"Quédate, por favor". ¿Eso significa que me perdona, que me da una oportunidad? Me aferro a esas palabras, a la idea de que Laurita me está perdonando igual que su hermano. Esa expresión mágica consuela gran parte de mi aflicción.
—No puedo prometer nada porque me siento rara después de lo que he hecho. Si no se me pasa en unos días, me iré. —Tengo la esperanza de que Laurita no esté jugando con mis ilusiones, sus lágrimas deben ser la prueba de que siente algo.
—Unos días serán suficientes para que veas que todo seguirá como siempre. —Eric me abraza con calidez—. Debes perdonarte a ti misma y aceptar que no tienes la culpa de lo que pasó. Mi hermana y yo te queremos, Ana. —Es posible, pero no estoy tan segura de que ella me quiera con la misma pasión que antes.
***
Ni en un funeral se llora tanto como en esta casa. Aunque los tres nos serenamos, cancelamos el paseo porque mi estado de ánimo flaquea. El cine lo proyectamos en nuestro televisor, acomodados en el sofá bajo el calor de la manta. Intriga, misterio, nos decantamos por géneros de ese estilo para evitar dramas y romances que empeoren nuestra salud mental.
Eric me mantiene acogida con un brazo y yo apoyo mi cabeza en él. Mis piernas flexionadas rozan las de Laurita con la suavidad de un algodón. Un vago anhelo susurra en mi mente que ella demostrará su perdón con un tierno masajeo en mis pies, pero eso no sucede y no sucederá porque luce como una estatua sumergida en la película. A mí, por el contrario, no hay trama que me cautive porque solo puedo pensar en ese "Quédate, por favor" y sus implicaciones.
—Ahora vengo, voy al baño —dice Eric y nos deja a solas, momento que aprovecho para resolver mis dudas.
—¿Por qué me has pedido que me quede? —me dirijo a Laurita con mi tono más susceptible.
—¿Por qué lo tienes que preguntar? ¿No te basta que te lo haya pedido? —dice con delicadeza, pero me resulta fría.
—No, no me basta. Para mí es importante que me perdones porque yo nunca quise hacerte daño. Solo te pido el perdón, nada más. ¿Tanto me odias que no puedes decir que me perdonas con palabras igual que Eric? —Estoy por creer que pidió que me quedara en contra de su voluntad, quizás para que su hermano no sufriera.
—Ana, por favor, no quiero hablar sobre eso ahora. Acepta lo que dije y no hagas más preguntas —dice.
—Vale, Laurita, ya has dicho todo con esa respuesta. —Aún me guarda rencor.
—¿Qué me he perdido? —pregunta Eric al volver del baño.
—Nada, todo sigue igual —respondo con doble sentido.
***
Anticipo mi hora de sueño como Eric porque el día se me ha hecho largo y ha estado muy cargado de sentimientos; además, ansío viajar al futuro para superar todo esto. Ambos nos acurrucamos en la cama como la pareja que solíamos ser. El calor de su pecho y la protección de sus brazos me ayudan a combatir mi vulnerabilidad para poder dormir.
—¿Estás mejor? —me pregunta Eric, que luce más agotado que yo por su voz apagada.
—Un poco.
—No quería hablar delante de mi hermana porque ella está en una etapa sensible —dice y me extraña. ¿A qué se referirá?—. Me pongo en tu lugar y sé que no es fácil para ti lo que te ha sucedido con Flor. Tú no eres lesbiana y me imagino lo chocante que debió ser darte cuenta de que te acostaste con una chica. Yo me habría sentido muy raro si me hubiera pasado algo así con algún amigo. ¿Es eso lo que te afecta?
—Bueno... —¿Qué debería responder? Sería tan fácil mentir—. Sí, pero... —Mi corazón acelerado reduce mi adormecimiento—. ¿Te refieres a si me siento asqueada conmigo misma?
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...