—¡Ana!
La voz de Laura resuena en mi cabeza. Cierro de un tirón. Tengo la sensación de que la he incomodado bastante. No lo he hecho con malas intenciones, pero es una representación de cómo me empiezo a sentir. Es la muerte de mi privacidad.
—¡¿Por qué has entrado así?! ¿No me dijiste que había que tocar la puerta?
—Lo siento, Laura. Se me ha ido la pinza por completo. Me había quedado dormida y la mente se me ha reseteado. Y como no estoy acostumbrada a tener a alguien más en casa... Pero bueno, no volverá a ocurrir —argumento desde el otro lado de la puerta—. ¿Te falta mucho?
—Cinco minutos más, por favor.
Lleva una hora metida en el baño. Si hasta he echado una siesta. ¿Qué se supone que hace? ¿Será de esas presumidas que se cepillan el pelo como si fueran una Barbie? Tenía el cepillo en las manos y ese pelazo que tiene requiere trabajo, es como la cola de un caballo. ¿Esto será así todos los días? Dios, lo que me espera.
Me pregunto qué escondería. ¿A lo mejor un tampón? Con lo torpe que es, me imagino el reto que le debe de suponer introducírselo. Seguro que se le resbala de las manos como si fuera una pastilla de jabón. Me viene un ataque de risa. Mejor me alejo de la puerta para que no me oiga. Voy a explotar. La carcajada contenida hace que me hierva la sangre. Sudo y las orejas me arden.
Libero mi frenesí en el salón, pero me esfuerzo para no hacer mucho ruido. Lo último que querría es que pensara que me río de ella después de haberme oído poniéndola verde con Claudia. Esto no está bien, pero no puedo dejar de imaginarla jugando con el tampón. Laura, Laura. Tengo que reconocer que tiene un cuerpo muy bonito. Mario y Carlos habrían matado por estar en mi lugar.
—El baño ya está libre —dice Laura a mis espaldas.
Me volteo. Borro las lágrimas de risa que me corren por las mejillas.
—No te sentí salir. Estaba aquí... Bueno...
No sé ni qué decir.
—¿Te pasa algo? Tienes los ojos lagrimosos.
—Sí, bueno. Nada, una tontería. Una cosa en la tele que me hizo mucha gracia.
Recupero el sentido. Me fijo mejor en ella. Juguetea estirándose un mechón de cabellos. Es curioso, sigue con la muñequera puesta. Es tan rarita.
—Te queda muy bien mi ropa. Te ves muy bien —digo.
Le sonrío con naturalidad.
—¿Sí? Gracias, Ana. Será mi nuevo pijama. Es más cómodo que el mío.
La cara se le ilumina. Supongo que su pijama es una camiseta y un pantalón con animalitos. Es lo que le pega. La ropa que le di es muy ligera. Si se sentara con las piernas abiertas, dejaría poco a la imaginación.
—Bien. Bueno, me voy al baño.
—Vale. Yo... voy a hacer los deberes.
Si solo fuera eso, pero Laura es una caja de sorpresas.
***
Entré en el baño con la intención de darme una ducha rápida, pero terminé llenando la bañera. El día está siendo demasiado intenso. Necesito el agua para relajarme. Además, tengo derecho a tomarme mi tiempo como hizo Laura.
This world can hurt you. It cuts you deep and leaves a scar. Things fall apart, but nothing breaks like a heart.
Claudia me está llamando. Tengo que contarle todo.
—Clauuudiaaaa —la saludo.
—¿Qué haces? ¿Te llegó el paquete o nada?
—Estoy metida en la bañera.
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La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]
Roman d'amourTras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio e incluso me asignaron una paga mensual. Mis únicas obligaciones consistían en estudiar y ayudar a m...