El profesor de Historia estuvo hablando con Laura a solas después de la clase. Supongo que la reñiría y que le metería veneno sobre mí en su cabeza. Ella no estaba arrepentida de su indisciplina, me lo aseguró cuando regresó a mi lado. Careció de sentido que le pidiera perdón. Seguimos riendo, pero no hablamos verbalmente sobre esos mensajes que nos enviamos.
La tercera hora nos separó por ser la clase de optativa. Lo bueno es que puedo seguir adelante con mis investigaciones sobre el poeta. Ese ser debe estar preparando uno de sus ingeniosos detalles románticos. Eso es lo que le encanta a Laurita. Debería esforzarme yo también para que las trampas de ese ladrón no resulten tan especiales. Él destaca porque no tiene competencia. Yo seré su rival en esto, aunque estoy en desventaja porque no soy tan creativa redactando escritos bonitos; tendría que exprimir mis sesos al máximo para conseguirlo. Lo único que sé hacer es dibujar...
—Madre mía, Ana. Continúan los mensajes para Laura —me dice Patricia, que está sentada a mi lado en el aula de informática.
—Seguro que en un par de semanas disminuyen. Ya sabes cómo son las modas. De no haber sido por el vídeo, no habría pasado esto de esta forma. Pero bueno, mejor este resultado. Habría partido muchas piernas en caso contrario. Esos idiotas burlándose de ella... —digo.
—Ya... —murmura Patricia y me muestra uno de los papeles—. Mira qué vulgar. Habían tardado en enviar de estos. Este pervertido dice que se la quiere follar.
—¿Y quién no? —digo.
—¿Cómo? —pregunta Patricia con tono de desconcierto.
—Me refiero a que todos los que le escriben es porque se la quieren beneficiar. Ninguno la conoce, así que no la quieren por su forma de ser.
—Ah, ya, pero no deja de ser halagador. Me gustaría que alguien hiciera estas cosas por mí, pero supongo que no soy tan bonita como ella...
—No seas boba, eres guapa. —Patricia tiene la autoestima floja sin necesidad.
—Sí, lo suficiente para ganarme la atención de imbéciles como Mario. Joderme como me hizo él es lo único que ha hecho un chico por mí —dice y reímos.
—No seas extremista. Mauro te defendió de ese zopenco, eso cuenta.
—Pero no es lo mismo. Todos saben que Mauro va detrás de Laura, o sea que no me defendió porque le guste.
—Ya, bueno... Se dará con la pared. A Laura no le interesa —comento sonriente.
—¿Y qué hay del poeta? ¿Ese sí le interesa? —pregunta Patricia y se me revuelve el estómago al pensar que existe esa posibilidad.
—Dice ella que no, pero no estoy segura en ese caso. Tenemos que dejarle otro mensaje en la sección Rosa en relación a la carta para que no sospeche. Pongámosle un queso en la ratonera al ratón.
—Tú dicta y yo escribo. —Patricia y yo compartimos el mismo entusiasmo.
—A ver, a pensar en clave otra vez... Mmm... Tu ángel recibió la carta divina y siente no haber encontrado a su alma poeta, pero te concederá tu anhelada paciencia, aunque su corazón muera de intriga. Eso es lo único que se me ocurre.
—Está bien, ya que es solo para que sepa lo de la carta —dice Patricia mientras termina de apuntarlo.
—Pero espero que no mueva ficha demasiado rápido. Laura no debe enterarse de nada y quiero interceptar todas las cartas que pueda —digo.
—Pareces obsesionada con ese poeta. Por cierto, hoy son los del grupo B los que tienen que limpiar el patio. Es una buena ocasión para espiar a los chicos que se acerquen a Laura. Por todo este secretismo pienso que sea el más tímido y feo —teoriza Patricia.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...