba sus dedos por mi brazo con delicadeza y después pasaba su mano entera por mi espalda, repitiendo ese patrón varías veces, mientras tarareaba una melodía tranquila, casi como si estuviese cantándome una canción de cuna y realmente me voy a dormir si ella sigue haciendo eso, pero no está en mis planes.
¿Será no se escapará hoy?
Comencé a ilusionarme, a pensar que quizá, en la mañana despertaría con ella entre mis brazos, que le besaría la mejilla y lo ofrecería sándwiches para desayunar, pero hay tal suerte, ya que ella deja un último beso en mi espalda, para después levantarse de la cama, tratando de hacer el menor movimiento posible... no me quiere despertar, lastima que nunca me dormí.

Me quedé boca abajo unos segundos, esperando a ver qué iba a hacer ella, pero al estar dado vuelta, le presté atención a los sonidos, siendo inocente al pensar que quizá se había levantado a ponerse su ropa interior porque se sentía incómoda quedándose completamente desnuda y que luego volvería a la cama.
Cuando la escuché prender su sostén, me di la vuelta, puse mis manos detrás de mí cabeza y la miré mientras ella se ponía una falda algo larga que había sacado de su mochila.

—¿Ya te vas?—pregunté tomándola por sopresa.

Ella se dió media vuelta para enfrentarme y se veía arrepentida, dolida, no quería que la cache a media huida, pero es que esta situación se nos estaba yendo demasiado de las manos y yo debía dejar de ilusionarme cada vez que ella simplemente sonríe.

—No me mires así, it's not fair— murmuró con cara de tristeza.

Claro, ella no lo sabe, pero he estudiando inglés y mucho, ha sido el mes en el que mis neuronas más han trabajado, ahora ya no soy aquel Alex que apenas entendía lo que ella hablaba, ahora puedo saber al menos un poco y también puedo responder.

—Tienes razón, no es justo— le respondí, tomándola aún más por sopresa.
—¿Por qué te vas? ¿Es que acaso no te importa lo que siento? Entiendo, me odias porque acepté dinero por coger contigo ¿Pero no crees que estás siendo muy cruel?— pregunté mirándola fijamente, para que sepa que estoy hablando en serio.

¿Cuando entenderá que ella es un asunto serio para mi?
Realmente no entiendo que es lo que pretende ahora ¿Será solo sexo? ¿Serán encuentros casuales para que ella después salga corriendo? ¿Seré su juguete sexual ahora?  ¿Va a jugar con mis sentimiento como si fueran de plástico?

Ella se acercó a mí, se sentó a mi lado y puso sus manos en mis mejillas, moviendo sus pulgares para acariciarme, yo cerré los ojos, disfrutando de su tacto, mientras acariciaba su brazo, tratando de ser recíproco con ella.

—Alex, ya te lo he dicho, yo no valgo la pena, estoy j...— la interrumpí.

Ya he escuchado eso demasiadas veces.

—Jodida— terminé la frase por ella,  mientras alejaba sus manos de mi rostro con algo brusquedad.
Ella quedó sorprendida ante mi acción, manteniéndose estática en su lugar, mientras me miraba con sus ojos saltones y su boca algo abierta.
—¿Sabes qué?— pregunté mientras me paraba de la cama a buscar un boxer y un pantalón pijama.
Ella me miraba con atención, mientras yo me vestía, por eso me tomé mi tiempo, si quiere jugar rudo, pues bien, jugaremos rudo.
—Estoy cansado de que siempre estés en esa maldita jaula que te imaginaste— al fin dije, mirándola a los ojos para que note que hablo serio.
—Siempre escondiéndote detrás de la excusa de que estás jodida, cuando ambos sabemos que lo único que te detiene es tu miedo a ser querida y a perder— me crucé de brazos mientras la veía pararse, para empezar a acercarse a mi, pero ya estuvo bueno, la cagué, sí, lo admito, pero ella ya tuvo su venganza.
¿Qué más puede querer de mi?
Si quiere seguir lastimándome no debe preocuparse, lo hizo me dolerá para siempre y lo que yo le he hecho a ella también, pero ya había sido suficiente.
—Vete— dije haciendo que ella se detenga en seco.

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora