La visita al parque acuático fue memorable en todos los sentidos. Nuestras fotos inmortalizaron esas sonrisas alegres que nos recordarán el domingo tan divertido que compartimos los cuatro. Lo que nadie sabrá es que ese día Laurita y yo alcanzamos otro nivel, aunque el final no fuera el más feliz.
La noche en la casa transcurrió tal y como imaginé. Mi cuñada no me tocó ni un pelo ni yo a ella, pero nos tratamos con la simpatía de siempre. Eric, por su parte, estaba ansioso por tomarme y yo seguía con la sangre caliente. Nos entregamos apasionadamente en la ducha como había previsto. Una vez más, estuve condicionada por el último regalo de Laurita. Me juré que no se volvería a repetir después de esa vez. Por eso, ataqué a mi novio cuando nos acostamos. Él mismo había insinuado en el jacuzzi que repetiría. Mi triste sorpresa fue un rechazo por agotamiento. No lo juzgué, había sido un día muy largo y tendríamos más oportunidades.
Las primeras horas de la mañana del lunes se evaporaron con mucha tranquilidad. Sí, es cierto que Laurita no me besó ni la cara, pero hablamos como cuñadas y amigas; después de todo, eso es lo que somos. Este es el buen camino, la cura para mi confusión estúpida.
Recién entramos en el primer recreo. Como de costumbre, nos reunimos con Claudia. Eric nos acompaña un par de minutos, unos instantes que aprovecha para alimentar nuestro cariño, y se va con sus compañeros. Mi vieja amiga reacciona con su típica exageración y mi cuñada parece muy feliz al respecto. Esto es la normalidad. Este es el día a día que espero...
—¡One, two, three! ¡De tobidase! Sanzan datte naiteita, hibi to booru no soto mare... —No podía ser otra que Aura la que aparece cantando como una animadora de preescolar. Si pretende captar nuestra atención, lo hace con creces porque no somos las únicas que la miramos. ¿Comprende lo que es la vergüenza ajena? Lo peor es que Laurita le celebra la gracia riendo—. ¿Qué hay, chicas? ¡Y Lau tan kawaii con su flequillo como siempre! ¡Me encanta! —¿No te basta con pregonarlo? ¿También le tienes que tocar el pelo?
—¡Vaya, chica! ¿No será que te has perdido? —dice Claudia con puro sarcasmo—. La pescadería está por allá, sigue todo recto. —¡Claudia, te amo!
—¡Wow! ¡Súper chistosa! En serio, me has matado. Mira cómo me parto. Ja, ja. Amazing. ¡Maravillosa! ¡Premio a la creatividad! ¡Súper kawaii! Ja, ja. Vale, se acabó el chiste. —Esta Aura está loca. Tan irónica. Ella es la que se merece el premio a la teatralidad. La detesto. Laurita es la única que le ríe la fastidiosa payasada.
—¿Qué se te ha perdido por aquí? —pregunto endulzando mi irritación.
—¿No puede una venir a saludar a una amiga? —replica Aura. Así que "amigas". Se lo toma muy en serio.
—Lo que decía, buscando pescado fresco. —Es una bendición contar con Claudia, aunque nuestras reacciones se deban a diferentes orígenes.
—¡Vaya! Me siento como Simba en el territorio de las hienas. No te preocupes, Nala, he venido a rescatarte. —Simula murmurarle a Laurita mientras oculta su boca detrás de su mano. Y mi cuñada se limita a reír como una tonta.
—Esta friki es todo un personaje —dice Claudia burlesca.
—Friki con orgullo y otaku de nacimiento —dice Aura sonriente y mostrando el gesto de la paz.
—Las hienas muerden, Aura. Ten cuidado. —A ver si le refresco la memoria. Parece que se le olvidó la advertencia que le hice en la casa.
—Te faltó mencionar otro orgullo —dice Claudia.
Creo que ahora sí vencimos ese ego tan crecidito que tiene porque se ha quedado callada.
—Dime, Aura. ¿Venías a decirme algo? —Laurita le concede la atención que buscaba.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
RomanceTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...