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Narra Amber: Cuando salí del cuarto de mamá envuelta en una toalla, me encontré con papá, Colton y Dylan, los tres en la puerta. Con papá apoyando en la pared, comiéndose las uñas, nervioso y Dylan estaba agarrando su cabeza, mientras movía los labios. El está hablando con el mismo, lo hace desde que somos pequeños y Colton estaba golpeando su puño contra la pared suavemente, como si estuviese conteniendo una acción de la que luego se arrepentirá.

Cuando me vieron, los tres se pusieron en alerta, prestándome atención como la vez que me golpee la cabeza.

—Ber— Dylan intentó acercarse,  pero me alejé antes de que pueda tocarme

—No me vuelvas a hablar, nunca más—susurré sujetando la toalla con fuerza.

¿Me dolía decirle esas palabras?
Sí, porque la verdad es que yo siempre lo he amado, porque yo sí estaba orgullosa de él, amaba que él fuese mi hermano a pesar de que todos lo considerasen raro o lo que sea, yo siempre intente protegerlo y siempre intente que se sienta bien, pero en el proceso de cuidarlo a él termine lastimándome a mi misma.
Dylan no lo podía creer, yo jamás le había dicho eso, pero me cansé, no voy a tolerar más sus estupideces, cuando dije que nadie volvería a hacerme daño, el estaba incluído.

—Ber, por favor, no...— Dylan intentó hablar, pero lo interrumpí.

No quería hablar, no quería escuchar nada que me ponga aún más sensible y no quería volver a oír ese estúpido apodo otra vez.

—No me vuelvas a decir Ber— dije y después los miré a todos.
—No quiero que nadie me vuelva a decir Ber—  pedí, pero sonaba más como una orden.

Y un poco lo era.
Todos quedaron perplejos, ellos creían que me gustaba ese apodo, pero dejo de gustarme cuando tenía quince años, solo lo seguí usando por mera costumbre.

—Ahora, si me permiten, me iré a vestir— no pude evitar mi ironía y luego me fui caminando a paso rápido a mi habitación, abrí la puerta y la cerré en tiempo récord.

Apoyé mi espalda en la puerta y me quedé mirando la ventana, ayer estaba viendo el atardecer con Alex y ahora estoy viendo la lluvia sola.
Por mucho que se que no debería estar pensando en esto, solamente puedo pensar que en estos momentos solo quiero que Alex me abrace y me repita que todo estará bien, como hace cuando tengo pesadillas o cuando me ve llorar. Aunque sea una mentira, a mi me hace sentir mejor, en especial cuando nos arropa en sus mantas y se acurruca conmigo como si no existiera otra opción.
Creo que debes empezar a hablar en pasado, Amber.

Caminé a mi armario para tomar algo de ropa, poniéndome lo más holgando que encontré, pues pretendo dormir, toda la maldita tarde, hasta el lunes si es posible.

Después de vestirme, salí de mi cuarto, con una manta en mi mano, quiero ver una película que me ayude a distraerme, aunque seguro me dormiré a la mitad, pero no importa.

Cuando llegué a la sala, todos salieron de la cocina, sorprendidos por mis ganas de estar en la sala, ya que por lo general me gusta está acostada en mi cuarto, pero no sé si sea buena idea estar sola ahora.
También se trata de cuidarme a mi misma.

—¿Necesitas algo, pequeña?—preguntó papá, mirándome con cautela.

Mi padre ya no sabe ni cómo ubicarse en esta situación, pero bueno, quizá si hubiese vuelto antes se hubiese dado cuenta de que esta casa se estaba convirtiendo en un infierno.

—No, solo quiero ver una película ¿Quieres verla conmigo?—pregunté tratando de sonar normal, pero se nota a leguas que quiero llorar.

—Por supuesto ¿No quieres nada de comer?— me preguntó antes de salir por completo de la cocina.

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora