Capítulo 18.

3.7K 183 5
                                    

POV Alicia.

La semana pasó y por fin llegó el viernes, día que me propuso Martina que cogiera el vuelo a Madrid con tal de aprovechar al máximo posible el tiempo que íbamos a estar juntas. A lo largo del día preparé el equipaje, por la noche Héctor me acercó al aeropuerto y de allí cogí un vuelo directo a Madrid. El trayecto resultó corto, pues tan solo duró 1 hora y media. Al llegar a Barajas, el aeropuerto de la capital, me encontré con Martina, quien me recibió con los brazos abiertos muy ilusionada. Nos subimos en su coche y llegamos al piso de su tía, el cual se ubicaba muy cerca de la famosa Gran Vía de Madrid. Muy céntrico, tal y como me indicó ella por teléfono. Cuando entramos a la vivienda, me sorprendí al ver lo acogedor que era aquel lugar. El ambiente del piso era muy invernal por la chimenea, los cojines y las mantas que adornaban el sofá, el suelo estilo parquet, los muebles de roble... En navidad, este sitio debía ser ideal. Martina me hizo un pequeño tour de la casa para que supiera detalles imprescindibles como la ubicación de la cocina, el baño, dónde iba a dormir... a propósito de eso, me enseñó una habitación de invitados muy cute en la que iba a dormir yo. La de Martina se encontraba justo al lado.

- ¿Si que tiene habitaciones el piso de tu tía, no?, por situarse en el centro de Madrid... lo imaginaba más pequeño - el piso era, de hecho, un ático.

- La verdad es que sí, mi tía se puso como loca de contenta cuando le propuse la idea de venirme a vivir con ella. Dice que el piso, en muchas ocasiones, le viene grande.

Como era tarde, no deshice mi maleta por pereza. "Ya lo haré mañana por la mañana", pensé. Y Martina y yo fuimos al comedor para charlar un rato, hasta que nos venciera el sueño.

- ¿Te acuerdas de Miguel? - me dijo mientras tomábamos un aperitivo y una cerveza cada una. Ya llevábamos rato hablando pero no nos cansábamos. Había tanto que contar.

- ¿El chico aquel que en tercer curso te tiró el zumo encima durante el recreo?

- Ajá - contestó ella mientras se llevaba una patata chip a la boca.

- ¿Y qué luego vino y te dijo que le gustabas aun teniendo novia? Rocío, si no recuerdo mal.

- ¡Él mismo!

- Ya ves que sí me acuerdo - comenté entre risas y di un sorbo a mi cerveza - ¿por qué lo preguntas?

- ¿Sabías que se ha casado?

- Amiga, ¿quéeeee? - exclamé mientras mi cara era todo un poema - no me digas que con la Rocío.

- Sí hija, sí.

- Madre mía, quien lo ha visto y quien lo ve... - y me llevé yo también una patata en la boca.

- Pues ahí no queda la cosa, me mandó un mensaje hace poco diciéndome que si nos veíamos. Que podíamos "cenar y lo que surja".

Entreabrí la boca en señal de sorpresa.

- ¿Qué me estás contando?

- Lo que oyes.

- ¿Y qué le dijiste? - pregunté expectante.

- ¿Qué le iba a decir? Que no, por supuesto. Mira que el muchacho, en cuanto al físico, la verdad es que ha mejorado mucho desde el instituto. Pero me dije a mi misma que no, que paso de líos, si no es feliz en su matrimonio, ya se las arreglará, conmigo no cuente.

- Bien dicho amiga. Oye, ¿enséñame una foto o algo no?, ahora me ha entrado la curiosidad - y ambas reímos.

Y así estuvimos un buen rato. Parecíamos dos viejas chismosas, poniéndonos al día de todo, de nuestras vidas, de la vida de los demás. Cuando Martina se levantó a por un vaso de agua, noté que el móvil me había vibrado. Miré a la pantalla y era un mensaje... de Carlos. Me quedé pensativa, ¿lo abro?, "no, mejor cuando esté en la cama", pensé. Y cuando volvió mi amiga, como si supiera lo que había ocurrido, me preguntó:

- Bueno, chica, y cuéntame, ¿hay algún chico especial por ahí? - comentó ella mordiéndose el labio de forma exagerada y dándome leves golpes en el hombro. Yo reí.

- No - contesté algo insegura.

- Venga, eso no me lo creo. ¿Tú te has visto?, podrías tener a tus pies a cualquier hombre. En el instituto le gustabas a todos, pero ahora ya ni te digo.

- A ver, en realidad hay alguien - confesé por fin. Martina me miraba con los ojos abiertos - cuando fui a Austria el fin de semana pasado, conocí a una persona... - no logré terminar porque mi compañera me interrumpió.

- Calla, ¿a un piloto? - preguntó como si no se lo pudiese creer - yo no sigo la Fórmula 1, pero tengo entendido que hay cada bombón por ahí que te caes muerta, ¿no? Dime, dime quién es, tal vez lo conozco.

- Es... bueno - me costaba decirlo. Es que todo había sido tan reciente - creo que me gusta Carlos.

- ¿Qué Carlos?, espera - se quedó pensando y entonces reaccionó alegre - ¿Carlos Sainz?, ¿el hijo del que hace eso del rally en Dakar? - me reí porque mi amiga no se explicaba muy bien, pero yo la entendía.

- Sí, ese Carlos.

- Fua - espetó llevándose la mano en la frente mientras alucinaba - que buen gusto tienes, eh - y rio. 

Al rato, el sueño ya estaba afectándonos y decidimos ir a descansar. Cuando entré en la habitación, abrí la maleta con el fin de sacar mi pijama y mis utensilios de aseo. Cuando me lo puse y regresé del baño, me introduje en la cama. Era del todo placentero, porque las sábanas eran realmente suaves. Entonces cogí el móvil.

Carlos: ¿qué tal la llegada a mi querida ciudad?


-------------------------------------------------------------

Holaaaa<3 new cap! ¿me echaron de menos?

Ayer me ocurrió algo gracioso. Una persona me llamó Alicia por accidente pensando que ese era mi nombre y yo me reí, y pensé que qué casualidad, de los miles de nombres que hay justo me llamara por ese, e inevitablemente me hizo pensar en esta novela que tanto aprecio<3 aunque bueno, hay quien dice que las casualidades no existen. Sea como sea, me hacía ilusión contarlo xD

Intentaré actualizar mañana o lo antes posible. Gracias por el apoyo!

Besos, Echo. 


Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora