Cumpleaños Travieso

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Todos me felicitan con palabras sonrientes y abrazos amistosos. Me contenta que se hayan conocido estos dos grupos de amistades que tengo. Echo en falta a Patricia, pero me dicen que no han podido contactar con ella desde lo de Halloween. La visitaré pronto porque se está aislando cuando tiene amigos que la apoyan. Por otro lado, doy gracias a quien tuviera la lucidez de no invitar a Aura porque no la habría soportado en toda la fiesta persiguiendo a mi chica.

La propia excitación de la sorpresa camufla la calentura con la que me ha dejado Laurita. Esa diablilla sabía que no podríamos hacer nada y me ha prendido igualmente. Me imagino cuánto se habrá reído por dentro.

—¡A soplar las velas! —dice Eric y las enciende. Estas, componiendo mis años, están clavadas en la tarta.

Nos situamos alrededor de la mesa. Ellos me cantan y yo sonrío emocionada delante del pastel. Este día está siendo increíble. Cuando concluyen con una ola de gritos y aplausos, soplo y apago las velas de un golpe.

—¡Bien! Se nota que esos pulmones se han fortalecido de tanto jugar al karaoke —dice Laurita. ¡Qué pícara es! Todos reaccionan como si fuera una broma, pero ella y yo nos entendemos.

—Mi amiga, otro año soportándote, pero espero que sigan siendo muchos más —dice Claudia y me abraza.

—Ahora la baby del grupo es Laura —dice Mary.

—Préstale el mordedor, Ana. —Claudia no pierde oportunidad para rivalizar con ella.

—¡Arre, Claudia! —responde Laurita muy risueña y mi carcajada es incontenible.

—Laura es nuestra baby protegida, así que nada de meterse con ella. —Flor le echa el brazo por encima.

—Haz los honores, mi amor. —Eric me entrega un cuchillo para cortar la tarta.

Mientras alguien pone música de fondo, yo pico un trozo de esa delicia de pastel. La crema fundiéndose invita a meter el dedo y probar esa exquisitez de chocolate con textura esponjosa.

Sirvo porciones para todos y ellos mismos llenan sus platos con otros tentempiés para picotear. Los gases de los refrescos se liberan cuando destapan las botellas. Así comenzamos a deleitarnos compartiendo armonía. Unos de pie y otros sentados en el sofá y en las sillas, pero en familia.

Eric cuenta que Laurita lo ayudó a conseguir los números de mis amistades, ya que él tenía solo el de Claudia. Además, narra con elocuencia las dificultades que tuvo para conseguir la tarta porque era por encargo, pero que su amigo Fernando, el que nos acompaña, fue su salvación. También el tema de los regalos. Por lo visto, habían creado un grupo de WhatsApp para coordinarse y deduzco que se divirtieron en el proceso. Laurita era la carnada que me distraería con un paseo para que ellos entraran en la casa cargando con todo. Eso explica el rechazo de mi chica cuando salimos del edificio, ella sabía que nos estaban vigilando. Menos mal que me controlé...

***

Después de banquetearnos como si no hubiera un mañana, la chispa de las chicas del voleibol se dispara.

—¡A bailar! Lena, sube el volumen un poco —dice Dayana enérgica.

—¡Sí! ¡Bailemos! —digo entusiasmada.

Las parejas empiezan a formarse. Mi deseo es unirme a mi Laurita en esta alegre melodía que nos ofrece Lena con su altavoz. Sin embargo, la realidad es que tengo un novio y que está aquí, así que extiendo mis brazos hacia él. De todas formas, Eric se merece mi afecto como agradecimiento por esta sorpresa que me ha preparado.

—Me quedo con nuestra baby. —Flor sí podrá disfrutar a mi Laurita, pero confío en ella, sé que la cuidará como una buena amiga.

—¿Bailas conmigo? —pregunta Carla a Fernando.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora