Capítulo 38.

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POV Alicia.

Mi padre se giró sorprendido. Yo no tanto, sabía que iba a ser él. Me acerqué al piloto para darle dos besos, y por supuesto, fui correspondida del mismo modo, con efusividad.

- ¿Qué tal te va todo, Lew? - pregunté al británico mientras me repasaba de arriba a abajo con el mayor disimulo posible tras contemplar que me acompañaba otra persona. Y no una cualquiera, además. Una capaz de arrancarle los ojos si se pasaba de la raya.

- Ahora genial tras ver que has venido - y sonrió seductoramente. Cambió la expresión de su cara al dirigir la mirada a mi padre. Su rostro se tornó serio, como de respeto, como si ya intuyera de quién se trataba.

- Lew, te presento a mi padre, Alfonso Martínez. Papá, este es Lewis Hamilton, piloto de Fórmula 1 - mencioné cordialmente, aunque, por supuesto, mi padre ya sabía quién era.

- Es un placer conocerle, señor Martínez - mencionó Lewis muy cordial y extendiendo la mano.

- Igualmente, muchacho - respondió mi padre serio, correspondiéndole el saludo - no está de más decirte que eres un gran piloto - afirmó.

- Muchas gracias, señor - respondió el británico educado.

- ¿Ya os conocíais, Alicia? - me preguntó Alfonso volviendo a su cara tierna, esa con la que siempre me mira y me habla.

- Sí, papá, lo cierto es que lo conocí en el Red Bull Ring.

- Permítame decirle - y en este punto llamó la atención de ambos - que fue todo un placer recibir a su hija en el circuito de Austria, tanto para mí como para toda la competición. De hecho, me atrevería a decir que incluso fui un verdadero afortunado por conocerla... - y tras decirlo, sentí la intensa mirada de Lewis, por lo que me sonrojé ligeramente, sin saber exactamente por qué... ¿qué narices me pasa? - quiero decir - y volvió a hablar en dirección a mi padre, decisivo - lo digo porque otros pilotos no tuvieron la misma suerte que yo, sencillamente - y concluyó sereno, disimulando ese piropo que me había soltado así como el que no quiere la cosa.

- Sí, bueno - empecé hablando algo inquieta - no tuve el suficiente tiempo como para conocerles a todos... - espeté intentando relajarme.

- Pues sí, Lewis - habló esta vez mi padre - la verdad es que los pocos que la conocisteis, fuisteis afortunados - soltó con cierto retintineo, dando a entender que había captado a la perfección ese intento de liguoteo que me había lanzado - como comprenderás, mi hija tiene una agenda muy apretada... el tiempo apremia para ella, de hecho, y claro está, no puede dedicarlo enteramente a deambular por los circuitos, y mucho menos a conocer a todos y cada uno de los pilotos de la parrilla - mencionó eso último con ese papel de "papi protector".

- Por supuesto, lo entiendo perfectamente - contestó el moreno igualmente sereno, no dejándose intimidar por la presencia y las palabras de Alfonso - en fin, no quisiera interrumpir, pasadlo bien, y cualquier cosa que necesitéis de mí, solo tenéis que decirlo.

- Muchas gracias, Lew - dije.

- Gracias y suerte para la clasificación... y para la carrera, ya puestos - agregó mi padre estrechándole la mano.

Yo me despedí del mismo modo de Lewis. Por alguna razón extraña, el ambiente que se había creado no me invitaba a darle de nuevo dos besos, así que acabé dándole yo también la mano y empezamos a alejarnos de él. Volteé la cabeza para mirarle una última vez y allí estaba, observando cómo me alejaba con las manos en los bolsillos. Me guiñó un ojo tras conectar nuestras miradas, y dirigí mi cabeza de nuevo al frente, sorprendida por el momento vivido, y con una sensación rara en mi interior. Si antes lo suponía, ahora lo confirmo... claramente le gusto.

- Algo me dice que ese hombre te tiene el ojo echado - soltó mi padre no muy contento, demostrándome esa capacidad que tiene para leer mentes... o al menos la mía.

- ¿Qué? - me hice la sorprendida, aunque lo hubiese pensado hace escasos segundos - no digas tonterías, papá...

- ¿Tonterías?, yo he visto cómo te miraba, reina - contestó añadiendo un apelativo cariñoso para no sonar demasiado seco.

- Solo intentaba ser agradable, eso es todo - e intenté restar importancia a lo sucedido.

- No sé yo... - respondió inseguro.

Entonces me aferré al brazo derecho de mi padre.

- Ay, ¿no serás tu el papi más protector del mundo?

No pudo reprimir esa sonrisa tan adorable que posee, y que se parecía tanto a la mía.

- Es que... solo quiero un buen muchacho para mi hija, eso es todo.

Reí tras escucharlo. Con rapidez, empezamos a charlar de MotoGP, cambiando radicalmente de tema. Mi padre iba observando el panorama sosegado, tranquilo, hasta que noté que estaba andurreando sola. Mi padre se había detenido en seco, y se había cerciorado de la presencia de alguien. Un escalofrío intenso se hizo presente de una estocada al ver de quién se trataba.

- Hombre, Carlos - saludó Alfonso al padre de Carlos Jr, mientras abría los brazos en señal de querer recibir y dar a la vez un grandioso abrazo.

- Pero si es el mismísimo Alfonso - y entonces se dieron un abrazo emotivo, acompañado de unas palmadas sonoras que expresaban la añoranza que ambos habían estado guardando en todo este tiempo.

- ¿Cómo estas, campeón? - preguntó mi padre - ¿cómo te va el Dakar?

- Bien, Alfonso, bien, ahí vamos - contestó Carlos sonriente - con Fernandico este año con nosotros. Todo un lujo, vaya.

- ¿Y tu mujer?, ¿y tus hijas?

- Todos bien, gracias a Dios - y al acabar la frase, Carlos dio un bote de sorpresa tras verme. No se había dado cuenta de mi presencia hasta ahora - pero bueno, Alicia, ¡no me había dado cuenta de que estabas aquí! - y se acercó para darme dos besos - madre mía, estás guapísima, oye, ¿cómo te va todo?

Al escuchar la pregunta, abrí la boca entusiasmada con la intención de responder, pero fui interrumpida tras notar un par de manos tapar mis ojos, oscureciendo así el campo de visión. No sabía quién podía ser, pero sonreí como una boba cuando a mis fosas nasales llegó ese perfume tan cautivador y único que me recuerda a un hombre apuesto que me derrite cada vez que me mira. Un hombre que siento que me comería a besos en cualquier instante.

- Adivina quién soy - preguntó coqueto, intuyendo una sonrisa en sus palabras.


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¡Hellooooo! nuevo cap bonitos míos!<3<3

Se vienen capítulos salseantes ahora que Carlos y Alicia van a estar juntos durante estos dos días^^ así que no olviden votar para más caps, y comenten si les viene de gusto, yo siempre atenta a vuestras reacciones, como siempre:3

8'4k de lecturas lleva ya la novela... ¡wow! mil gracias por el apoyo, y también por vuestra paciencia:) Intentaré actualizar lo antes posible. 

Cuídense mucho.

Besos, Echo. 

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora