Planes Inesperados

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Mataría a Claudia solo para que reencarnara con un poco más de cabeza.

—¡¿Qué?! ¿Eres tonta o qué? ¿Cómo se te ocurrió hacerlo sin protección? —la riño como si fuera su madre.

—No hables tan alto que Aura tiene oídos hasta en los dedos —dice Claudia mientras la vigila—. ¿Qué querías que hiciera? Es él. Es Adrián. Me lo encontré por el salón después de lo de Patri y le caí encima. Cuando me dijo que lo siguiera, ¿crees que iba a perder la oportunidad? Mi cueva estaba comida de telarañas esperando por el regreso de ese Batman.

—Ya, pero eso no es excusa para no usar condón. ¿Tú sabes con cuántas se acuesta ese tipo? ¿No te has puesto a pensar que pudo contagiarte de alguna mierda? —la incito a reflexionar.

—Ana, no me estreses más. Suficiente tengo con la idea de que me haya preñado a la primera. Ese hombre tan vigoroso dio en la diana seguro. Soy muy joven para tener esa preocupación, aparte de que no me gustan los niños.

—Hazte pruebas de todo con urgencia. No me fío del puto Adrián —le aconsejo.

—Lo haré. Ahora necesito el dinero y buscar una farmacia que abra todo el día. Mañana es festivo y estará todo cerrado, no me quiero arriesgar con tanta espera —dice.

—Tendré que pedírselo a Eric. Lo que me queda es para el taxi de regreso.

—Gracias, amiga. —Claudia me abraza.

—Mira que eres tonta. Te complicas la vida por ese narcisista. Espero que lo disfrutaras como para morir por ello —digo y la sonrisa de Claudia no me resulta muy convincente.

—Sí y no. Por ser él, mis bocas crean un diluvio. Lo que pasa es que fue un poco salvaje. Sería la prisa para que no nos descubrieran y, aun así, nos visteis. Pero no importa. Si lo hizo conmigo, es porque le intereso —dice Claudia y no la abofeteo porque no espabilará.

—Claudia, abre los ojos de una vez, eso es lo que tienes que abrir y no otra cosa. Adrián no tuvo ni el detalle de ser cuidadoso contigo. No quiero joderte, pero date un paseo por ese baño a lo largo de la noche y te darás cuenta de la realidad. —Mis palabras la sumen en pensamientos, eso indica su silencio—. En fin, hablaré con Eric.

—Vale, pero no le digas la verdad —me pide Claudia.

***

Miento a Eric por mi amiga, una de las tantas mentiras acumuladas a lo largo del tiempo, aunque esta es justificada porque se trata de la intimidad de Claudia. Argumento que estuvo corta de neuronas y que no calculó el dinero para el taxi de regreso. Eric no duda en prestarle lo necesario.

Poco después, Estefanía entra en la cocina. Destaca y no precisamente por su soberbia y su disfraz de ángel sexy, sino por su nivel de embriaguez, aunque apostaría que estuvo chupando su biberón de polvos mágicos. Me recuerda al Spider-Man por la felicidad que derrocha en sus pasos descoordinados. Es probable que en su imaginación se vea a sí misma como un ángel volando entre las nubes. El problema es que su mundo se reduce a Eric.

—¿Eric? ¡Eric! ¡Eres tú! —Estefanía se abalanza sobre él, lo aborda en el taburete.

Todos contemplan la escena estupefactos.

—Hola, Estefi —la saluda Eric e intenta quitársela de encima.

—El único que recibe amor de la anfitriona —comenta Roberto sin que ella lo oiga, aunque dudo que sus capacidades mentales le alcancen para percibir el resto del entorno.

—¡Cuánto tiempo sin verte! —Estefanía se le sienta encima y se aferra a su torso.

Mis amigos me observan, incluyendo a Laurita. Es como si esperaran una reacción de mi parte.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora