Capítulo 36.

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POV Bea.

¡No puede ser! "No me creo que sea él", pensé, y volví a mirar la pantalla. ¡SIII, SI ES!, me va a dar algo aquí mismo. Y un pensamiento perverso se hizo presente en mi mente de una estocada.

- ¿Lo cojo? - me cuestioné a mí misma en un hilo de voz - y me quedé pensativa mientras el dispositivo vibraba en mi mano - no, no, no puedo... mi hermana me mataría – concluí con tal de convencerme.

Y entonces dejé el teléfono en su lugar de origen a pesar de que seguía sonando, y empecé a caminar con intención de salir de allí, pero acabé apoyándome en el marco de la puerta, de nuevo pensativa.

- Ayyyyyy, jolines, ¿qué hago?, es que me muero de ganas, jo - espeté indecisa.

Y no pude resistirme, aceleré mis pasos para responder a la llamada a tiempo.

POV Carlos.

Estaba en el gym haciendo mis ejercicios rutinarios de entrenamiento cuando Alicia apareció en mi mente sin previo aviso, como suele hacerlo a menudo. ¿Qué será de su vida?, ¿me echará de menos?, ¿se habrá olvidado un poco de mí?, porque yo de ella no lo hice... evidentemente.

La última vez que conversé con ella me disculpé por la "desconexión" que tuvimos en lo que a contacto se refiere... y me prometí a mí mismo que no volvería a suceder, no quería acabar con su paciencia... ni tampoco quería jugar con sus sentimientos.

Levanté la pesa nuevamente, y al dejarla al suelo, solté aire de forma brusca por la fosa nasal, debido al esfuerzo realizado. Me gustaría hablar con ella en estos momentos, escuchar su dulce voz, su risa, su forma de conversar como si estuviera justo a mi lado. Fruncí el ceño y pensé, ¿qué narices estoy haciendo?, debería llamarla y dejar de divagar tanto en mis pensamientos... sí, eso es, eso voy a hacer.

Me tomé 5 minutos de descanso para que mi voz no sonara agitada y bebí agua para aclarar la garganta. Entonces cogí el iPhone, pausé la lista de canciones que estaba sonando de Spotify y me dispuse a llamar a Alicia. Tardaba en coger la llamada... y por ello empecé a ponerme algo nervioso, sin saber exactamente el por qué. Y entonces sucedió lo que estaba esperando con tanta ansia, descolgó la llamada.

- ¡Carlos! - sonó al otro lado del teléfono una voz femenina que desconocía por completo.

- Eh... ¿Alicia? - pregunté extrañado y esperando por su parte una respuesta más que evidente. Por supuesto no era ella.

- No, soy su novio - me respondió esta vez con una voz grave y forzada entre risas - es broma - prosiguió - soy Bea, su hermana.

- Oh, hola Bea, ¡encantado! Soy Carlos Sainz, tu hermana me ha hablado mucho de ti, ¿sabes?- y la conversación del restaurante se hizo presente en mi cabeza.

- ¿De verás? - interrogó emocionada - pues de ti ya ni te digo, tu nombre se ha repetido hasta la saciedad en la comida familiar de hoy - y sentí un cosquilleo intenso que provocó que me quedara sin habla. Bea siguió la conversación - ¿querías hablar con mi hermana? - preguntó curiosa y con cierto retintineo al decirlo.

- Pues... sí, verás, quería hablar con ella porque... - y me detuve en seco. Carlos, ¿qué narices vas a decirle a su hermana pequeña?, ¿qué te mueres por los huesos de su hermana mayor?, ¿qué Alicia no deja de aparecer en tu mente una y otra vez?, ¿qué anhelas constantemente en poder verla de nuevo como en Red Bull Ring?, ¿qué me produce verdadero pavor la idea de perderla?, cómo iba a contarle todo este culebrón a Bea... Cogí aire con la intención de hablar de nuevo - quedamos en que la llamaría - intenté ser escueto, aunque al pronto me di cuenta de que tal vez lo fui demasiado, así que seguí hablando - bueno, es que... tu hermana y yo pues, nos llevamos muy bien, ¿sabes?, hablamos a menudo y... en fin, la echo de menos, y como no sé cuándo volveremos a vernos... - y en este punto de la conversación me percaté de que tal vez había hablado más de la cuenta.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora