Víctor me matará de un infarto y no precisamente de los que me provoca Laurita. ¿En qué estaría pensando para enviarme una carta de este tipo? ¿O alguien le habrá pagado para que me la escribiera?
—¿La leemos? Estoy intrigada —dice Laurita y se acomoda en su silla.
—¡Qué remedio! Seguro que es una tontería... —digo sin darle mucha importancia.
Laurita abre la carta para ambas. La hoja emana el habitual perfume y está decorada con los corazones.
—Mira la letra. La carta es de la misma persona que me las envía. ¿También querrá algo contigo? —contempla Laurita.
—Sería un idiota perdiendo el tiempo. Yo estoy muy enamorada de una personita muy especial —digo y la hago reír, suficiente para sentirme feliz—. Leámosla.
Hola, rayo de luz,
Te escribo estas palabras con la sangre más pura, con la sangre que brota de mi corazón. Es el mejor regalo que puedo ofrecerle al ser divino que me rescató del abismo, del dolor. Pronto celebrarás un aniversario más de tu vida, pero debes saber que tu existencia significa para otra alma desdichada una bendición.
Mi cuerpo era un recipiente vacío. Mi espíritu vagaba perdido por la inmensidad de la oscuridad. Sin rumbo. Sin destino. Sin amor. Un alma quebrada en pedazos y sometida por la tristeza. Un alma arropada por la melancolía que se ahogaba en sus propias lágrimas. Una mirada extraviada en las sombras sin esperanzas, sin vida. Un ser insensible carente de aliento, incapaz de respirar otra cosa que no fuera su propio dolor. Así era yo.
Mientras esta alma cavaba su propia tumba y se sepultaba bajo una ciega razón, un ángel alzaba el vuelo en el cielo nutrido por el amor. Y un día, ese ángel agrietó mi oscura burbuja con su resplandeciente sonrisa. Contemplé ese rayo de luz que me encandiló y que, por primera vez en mi eterno tormento, me hizo llorar de ilusión. Así, sin saberlo, conquistaste mi corazón.
Donde antes crecía una profunda pena, ahora florece una colorida felicidad. Destruyes los muros que me alienan, me rescatas de mi perdición. Y, aunque mis demonios siguen agarrados a mí y luchan para arrastrarme a la condena perpetua, yo me aferro a tu mano con todas mis fuerzas porque me has devuelto las esperanzas, la vitalidad y el amor.
Yo también soy un demonio corroído por el veneno, pero tú eres el rayo de luz que me purifica. Por favor, no te alejes de mí, no sueltes mi mano, no te rindas conmigo. Te prometo que siempre estaré a tu lado. Porque el mejor regalo que puedo ofrecerte es reflejar tu propia luz cuando tu cielo esté nublado. Porque la bondad que siembras en mi ser te la devolveré con estrellas en mis manos. Porque la ilusión que me brindas te la compensaré con el amor más puro que jamás hayas soñado.
Gracias por existir. Gracias por darle sentido a mi vida. Gracias por sacar lo mejor de mí.
Se despide una persona que te admira con todo su corazón.
Esta carta es de Víctor, estoy casi segura porque me ha hecho pensar en él y en la tragedia de su hermana. Después de todo, me ha gustado a la vez que me ha provocado pena. Pero Víctor me va a escuchar. ¿Cómo se le ocurre dejarme esta carta a la vista de cualquiera y a sabiendas de que Laurita se sienta a mi lado? Me la podía haber entregado en privado. Esta sorpresa resulta muy comprometedora.
—¿Qué te parece? ¿Qué piensas? —pregunta Laurita mientras me domina con la mirada.
—Pues... No sé qué decirte. Es un bonito detalle... —Será mejor que no denote demasiada importancia.
—Parece que tenemos una persona enamorada en común. ¿La rompo? —pregunta con sus dedos posicionados para rasgar el papel.
—¡No, no! Me la quedaré. —Se la quito de las manos en una caricia y la guardo en mi bolsillo. Quiero la prueba para restregársela a Víctor en la cara.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...