Paseo de Amigas

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Mi propia imaginación me hace ver la cabeza de Víctor asintiendo y sus labios pronunciando el "sí". Sin embargo, la realidad es que está más tieso e inexpresivo que una momia.

—El nombre que se deduce de las cartas es el de Aura, sí —responde y elevo una ceja.

—¿Te estás quedando conmigo? ¿Eso significa que fue ella? —La confirmación se vuelve más necesaria para mí.

—Siento decepcionarte, pero no puedo afirmar ni desmentir esa conclusión. Te di mi palabra de que te lo contaría después de la obra. —¡Quiero abofetearlo!

—¡Víctor! ¡Qué paciencia hay que tener contigo! ¿Qué más te da admitir lo que ya sé? ¿Quieres hacerte el misterioso o qué? No le diré a nadie que me lo has dicho. —Me desespera.

—Estoy de manos atadas. Si quieres la respuesta de mi boca, recuerda que la paciencia será tu aliada, de lo contrario, tu destino será el de una loca. —El poeta tenía que ser.

—Que sí, muy bonito, pero ¿qué te lo impide? Yo ya sé el nombre, tú también. Somos amigos, me guardaré el secreto. ¿No confías en mí? ¿Es eso? —insisto.

—Chantaje. Sí confío, Ana, pero no romperé mi palabra. Cuando la obra termine, lo primero que haré será decirte el nombre de la chica. Mi consejo es que te olvides del asunto. Te noto demasiado intranquila, esto te afecta mucho. Cualquier cosa que yo diga ahora solo alimentará tu ira. Sinceramente, no seré partícipe de que desgracies tu vida echando más leña al fuego. Quizás todo se haya resuelto de aquí a enero o, por lo menos, estarás más pacífica y reavivar este infierno no tendrá tanto peso como para que cometas locuras. Si me consideras tu amigo, escucha mi consejo y deshazte de toda esa furia contenida. Lo hecho, hecho está. Persigue la alegría o la amargura te consumirá. —El sermón de Víctor me hace pensar en que no le dé mayor importancia al asunto de Aura.

—Eres difícil de convencer. Vale, me rindo. Pues mira, si fue ella, no hará falta que me lo digas después de la obra. Me habré olvidado del tema para esas fechas y no querré saber nada de Aura. —Son varios los que me han advertido sobre mi irritabilidad y dudo que estén equivocados. A partir de ahora, debería centrarme en apoyar a mi Laurita y vivir momentos felices con las personas leales a mí; suficiente carga tengo con el engaño a Eric como para echar más piedras en mi mochila.

***

Mi primera acción cuando llegué a la casa fue asaltar los labios de mi chica. La mejor manera de despojarse del malhumor es bebiendo una dosis de amor y eso hice. Ella, rodeada de cuadernos bien organizados y de su computadora portátil, hacía sus deberes en la mesa del salón. Acariciar su boquita con la mía en pleno abrazo nos devolvió el resplandor de nuestras caras. Un rato de mimos con charla amorosa fue el complemento ideal.

Ahora preparamos la cena mientras Eric se ducha. Mi intención se mantiene centrada en el bienestar, un bienestar que Aura ni nadie podrá perjudicar, por eso pongo música enérgica de ritmo latino en mi teléfono.

—Señorita, ¿me dedicas este baile? —digo con gracia y extiendo mi mano.

—Este y los que quieras —dice Laurita sonriente.

En cuanto su palma conecta con la mía, me la acerco de un tirón. Sus ojos y sus labios expresan una agradable sorpresa que se incrementa cuando agarro su cintura y la beso.

—Ani, ¿qué haces? —pregunta con su voz asustadiza, pero sé que le gusta.

—Bailar con mi chica —digo y meneo mi cuerpo con sensualidad junto al suyo.

♫Bailando, bailando, bailando, bailando

Tu cuerpo y el mío llenando el vacío

Subiendo y bajando (subiendo y bajando)♫

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora