—Buenos días, señores pasajeros. El comandante y todos los miembros de la tripulación les damos las gracias por elegir este vuelo con destino a Londres...
Es la primera vez en mi vida que viajo sola a otro país. Mi sentido de la supervivencia se ha activado en modo extremo, por eso observo con persistencia el paisaje al otro lado de la ventanilla, a las azafatas y a los demás pasajeros. La mayoría de ellos son nórdicos, no hay más que ver su piel de porcelana, sus cabellos finos y rubios y sus ojos claros. Justo a mi lado tengo a un señor mayor muy risueño que me ha saludado en inglés con suma amabilidad. Esa es otra cuestión; como es obvio, casi todos hablan en inglés y me siento como una extraña porque no domino el idioma. Padezco una constante inquietud porque me enfrento sola a lo desconocido, pero tengo una razón para exponerme a esta aventura.
Después de leer la carta de Laurita, supe que había cometido un error al permitir que se fuera. Me sentí decepcionada por todas sus mentiras y sus fechorías, sí, pero el propio dolor me cegó tanto que no me detuve a intentar comprenderla ni por un segundo. Lo peor de todo es que la traté como una loca, la juzgué con severidad y le hice mucho daño. Gracias a mis amigos, abrí los ojos. Solo espero que no sea demasiado tarde para hablar con ella y, sobre todo, que no haya atentado contra su vida por mi culpa.
Cuando llamé a Víctor, tenía muy claro que haría lo que fuera necesario para recuperar a Laurita. Él era mi único conocido que podía ayudarme con una petición y se ofreció encantado, de hecho, cumplió en tiempo récord. Luego, intenté contactar con Laurita, pero su número aparecía fuera de línea, por lo que tuve que recurrir a mis suegros. En ese momento, yo ya estaba dispuesta a viajar y les compartí mi plan: asegurarme de que Laurita estaba bien y luchar para traerla de regreso. Ellos se emocionaron porque vieron lo mucho que me importa su hija. Entonces, me contaron la verdad. Laurita se había internado voluntariamente en el centro de salud mental. Se había vuelto a aislar y no quería saber nada del mundo exterior. Esa información me destrozó, yo no deseaba eso para ella.
La otra parte fue planificar mi viaje improvisado. Hablé con mis padres, les expliqué que Laurita estaba sufriendo por el trauma que le había ocasionado Ricardo y que necesitaba mi apoyo urgente, el apoyo de su mejor amiga y cuñada. Les pedí que me compraran el billete de avión con la promesa de que les devolvería el dinero en el verano, ya que aspiraba a trabajar en las vacaciones. Ellos, aunque estaban preocupados por mi idea loca de viajar sola, me brindaron su ayuda y me alentaron a cuidar a Laurita en su nombre porque también la aprecian. Me conmovió que se sintieran orgullosos de mí por lo que había decidido hacer.
Eric fue mi único obstáculo porque yo no quería que me acompañara en el viaje, ya que no podría arreglar mi situación con Laurita si él estaba presente. Por eso esperé hasta el último momento para contarle lo que me disponía a hacer. Tal y como había previsto, quiso acompañarme y me dijo que debí consultarle para comprar los pasajes juntos. Por suerte, pude disuadirlo con el argumento de que Laurita necesitaba la visita de su mejor amiga y le prometí que haría todo lo que estuviera en mi mano para traerla de vuelta. Le aconsejé que aprovechara el fin de semana a solas para descansar y despejar hasta nuestro regreso.
Esta mañana, mi padre se ausentó en el trabajo y me acompañó al aeropuerto. Para mi sorpresa, Víctor y Flor se saltaron sus clases para despedirme y desearme buena suerte. Entre los nervios y la sensiblería, no pude evitar llorar. Todavía recuerdo los achuchones de Flor, la elocuencia de Víctor y a mi padre ajustándome la bufanda y los abrigos como si fueran las capas de una cebolla mientras me decía que me abrigara bien.
Y ahora, tan emocionada como ansiosa y nostálgica, vuelo hacia lo desconocido por Laurita.
***
Las largas horas en el avión fueron monótonas, pero mi mente se mantuvo revolucionada. Mientras escuchaba mi repertorio de música y miraba hacia el horizonte celeste a través de la ventanilla, revivía mis recuerdos sobre mi discusión con Laurita. Todas las barbaridades que le dije, todas las provocaciones, todo el daño... Las lágrimas me brotaron varias veces.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...