Eric

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Laurita y yo acudimos al hospital tras la llamada de Fernando. Ambas estamos preocupadas por Eric, sobre todo mi chica porque recuerda la vez que su hermano fue hospitalizado por recibir una paliza. Eric ha estado muy susceptible últimamente y es muy probable que haya cedido a una provocación. Sospecho que Claudia es la que ha originado esta situación con su lengua de víbora y me da rabia porque había conseguido alegrar a Eric con el regreso de su hermana. Solo espero que su estado no sea grave, ya que Fernando no quiso contarme los detalles.

Mi chica y yo nos acercamos a la recepción del hospital destilando inquietud en cada gesto y en cada palabra. En cuanto nos confirman el número de habitación al que Eric ha sido trasladado para estar en observación, nosotras corremos por las escaleras e ignoramos las advertencias de ir con cuidado, pasamos entre pacientes y personal sanitario como si esquiváramos coches en la carretera a gran velocidad.

Puertas y más puertas, estoy por pensar que han dejado a Eric en el sitio más lejano a propósito. Sin embargo, la presencia de Daniela como una perra guardiana frente a una habitación nos indica nuestro destino. Ella se atraviesa en nuestro camino con su expresión de desprecio.

—¡Qué poco os importa Eric! —Daniela, que viste su uniforme de trabajo de la tienda, nos impide entrar.

—¡Quítate, idiota! —le digo malhumorada.

—No te hagas la preocupada, esto es tu culpa. Tanto que hablas de mí y eres un zorrón de los grandes. ¡Menuda putilla! —Daniela no pierde la oportunidad para insultarme.

—No hables de lo que no sabes, metemierda. Procura que lo que le haya pasado a Eric no tenga que ver con tu veneno —le digo con tono de amenaza.

—Por lo visto, yo no soy la única que le abre los ojos sobre ti. Está claro que te tiras todo lo que se mueve y eso se ha destapado. La culpa de que le hayan pegado a Eric es tuya, yo simplemente soy una buena amiga que ha venido a cuidar de él —dice Daniela con su zorrería.

—No estamos para tus idioteces. —Laurita la aparta con un empujón.

—¡Eh! No me toques, estúpida. —Daniela está pidiendo a gritos una habitación para ella.

En ese instante, la puerta se abre y Fernando se asoma. Él también viste con el uniforme del trabajo. Aprecio las manchas de sangre en su abrigo y su pantalón.

—Escuché vuestras voces. ¿Qué tal, chicas? Venga, pasad —nos invita Fernando, aunque no anima mucho su expresión de estar en un funeral.

—Yo me voy, no soporto a estas indeseables. Luego llamaré a Eric para ver cómo sigue —dice Daniela.

—Lo mejor que haces. Desaparece —dice Laurita y yo le dedico una mirada severa a Daniela.

La metemierda se larga gruñendo como una perra y nosotras entramos. Enseguida nos aproximamos a Eric, que descansa sobre una cama y tiene un suero puesto. Pobrecito, su cara parece una piña. Inflamaciones y moratones por todas partes, además de suturas simples sobre un ojo y el labio y tiene la nariz cubierta. Está tapado con una sábana, pero imagino que debajo oculta los golpes que debió recibir en el cuerpo también.

—Hermanito —dice Laurita llorosa y toma su mano.

—Se ha quedado dormido por los calmantes —dice Fernando y se para al otro lado de la cama.

—¿Qué pasó, Fernando? —pregunto con pesar y acaricio los cabellos de Eric.

—Estábamos trabajando y Eric recibió una llamada que lo inquietó. Era tu amiga Claudia, ella le contó cosas sobre ti y Adrián y él no se lo tomó nada bien. Yo hice lo que pude para tranquilizarlo, pero me tocó hacer los pedidos de la tienda y lo perdí de vista. Cuando me vine a dar cuenta, Eric se había ido y Daniela me dijo que él había salido a arreglar un asunto personal. Estoy seguro de que ella echó por tierra mis consejos, pero bueno, no quise discutir con ella, pero sí la obligué a acompañarme. Intuí que Eric se metería en problemas, así que fui directo al gimnasio en el que entrena Adrián. Ese cabrón no tuvo en consideración que fuéramos viejos conocidos, se había ensañado con Eric —narra Fernando disgustado.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora