Capítulo 4.

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POV Carlos.

Ha llegado el gran día. Por fin empezamos la nueva temporada y por fin voy a conocer a Alicia. Por algún motivo que no entiendo, tengo ganas, aún sin saber cómo es. Me dirigí primero al motorhome para dejar algunas pertenencias que llevaba encima, y luego me encaminé hacia las oficinas de McLaren. De camino me topé con el granuja de siempre, al muppet por excelencia.

- LandoooooOoOooo - lo nombré llamando su atención.

- CarloooooOoOooos - respondió - ¿Con ganas de empezar el día de hoy? - me dijo alzando las cejas y entendiendo a la perfección el doble sentido de la pregunta.

- No te pases de listo - dije dándole un leve golpe en el hombro, a lo que él contestó con un "auch" - tenemos mucho por hacer en esta primera carrera. De todos modos... ¿tan evidente es? - pregunté con intriga mientras notaba que me empezaban a sudar las manos.

- Trancuilo Carlos - habló Lando mientras me daba una palmada en la espalda - para mí sí porque te conozco, para el resto no. Mira, de todos modos - dijo el británico llamando mi atención porque estaba intentando sacar algo del bolsillo - te he traído pañuelos, por si se te cae la baba - comentó riendo, a lo que yo respondí con un golpe un poco más fuerte que el anterior, y mirándolo con cara de evidencia.

- ¡Ehh, al final me vas a lesionar! - exclamó el británico dolorido, a lo que yo reí.

POV Alicia.

Mientras íbamos de camino a las oficinas, en el paddock me iba parando la gente para hacerse fotos conmigo y para que les firmara camisetas, fotos, etc. Aunque eso me ilusionaba, mi mente no dejaba de pensar en que iba a llegar el tan esperado momento, lo cual me ponía nerviosa, pero disimulaba bien.

Al llegar, entramos y nos dirigimos a un ascensor de grandes dimensiones, ya que en él cabíamos yo, Jorge, Verónica y otros muchos más. Sentí que mi corazón palpitaba de forma más intensa cada segundo que pasaba. El resto de acompañantes iban conversando y poco o nada se percataron de que yo estaba algo inquieta. Cuando me quise dar cuenta, ya llegamos a la planta en cuestión, y mis pensamientos se esfumaron de mi cabeza en un santiamén para conectar de nuevo con la realidad. Las puertas se abrieron y me permitieron ver una sala repleta de gente, fotógrafos, la prensa y, sobre todo, trabajadores de McLaren. Al llegar, vi a lo lejos un Zak Brown (director ejecutivo de McLaren) que se acercaba emocionado hacia mí, mientras que yo entraba en la sala.

- Yeeaaah, ¡sí señor!, ¡por fin te tenemos aquí! No sabes cuánto me alegro de que visites nuestra escudería señorita Martínez - dijo un Zak ilusionado mientras me estrechaba la mano - y lo mejor es que somos los primeros a los que vienes a visitar, ¡ja, la prensa esperaba que iba a ser Mercedes pero no!

- Un gusto señor Brown - dije amablemente.

- Oh, no, no, por favor, llámeme Zak, hay confianza - mencionó de forma muy campechana.

- Lo mismo le digo Zak - sonreí - como si fuera una más.

Zak me dio dos palmadas en la espalda que me resultaron muy graciosas y procedió a saludar al resto de acompañantes que iban conmigo en el día de hoy. Mientras que todo eran risas y jolgorio, mi corazón se paró en un instante. A lo lejos, lo pude reconocer. Era él. Dios, era él, Carlos. Vestía de forma muy elegante, con una camisa blanca con el logo de la escudería, unos pantalones negros tipo pitillo que le sentaban genial y unos zapatos de vestir del mismo color. Estaba hablando con otros dos hombres de similar altura. Quería evitar pensarlo pero Dios, no pude, no pude evitar pensar que se veía tan guapo. Me pregunto si me habría visto.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora