El Pacto

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—"¡Ah! ¡Sí!". Se te dan bien los agudos, Ani. —Así comienza mi mañana del sábado, con una burlesca imitación de Laurita que hace relucir todos mis colores.

—¿Tú no duermes nunca o qué? —digo disimulando mi vergüenza mientras sirvo el desayuno para ambas en la cocina.

—¿Tú podrías dormirte en un concierto con los altavoces zumbando en tus oídos? —La muy pícara ríe.

—¡Qué exagerada! ¿Amaneciste con fiebre? —Será mejor que desvíe el tema. Le acerco el plato de las tostadas con la mermelada untada para que ocupe la boca.

—Un poco, pero ya me tomé la pastilla. ¿Dormiste satisfecha? —Directa al grano. ¿Qué pasará por su cabeza? Quizás pone a prueba lo abiertas que podemos ser.

—Sí, dormí plácidamente —digo y me siento con ella.

Transcurren unos segundos silenciosos en los que ambas mordemos nuestras tostadas y nos miramos. Parece un desafío para ver quién entra en la mente de quién.

—¿Por qué huyes de los detalles? ¿Tan mala perdedora eres? —dice. Sabía que no tardaría en tensar la cuerda.

—No huyo de los detalles. Ese oído tan fino que tienes te habrá ayudado a imaginártelos. ¿No te da cosa pensar en tu hermano en pleno acto? —Muero de la curiosidad por su respuesta.

La observo darse un trago de leche con chocolate. Se le forma un bigote que le limpiaría gustosa, pero lo hace ella misma despacio con su lengua mientras me mira. Es tan tentadora. Me concentro en mis tostadas.

—No pienso en él... —dice y me atraganto ligeramente. ¿Es que me imagina solo a mí?—. Pienso en ambos. El acto sexual forma parte de la naturaleza, no veo el problema en que mi hermano lo disfrute y yo lo sepa. Sería de hipócrita negar lo evidente, en este sentido. —Me hice la idea equivocada.

—Ya, pero me refiero a que a la mayoría de las personas les resulta incómodo pensar en un familiar en la intimidad —aclaro.

—Yo no soy la mayoría. Para mí es algo natural. ¿Por qué debería sentir "asco" si sorprendiera a mi hermano contigo? —Ella piensa tan diferente a mí. Sí que nos estamos abriendo, desconocía esta faceta suya. Sin embargo, más me hace cuestionarme sus juegos conmigo. Para ella todo es "natural". Si hubiera mantenido esta charla con ella la primera vez que me preguntó, estaríamos a otro nivel de entendimiento. Quisiera preguntarle por lo que siente cuando está conmigo, pero me asusta cualquier respuesta—. A esa mayoría le gusta escandalizarse y reprimirse. No te ofendas, Ani, ya que deduzco que eres más pudorosa en ese aspecto. Pero estamos tomando otra ruta, esto es propio de una mala perdedora.

—No me ofende, me gusta que compartamos nuestras formas de pensar. Yo, desde luego, no puedo imaginarme a mis padres en la cama. ¡Ni en broma! Y no soy una mala perdedora, iba a reconocer mi derrota. —No es verdad, tenía en mente dejarlo pasar.

Bebo de mi leche y ella me mira.

—Espera. —Desliza su dedo por encima de mis labios y yo ni me planteo detenerla—. Era para limpiarte —dice al terminar y se lo chupa. Permanezco en silencio siendo víctima de los desvaríos de mi imaginación—. Puesto que he ganado, tendrás que obedecerme cuando te pida que hagas una cosa. Será esta semana, pero el día no te lo diré.

¿Quiere que muera de ansiedad?

—¿Obedecerte? ¿Y qué cosa? —cuestiono.

—Si te lo dijera, perdería la gracia. Esto ya forma parte de mi consejo: la improvisación. Yo me ocupo de mi hermano —habla como una experta en parejas y me causa gracia—. Me diste tu palabra, Ani, espero que cumplas.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora