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El llanto de David crece y crece, mientras que yo estoy imaginando lo peor mientras me levanto de la cama. Amber me mira estupefacta, ella no ha notado la presencia de David las pocas veces que vino, porque me las he arreglado hasta ahora.

—¿Hay un bebé en la casa?—preguntó Amber buscando su camiseta. Pero prefirió tomar la mía.
No le puedo decir que no, lo está escuchando.
¿Qué le voy a decir? ¿Qué es un muñeco?

—Sí,se llama David—respondí poniéndome mi bermuda.

No era lo más conveniente en la absoluto, pero al final del día sigue siendo mi hermano y lo quiero, debo cuidarlo, porque mamá probablemente ya no esté aquí otra vez.

—¿Crees que puedes prestarme una de esas?— Amber señaló mi bermuda. Asentí mientras tomaba una de mi cajón, para después dársela y ella me pidió que me diera la vuelta para que ella se pueda quitar sus jeans.
Qué ridículo es esto, ya la ví en ropa interior y le importó una mierda, no entiendo por qué ahora tiene tanto miedo de que la vea.
Estaba borracha, ni siquiera sabía que estaba medio desnuda.

—Ya, yo puedo ayudar con el bebé, trabajo de niñera al final del día—sonrió con alegría genuina.
Algo realmente no me hace sentido.
Aún así salimos de mi habitación y fuimos a la de mi mamá. Cleo, no está.
Como era obvio que iba a ser.
Iba todo muy bien, ella se estaba comportando muy normal para ser real y era obvio que eso no iba a durar, fui un absoluto tonto por haber creído que ella realmente iba a intentar cambiar por nosotros.
Amber fue mas rápida que yo y se apresuró a la cuna de David, como si ya supiese perfectamente que hacer para calmarlo.

—Hola, bebé— dijo con una sonrisa mientras lo tomaba en sus brazos, sin impresión alguna.
—¿Qué pasa, bebesote?—hizo una voz extraña mientras acariciaba la nariz de David con la suya y el paró de llorar de golpe.
¿Cuánto cobra por el servicio?
Ella se veía feliz con el niño en sus brazos mientras se movía lentamente de un lado a otro y jugaba con la pequeña mano de David, quien suele mostrar cierto rechazo hacia las personas, pero con ella simplemente se dejó.
Entonces Amber me miró, sonriendo como si su trabajo realmente le gustase y me pregunté seriamente si ella había pensado en ser madre en algún momento de su vida.

—No te quedes ahí, hay que cambiarlo—dijo como si fuera obvio y lo es, solo que a veces me quedo en shock ante alguna situaciones.

—Eh, sí— balbucee, abriendo la cómoda en donde se supone que están las cosas para cambiarlo, pero no están.
Mamá había cambiado todo de lugar una vez más y me encantaría pedirle que deje de hacerlo, porque me confunde y además nunca se donde está nada. Entiendo que esté ebria y aburrida, pero ella no vive sola aquí.
En el baño, seguramente.
Salí de la habitación, yendo hacia el baño y estaba todo, así tomé el cajón entero en mis manos y salí del baño. Para cuándo salí Amber estaba entrando a mí habitación, por lo que la seguí mientras la escuchaba tararear.
No uses tu canto de sirena en mi hermano.

—Cosita linda—su sonrisa se hacía cada vez más grande.

Por Dios, a esta mujer en serio le gustan los niños.

—Aquí— puse el cajón sobre mi cómoda.

Ella me miró sobre su hombro para después acercarse. Puso al pequeño David sobre la cómoda y luego recogió su cabello en una coleta con una goma que tenía en su muñeca.
Se ve mucho más linda con el cabello recogido.
Ella está en modo niñera/mamá luchona.
Ni siquiera es mamá.

—Okey, aquí vamos—se dijo así misma, preparándose, mientras le quitaba el pañal a David.
—Uf, demonios señorito— tiró el pañal al tacho de basura que sacó no se de donde.
Lo limpió con cuidado y luego le puso un pañal nuevo. Ella es muy ágil con esto.
¿Hay algo que no pueda hacer?
Luego de que el bebé estuviera limpio, cambiado y vestido lo cargó en sus brazos mientras le daba pequeños golpes en la espalda, balanceándose de adelante hacía atrás.
Amber empezó a cantar con suavidad, pero no era una canción de cuna, ni siquiera sé que está cantando, pero su voz es un bálsamo para los oídos, creo que hasta yo me voy a quedar dormido.
Ella empezó a rodear la cama y se sentó con David aún en sus brazos, sin dejar de mecerlo. Hago lo mismo que ella, sentándome en mi lado de la cama y la observo con cautela. Estoy seguro de que cualquier otra chica hubiese salido corriendo antes de hacer esto, probablemente no hubiesen querido mirar mi hermano, de hecho, no mucha gente ha querido siquiera conocerlo, pero Amber ni siquiera lo pensó y David parece haberle dado su devoción.

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora