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Luego de comer, Amber y yo nos vestimos para ir hasta mi casa. Tomé las llaves del auto, tomé mi gorrito de lana y luego bajamos al estacionamiento.

—Te ves demasiado tierno con ese gorro— Amber comentó, con una sonrisa mientras estiraba las mangas de su sudadera.

—Te parece que me veo tierno con cualquier cosa— sonreí mientras le tomaba la mano, a la vez que caminábamos juntos por el frío estacionamiento del edificio.

—No, a veces pareces un lindo chico malo— dijo arrugando la nariz, en un gesto tierno.

—Con que chico malo ¿Eh?— sonreí de lado mientras llegábamos al auto.
—Tu también pareces una chica mala— dije abriéndole la puerta del auto.

—Es porque lo soy— afirmó antes de darme un beso y luego sentarse.

Ahí está de nuevo con la misma historia, no es mala y que lo piense lo confirma, pues por lo general las personas malas no se consideran así, pues están demasiado ciegos por su narcisismo como para darse cuenta del daño que son capaces de hacer.

Le cerré la puerta, después rodeé el auto y me senté en mi lugar, sacando mi celular del bolsillo, pues sabía que no tenía ganas de ir a la casa de mi madre, pero sabía que al menos quería escuchar buena música, así que extendí mi mano hacia Amber, pasándole mi celular y ella sonrió, obviamente entendiendo lo que quiero.

—¿Eliges la música?—sonreí y ella asintió aún más feliz.

Mi radio es más suya que mía.
[...]
Llegamos a mí casa y la verdad es que no quería bajarme del auto. He tenido mucha paz estos días, me ha parecido extraño hasta a mí mismo, pues al principio estaba aterrado, seguro de que no iba a poder aguantar tanto silencio y soledad, pero me di cuenta de que puedo convivir en paz conmigo mismo, además de darme cuenta de que aquí o en mi departamento, estaba igual de solo.

—¿Vas a bajar o que?—preguntó Amber, mirándome como si tuviera tres ojos.

En mi cabeza estoy haciendo un berrinche, mientras grito y pataleo diciendo que no quiero entrar, casi como cuando era pequeño y debía darme una vacuna, tan aterrado y desesperado por huir que mi padre debía cargarme para mantenerme quieto.
El problema aquí es que ya no soy un niño.

—Por supuesto— respondo desabrochando mi cinturón.

—Ah, brutal, creí que no lo harías—Amber se bajo del auto, sin ni siquiera notar que estoy en modo niño pequeño.

Me bajé del auto acomodando mi gorro, tratando de despojarme de cualquier pensamiento o recuerdo que tenga aquí o se que terminara mal.

—¡Alex!— James salió de su casa, llamándome feliz y en mi búsqueda

—Hola, James— sonreí cuando el me alcanzó para después abrazarme.

—Volviste, que suerte— me dijo feliz,  dándome unos pequeños golpes en la espalda y luego separándose de mí.

—No, James, no volví, solo vine a buscar unas cosas— expliqué mientras chequeaba a Amber con la mirada. Está sonriente, mientras se acerca a tomar mi mano, mostrándose muy educada pero a la vez reservada ante el desconocido.

—Oh, bueno— James se entristeció, pero igual sonrió —¿Y ella quien es?—preguntó por Amber.

—Oh,ella es Amber,mi novia- dije antes de realmente pensar lo que dije.
¿Novia? ¿En serio,Alex? Debes hacerte revisar urgente,haz que te traten,lo que sea

—Oh, hola, bonita, soy James, el vecino— el sonrió, saludándola con la mano.

—Soy Amber ¿La novia?— ella dijo como si estuviera diciendo el chiste más gracioso.
Y sí, eres la cosa que mas le divierte seguro.

Amber (|) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora