Monstruo

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El mensaje de voz de Lena es un rayo de esperanza inesperado, tanto que lo escucho una vez más. Mi comprensión no falla, Lena dice que estuvimos drogadas. Yo sabía que no podía ser normal lo que me había ocurrido con Flor, ni ella ni yo habríamos traicionado a Laurita. ¡Amo a Lena!, aunque la odie por haber comprado la tarta de la desgracia.

Ilusionada, salgo de mi cama a toda prisa. Este audio es la prueba de que fui una víctima de las circunstancias, de que decía la verdad, y podré sanar la herida de Laurita con él. Mi mayor anhelo es recibir su perdón.

—¡Laurita! —exclamo a la vez que llamo a su puerta, pero la emoción es tan fuerte que irrumpo en su habitación.

Ella está acostada y llora con el teléfono en sus manos.

—¿Qué haces aquí? Vete, Ana —me pide.

—No, Laurita. ¿Has visto el mensaje de Lena? ¿Lo has oído? —cuestiono ansiosa.

—Sí, Ana, pero vete. —¿Por qué me sigue negando?

—¿Por qué me pides eso, Laurita? Te he dicho la verdad todo el tiempo, esto lo demuestra. Estaba drogada, no te engañé por voluntad propia. Laurita, tú eras la que estaba en mis alucinaciones. —Derramo lágrimas como ella porque me entristece verla en ese estado.

—Deja de hacerme daño, Ana. Hablaste con ellas para que te encubran, ¿verdad? Todas jugáis conmigo. Para, deja de atormentarme, te lo suplico. —Su llanto me pesa. Toda su desconfianza es producto de su pasado, puedo sentirlo.

—¿Cómo piensas eso, Laurita? Yo nunca jugaría contigo de esa manera y no dejaría que nadie lo hiciera. Te he apoyado, me he entregado a ti como amiga, cuñada y amante igual que tú conmigo, te he defendido cuando te han hecho daño. ¿No puedes ver que te amo? ¿Por qué haces esto? ¿Acaso te ha amenazado el acosador? Ya no sé qué creer, Laurita, pero no puedo con este sufrimiento. —Estoy destrozada. Mis ilusiones se desmoronan.

—¡Por favor, Ana, no sigas! Todo me duele. Lo único que te pido es que me dejes en paz y ni eso me concedes. —La verdad no ha valido para nada...

—Vale, Laurita... —Aprieto el pomo de la puerta—. Si no quieres volver conmigo, lo respetaré, pero me gustaría marcharme sabiendo que me crees...

—Vete, por favor... —murmura llorosa y se voltea en la cama hasta darme la espalda.

—Me duele que me hagas esto porque no te imaginas cuánto te quiero. Tenía la esperanza de que me perdonaras después de escuchar ese audio. Nos imaginaba abrazadas ahora... —Limpio mis lágrimas incesantes—. Todo se ha ido a la mierda y... ¡Joder! ¡Me duele! —Lloro desconsoladamente—. No volveré a molestarte, Laurita. Solucionaré unas cosas y me iré porque no puedo vivir contigo sin tenerte...

La única respuesta que recibo de su parte es su sollozo. Cierro la puerta al salir y mi corazón se quiebra por completo.

***

De vuelta en mi cama, busco consuelo en la almohada y en Flor. Parrafadas de mensajes representan mi dolor como cuadros grises expuestos en este frío invierno. Mi amiga comprende mi desolación, la opresión en el pecho que me estrangula, que me lleva al borde de la muerte, pero que se convierte en una prolongada tortura.

Flor también lamenta que Laurita no me perdone y a ella tampoco, a pesar de que se ha confirmado que estábamos bajo los efectos de las drogas. Aun así, me anima, me da esperanzas y me dice que me ponga en el lugar de mi amor. Es cierto, si ella y Flor me hubieran confesado que se habían acostado, yo habría explotado antes de escuchar cualquier explicación. Mi amiga opina que es una buena decisión irme de la casa por un tiempo y me ofrece quedarme en la suya si no quiero estar con mis padres. Tendré en cuenta su propuesta.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora