Tengo miedo. No estoy preparada para afrontar la verdad. No lo estoy...
—¿Sí? Claro, dime. —Apenas miro a Eric a la cara. Me focalizo en restregar la mantequilla sobre la tostada con cierta agitación.
—Sabes que nunca te he celado, que no he puesto barreras en tu vida porque yo no soy así y confío en ti. —No digas esas cosas, Eric, porque me pesan—. Jamás te he pedido explicaciones, pero estoy preocupado, Ana. Daniela te vio paseando con un chico muy íntimamente y me lo contó...
¡Esa zorra siempre mete mierda! ¿Por qué no me extraña que fuera ella? Mi consuelo es que no se trata de mi relación con Laurita.
—¿Y le hiciste caso? —Le presto toda la atención a Eric. Luce realmente acongojado—. Es una exageración de su parte.
—Sé que Daniela diría cualquier cosa en tu contra porque no os lleváis bien, pero no creo que mintiera en lo de que paseabas con un chico. No me molesta que tengas amigos y que salgáis a tomar un helado, la cuestión es que se han juntado cosas que me han hecho sentir celos por primera vez —dice y suspira. Se olvida del desayuno y de lo que hacía.
—Eric, solo fue un paseo. No te puedes creer las películas de la cabrona de Daniela. —Me fastidia que sufra de forma innecesaria cuando cargo con una verdad más dolorosa.
—Son muchas coincidencias, Ana. El chico es Víctor, con el que se supone que preparas una obra de teatro por las tardes y, en lugar de eso, salís. Lo llego a entender, las distracciones son necesarias. Pero estuve averiguando cosas sobre él. Es un mujeriego que sale con universitarias y que se dedica a vender cartas de amor. ¿Sabes en qué pensé? En aquel día que coincidimos en el tejado y que te encontré con una carta en las manos. Por si no era suficiente, se rumorea que anda detrás de ti. ¿Entiendes mi preocupación? —Malditos chismosos, sobre todo esa Daniela. Han tergiversado la realidad y han implantado ideas erróneas en la cabeza de Eric.
—Eso no es así, Eric. Víctor es un buen muchacho y me respeta. Ni siquiera es un mujeriego. La jodida Daniela quiere confundirte —aclaro.
—Entiéndeme. Ahora pasas mucho tiempo con un chico al que le gustas. No puedo dejar de pensar que él empleará sus mejores armas contigo y tengo miedo de que pase algo porque es un casanova. —Pobre Eric. Es la primera vez que lo veo tan temeroso por nuestra relación—. Tú has estado distante conmigo y ha coincidido con la aparición de ese chico en tu vida. Tengo miedo de que él te esté confundiendo y te esté alejando de mí. —Los ojos se le humedecen.
—No, Eric. Eso no es cierto. —Lo abrazo y noto el bombeo estresado de su pecho. No soporto su aflicción. Lo que más me duele es que lo engaño de verdad—. Te juro que no hay nada entre él y yo más allá de una amistad. Todo es una coincidencia, pero te juro que no siento nada por Víctor.
—Me tranquiliza escucharlo de tu boca, Ana. Siempre he confiado en ti y así seguirá siendo. La idea de que me seas infiel y de que me dejes por otro me derrumba. Ya viví lo que es perderte y no podría pasar por eso otra vez. Lo siento por todo este drama de celos, pero necesitaba sacarlo. —Y este es mi miedo. Sé que la vulnerabilidad de Eric es el amor que me tiene. Fui testigo de su exponencial desmoronamiento cuando rompí con él, así que no quiero imaginarme el pozo sin fondo en el que caerá cuando sepa que amo a su hermana. Él es la persona que me ha ayudado a darle color a mi mundo, yo no puedo pagarle oscureciendo el suyo. Esto reafirma mi idea de seguir con mi doble vida hasta que él se gradúe y encamine su futuro. Tendrá una ilusión iniciada, en lugar de otra truncada, y eso lo ayudará. Siempre estaré a su lado como amiga.
—Soy yo la que lo siente. No mereces preocuparte. —Fortalezco mi abrazo. Lo siento de verdad, Eric...
—¿Amanecisteis ñoños? —Laurita entra en la cocina y nos devuelve la vitalidad con su sonrisa matutina.
ESTÁS LEYENDO
La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...