Alivio para la ira

34.7K 1.9K 2.4K
                                    

Aura, un nombre tan bonito contaminado por esa odiosa que hace honor al significado de la palabra como ave carroñera. No podía existir mejor definición para esa chica. Las cartas aparecieron cuando ella empezó a forzar su relación con Laurita. Recuerdo que Aura agobiaba a mi chica con sus monólogos en sus clases optativas hasta que consiguió venir a casa. Las excusas de hacer tareas juntas y endulzarla con galletas formaban parte de su plan para apegarse a ella. Laurita la rechazó, pero le siguió brindando su amistad y esa arpía se lo agradeció incordiando con sus cartas de amor, cartas por las cuales pagó. Despreciable.

Laurita y yo regresamos a nuestra aula. Varios compañeros llegan y holgazanean junto a la puerta, incluyendo al casanova de Mauro y a Carlos, el aspirante a Mario.

—¡Esa Laura toda bella! —Mauro se apresura y nos bloquea el camino con su porte de payaso fanfarrón—. ¿Y esa cara tan arrugada? ¿Quedamos esta tarde para que te devuelva la sonrisa? —El muy atrevido roza la mejilla de mi chica con un dedo.

—¡Quítale las manos de encima, cochino! —Se la espanto con un manotazo.

—¡Joder! —Mauro se sopla la zona del golpe—. Eres de gatillo fácil. Buenos reflejos. Nos vendría bien una jugadora como tú para el shooter al que Miguel y yo le estamos dando.

—Quítate del medio o tampoco verás venir la bofetada que te daré —lo amenazo.

—Estás muy gruñona últimamente. Sal un poco más de casa porque estás peor que una vieja. Tienes a Laura igual de seria que tú. ¿No os apetece que quedemos varios para ir a una sala de juegos? —propone Mauro con su zalamería, pero sé que sus intenciones son coquetear con mi chica.

—Gruño y muerdo, por si no lo sabías. Vete con tus novias y no molestes. Quítate —digo con seriedad.

—Hazte mirar esa antipatía porque no todos somos tus enemigos. —Mauro nos permite el paso de una vez y nosotras entramos. Me muerdo la lengua porque puedo explotar con cualquiera por culpa de Aura.

—No te la juegues con ella. Ha estado a punto de darle una paliza a una chica en el patio. Es Ana Álvarez, la matona del insti —comenta Carlos y no puedo evitar voltearme y regresar al pasillo.

—¿Cuál es tu problema, imbécil? —le chillo.

—Ana, no hagas caso. Ven conmigo —dice Laurita.

—¿Me vas a joder como le hiciste a Mario? La única persona que pudo joderlo para hacer que se fuera del insti eres tú y tenías tus motivos —me acusa Carlos.

—¿De qué coño hablas? —pregunto desconcertada.

—Él no ha querido contármelo, pero sé que fuiste tú. Eres una zorra que va pegando a la gente cuando le da la gana y te lavas las manos por ser chica. —Las acusaciones de Carlos me enervan.

—Oye, eso no es así —interviene Mauro—. Mario será tu amigo, pero es un cabrón y se pasó con Ana. No caigas en lo mismo.

—No necesito ir por detrás para poner a la gente en su sitio. Él se buscaría lo que sea que le haya pasado. Y tú, si tienes algún problema conmigo, dímelo en la cara y deja de inventarte historias —digo y lo reto, pero se limita a apretar los dientes de esas mandíbulas de cocodrilo.

—Lo digo públicamente. Que sepáis que, si me pasa algo, fue esta zorra de mierda. —Carlos se ha vuelto más detestable de lo que era. Es un fiel seguidor de los pasos de Mario.

—Te estás ganando una buena. Procura no tocarme como hizo Mario —le advierto.

—Ya está bien. No digas más basuras, Carlos, Ana ya no es mala gente. —Mauro me defiende—. Déjalo estar, Ana.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora