Capítulo 5.

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POV Lando.

Cuando vi que Alicia se alejaba de Carlos, me acerqué a él.

- Al final Zak me ha dicho que hablaremos más tarde del coche. ¿Cómo ha ido?

No recibí una contestación por parte de mi compañero, y me dispuse a observar qué le ocurría. Tenía la mirada hipnotizada en dirección a Alicia.

- Carloooooooos - le dije pasando mi mano delante de sus narices para llamar su atención. El español reaccionó por fin y yo me limité a reír.

- ¿No te di unos pañuelos por si te pasaba esto? - dije mientras me burlaba un poco de él. Me miró con intención de pegarme pero no pudo evitar que de su rostro naciera una sonrisa - pregunté que qué tal vuestro primer encuentro.

- Bien, bien - dijo Carlos de forma escueta. Yo lo miraba anonadado.

- ¿Bien... bien? Venga ya, Carlos - murmuré dándole un leve golpe en su hombro izquierdo - ¿eso es todo? ¡He visto como os mirabais!

- Ajá, Lando, ¿y cómo le miraba? - preguntó Carlos con cara de vacile.

- Cómo si estuvieras viendo un McLaren de 1000 caballos - contesté decididamente. Carlos se limitó a reír mientras negaba con la cabeza - al menos has conseguido su número de teléfono... ¿no?

- Ehm... - balbuceó Carlos mientras se frotaba la nuca.

- ¿¡Tampoco!? - exclamó el británico - pero bueno, ¿qué habéis hecho el rato que os he dejado solos?

- Hablar Lando, ¿qué otra cosa sino?

- Pero tuviste una buena oportunidad para...

- No es tan fácil - mencionó Carlos - además, no quiero que piense que... voy a lo que voy.

- Lo entiendo - dijo Lando mientras daba palmadas en mi espalda en forma de consuelo - lo importante es que habéis tenido una buena experiencia mientras conversabais, ¿no? - pregunté curioso.

Carlos respiró profundamente.

- La mejor - sentenció.

POV Alicia.

Empecé a despedirme del resto de personal que se hallaba en la sala, me hacía fotos con la gente, firmaba unos cuantos autógrafos... y todo esto mientras nos dirigíamos de nuevo al ascensor. Zak Brown se acercó a mí por última vez:

- Alicia, antes de que te vayas, quería agradecerte enormemente el gesto que has tenido en haber venido. Quiero que sepas que, si alguna vez andas por tierras británicas, estás más que invitada al centro tecnológico de McLaren en Woking, allí nace la magia de nuestra escudería.

- Muchas gracias Zak - respondí - le tomo la palabra.

Antes de entrar al ascensor, me giré y busqué a Carlos con la mirada, y rápidamente lo encontré, junto con Lando. Como si pudieran leerme la mente, ambos dirigieron su mirada hacia mí, y me limité a sonreír y a hacer un gesto de despedida con la mano. Recibí el mismo gesto por parte de los dos pilotos de McLaren. Sentía que me daba pena irme, y que, en cierto modo, los iba a echar de menos.

Al entrar finalmente en el ascensor, solté un suspiro profundo. Muchas emociones vividas en cuestión de pocos minutos. Nadie me dijo nada por ello, salvo Jorge, que con la mirada sé que me estaba diciendo "por fin lo has conocido, eh". Que bien me conoce. El silencio se había apoderado de ese pequeño cubículo hasta que la rubia de ojos azules habló de nuevo.

- Señorita Martinez, ¿le parece seguir con el tour? - mencionó esa última palabra haciendo el gesto con los dedos de "entre comillas" - podemos ir a la escudería de Mercedes, si quiere, es la que queda más próxima - propuso Verónica.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora