Este beso encerraba mucha pasión contenida. Eric me sigue amando. Su forma de demostrarlo me recuerda nuestros dos años juntos, dos años de amor y felicidad por encima de todo lo demás.
—Tu boca sabe tan bien como siempre. No, mejor en realidad —dice Eric.
—Claro, sabe a pescado salado —bromeo y río tontamente.
—¡Ja, ja, ja! Eso también. Le aporta condimento, pero lo que quiero decir es que echaba de menos besarte. —Eric me acaricia, me hace sentir especial. Consigue erradicar en pocos minutos toda la toxina que nos dañaba—. Quiero recuperar lo nuestro. Sigues siendo la chica con la que me veo en el futuro, Ana.
—Pienso lo mismo. —"Pienso". Esa palabra...
—Creo que solo falta que me aclares una cosa que me ha estado robando el sueño. —¡Ay, no! ¿Habrá escuchado algo de mi juego con Laurita?—. Aquel día en el tejado del insti tenías una carta de amor en las manos. Hoy vi que se acercaron unos chicos a vosotras en el recreo. ¿Qué está pasando, Ana? ¿Has... empezado a conocer a uno de ellos?
¡No! Creía que se había olvidado de ese tema.
—No, nada de eso. Ninguna de las cosas está relacionada —niego como toda una mentirosa. ¿No quedamos en que nos contaríamos todo? ¿Por qué no puedo hacerlo con esto? Pero bueno, tampoco es algo que nos afecte directamente como pareja. Viendo que pierde la cabeza por su hermana, será mejor que yo me siga encargando de este asunto. Él ya tuvo suficiente—. Esos chicos estaban limpiando el patio, pero ya sabes cómo son. Ven a tres chicas solas y no pierden la oportunidad de probar suerte. La carta... La carta no era para mí. Resulta que mi compañera Patricia tiene un enamorado secreto. El chico le había enviado un mensaje pidiéndole verse a solas en el tejado, pero ella estaba nerviosa. Decía que no sabía cómo reaccionaría si no le gustaba y me pidió de favor que fuera por ella. Por lo visto, el chico tampoco tuvo el valor de ir y dejó la carta en su lugar. Esa es la historia. Sí, esa es la verdad. —Mentiras tras mentiras, pero sé que estas no hacen daño.
Eric suspira.
—Ni te imaginas cuánto me alivia eso. Llegué a creer que estabas viéndote con otro y no podía soportarlo. Yo nunca he sido de ese tipo de detalles contigo porque el tiempo libre que tengo me gusta pasarlo a tu lado haciendo cosas. Ver que otra persona te ofrecía algo para lo que yo no tengo ni cabeza me derrumbó. Sabes que pienso que la felicidad se construye con momentos como este que vivimos ahora. —Pobre Eric, se ha estado martirizando por mí y por esto. Ese poeta no se imagina el daño que ha causado indirectamente.
—Siento todo este malentendido, Eric. Me enamoré de ti por tu forma de ser, por lo amable y bueno que eres. Cualquier otro chico se habría acostado conmigo y me habría dado la patada por lo insoportable que era. Tú creíste en mí, luchaste por mí, todo a pesar de que te causé mil disgustos al principio. No necesitas una carta para conquistarme. —Lo calmo y la mejor manera de hacerlo bien es completando las palabras con un beso.
—Te amo, Ana. Te amo mucho. —Eric no me deja corresponderle verbalmente. Se pierde en mi boca y yo en la suya.
Nuestros besos son apasionados, los propios de dos antiguos amantes que se invaden con sus lenguas sin temor alguno. Eric besa bien, pero la traviesa soy yo. Chupo y muerdo todo lo que me apetece.
Mi mano se desliza por su cara y la suya se acomoda en mi pierna. No es una noche especialmente calurosa, pero empiezo a arder. Me gusta que Eric me toque y que invada las cercanías a mi vestido. Quiero estimular esta pasión desenfrenada. Acaricio su pecho deseando arrancarle la camisa para sentir su piel, pero me contengo y desciendo por su torso.
Eric calienta mi muslo, lo agarra y tira de él como si le perteneciera. Descifro su mensaje, desea avanzar. Para complacerlo y facilitarle el trabajo, pongo mi pierna sobre las suyas. Ahora estoy accesible para que haga lo que quiera. Enseguida penetra bajo mi vestido. ¡Dios mío! Me frota donde Laurita ha dejado sus huellas. Su boca ha estado ahí. Su lengua me ha lamido ahí. Quiero sentir más.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...