Capítulo 16.

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POV Alicia.

Eran las 7 y media de la mañana y el despertador de mi móvil empezó a retumbar por toda la habitación. Lo apagué y di un par de vueltas en la cama, hasta que acabé saliendo de ella. Preparé el equipaje desanimada y con poco entusiasmo. Cuando estuve lista, bajé y allí se encontraba Jorge. No nos despedimos de nadie porque era muy temprano. Un coche nos llevó hasta el aeropuerto de Viena y de allí cogimos el avión a Barcelona. Jorge me notó tristona, así que prefirió dejarme un poco en mi mundo, y eso fue algo que le agradecí enormemente. No tenía muchas ganas de hablar, sinceramente. Mientras miraba por la ventanilla, pasaban por mi cabeza muchos recuerdos y también algunas dudas. ¿Por qué Carlos y yo nunca volvimos a hablar de lo sucedido aquella noche en el circuito? ¿Será que estos días habíamos estado lo suficientemente cortados como para que ninguno de los dos tuviera el coraje de sacar el tema? ¿O será que tal vez... para él no significó tanto como para mi? Yo aquella noche no pegué ojo porque no dejaba de recordar su nariz rozando con la mía... y su mirada hipnotizada por mis labios... y las mariposas en mi interior que no cesaron en ningún momento. Hasta ahora intentaba negarlo, pero ya era hora de que lo admitiese. Carlos me gustaba.

Cuando llegamos al aeropuerto de El Prat, me despedí de Jorge; él vive también en Barcelona, pero le prometió a su madre que cuando volviera del circuito, le ayudaría a montar muebles porque recientemente se había mudado. Su madre vive en Mataró, que está en otra dirección, por lo que, inevitablemente, nuestros caminos se separaban. Él me abrazó con todas sus fuerzas, me intentaba animar y me pidió que cuando llegara a mi casa, le avisara. Se preocupa por mí, es un amor.

Todavía seguía afligida, y eso fue algo que Héctor notó en el primer instante en el que entré en el coche con el que me había venido a recoger. Le ayudé a meter el equipaje en el maletero y me senté en la parte trasera del vehículo, concretamente en el lado derecho. Héctor es un buen hombre que también se preocupa por mí, así que sabía que me iba a preguntar.

- Alicia, ¿cómo fue la experiencia? - preguntó el hondureño curioso.

- Tenías razón Héctor - manifesté mientras miraba el paisaje - ha sido un viaje que nunca olvidaré.

Héctor se quedó en silencio, pensativo.

- Estos días lo he pasado en grande - empecé a explicar - he conocido a personas increíbles, he podido vivir la emoción de una carrera de Fórmula 1 como nunca jamás lo había imaginado y... - hice una pausa - he vivido momentos especiales que no sé si volveré a repetir- lo admito, esto último iba por Carlos.

Héctor sonrió con los labios y de vez en cuando me miraba por el retrovisor. Tal vez quería cerciorarse de que estaba bien. Entonces él habló:

- Sabe, no me considere un brujo - comentó mientras ponía el intermitente - pero cuando me desperté aquella mañana que la traje hasta el aeropuerto y me enteré del lugar al que se dirigía usted, algo me dijo que iba a ser una travesía conmovedora para su persona - comentó Héctor con esa labia que tiene - y ojo, que conste que nadie me ha explicado nada de lo que le ha ocurrido allí – aclaró esta vez inocente, provocando que soltara una pequeña risa.

- Ya... - me limité a decir.

- No se desanime - añadió a la conversación - estoy más que seguro que volverá a repetir la experiencia vivida.

- ¿Te lo dice tu intuición de brujo? - pregunté algo risueña. 

- No, me lo dice algo más poderoso que eso – hizo una pausa- su mirada - mencionó haciendo que me sorprendiera momentáneamente. 

Cuando llegué a mi apartamento, lo primero que hice fue saludar a Venus. Pobrecita, me habrá echado de menos. Mi hermana había estado viniendo estos días para alimentarla y cuidarla en mi ausencia. Me estiré en el sofá y me quedé embobada mirando el móvil. Alicia, no seas ingenua, ¿de verdad crees que Carlos se va a molestar en escribirte? Prefería no pensar en la respuesta por no rallarme. Como había cogido el avión a primera hora de la mañana, me di cuenta que todavía quedaba el resto del día para aprovecharlo. No hice nada del otro mundo: deshacer la maleta, comer, ducharme, ver una película, hablar con Laia, con mi madre, que quería saber si había llegado bien, con Jorge para contarle lo que sucedió anoche en el hotel... como veis, nada relevante. Estaba preparándome para ir a dormir cuando de repente sonó el politono de mi móvil. Alguien me estaba llamando. Miré la pantalla. Era un número desconocido, y entonces me puse algo nerviosa. No, no, no... no puede ser, ¿sería... Carlos?

- ¿Diga? - contesté tensa. 


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New cap amores<3!

¿Qué tal están? Yo muy feliz de ver que la novela está gustando:) No olviden votar para más capítulos, y no duden en comentar si quieren. Siempre estoy atenta a vuestras reacciones, ya lo saben jeje.

Actualizaré muy pero que muy pronto. Mil gracias por vuestra paciencia. Cuídense!

Besos, Echo. 


Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora