Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos Sainz

Capítulo 48.

POV Alicia.

A pesar de haber estado merodeando por el paddock durante un buen rato, la noche acabó invadiendo el amplio y basto cielo, y ni rastro del piloto del dorsal 55 de McLaren. Por fortuna o desgracia, no me topé ni con Carlos, ni con su padre ni con su acompañante de cabellera rubia. Y lamentablemente, así lo prefería, al menos el día de hoy. Dios dirá que sucederá mañana...

Pasé el resto de la tarde con mi padre y sus compañeros de trabajo. Como percibieron que estaba algo tristona, se gastaban bromas entre ellos y contaban anécdotas graciosas por tal que acabara riendo, y al final lo consiguieron. Muy en el fondo, lo agradecí enormemente, porque lograron que el resto del día no estuviera martirizada pensando en lo sucedido con Carlos. Mi mente estuvo lo suficientemente distraída como para no pensar en ese desastroso momento vivido con anterioridad, y del que preferiría olvidar, aunque muy a mi pesar, no lo conseguiría. Mi padre, con tan solo ver mi rostro, supo desde el principio que algo había sucedido, no sabía con quién y cómo, pero sí que había sido lo suficientemente importante como para mermarme el estado de ánimo. En ningún momento me avasalló a preguntas, pero aprovechó un instante en el que sus amigos no nos prestaban atención para cuestionarme si había sucedido algo con Carlos. Yo le mentí y le respondí negativamente, pero luego me dijo que, si necesitaba hablar con él de lo que fuese, que siempre estaría dispuesto a escucharme. Es el mejor papi del mundo.

Al hacerse de noche, mi padre y yo decidimos ir al hotel donde íbamos a hospedarnos en la jornada de hoy. Tras hablar con las recepcionistas, nos dieron una llave a cada uno ya que íbamos a dormir en habitaciones diferentes, pero que se ubicaban en el mismo pasillo, así que no encontramos ningún impedimento al respecto. Casi que lo agradecí, ya que en ocasiones necesito tener mi rato a solas... pensar en lo sucedido, y en ciertas personas...

De camino al ascensor, me vino a la mente que tarde o temprano debería hablar con mi padre sobre la fiesta... por el tema de cambiar los billetes de avión y reorganizarlo todo de nuevo. Ya dentro de aquel robusto habitáculo, llené de aire mis pulmones con la intención de ir soltándolo poco a poco y de formular esa pregunta que merodeaba por todos los rincones de mi cabeza.

- Oye papá, quisiera comentarte algo.

- Sí, dime reina, ¿todo bien? - preguntó Alfonso preocupado.

- Sí, claro, todo bien - respondí tranquila, aunque bien pensado podría ir mejor... - es que quería hablarte de algo que me ha sucedido esta tarde por el paddock. Me encontré con Verstappen, Ricciardo y Albon, y me invitaron a una fiesta que se va a celebrar después de la carrera, por la noche, en el corazón de la capital... y al que van a acudir todos los pilotos, básicamente... yo les respondí que tenía que hablarlo contigo por el viaje de vuelta, como teníamos previsto volver mañana precisamente... - expliqué calmadamente, aunque impaciente por escuchar su contestación.

- Uhm, ya veo... - espetó mi padre pensativo - ¿y qué propones?

- Mmmm, bueno, he pensado que tal vez podríamos cambiar los billetes del avión, sí te parece bien, claro - dije tras percatarme de que en breves iban a abrirse las puertas del ascensor. Ya habíamos llegado a nuestra planta.

- Me temo que eso no va a ser posible - y se me entristeció la mirada - el lunes sin falta necesito estar en Barcelona por una reunión con unos empresarios rusos muy importantes - argumentó mientras ambos caminábamos sosegadamente por el pasillo, prestando más atención a la conversación que a nuestro alrededor.

- Ya, comprendo...

- Oye, se me ocurre una alternativa - y giré mi rostro enérgica al escucharlo, las ideas de mi padre suelen ser acertadas - ¿y por qué no vuelves tú a Barcelona el lunes?, cambiamos tu billete y listo... de todos modos, estás acostumbrada a viajar sola - propuso - ¿tú qué opinas, reina?