Capítulo 56.

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POV Alicia.

Giré el cuerpo con cierta lentitud, ya que los nervios lo dominaban sin ningún tipo de reparo, y allí lo vi: Lando estaba acompañado de un Carlos Sainz vestido con una camisa azul, unos pantalones pitillos de color negro, unos zapatos relucientes y elegantes del mismo color, así como de un reloj plateado que llamaba sumamente la atención. Me sentí temblorosa ante su presencia, mi corazón empezó a latir de forma exagerada, y sonreí tímidamente al verlo. Él me observó asombrado y con la boca medio abierta, revisando el look que llevaba puesto de arriba a abajo, con poco disimulo, y volvió a conectar su mirada con la mía, y ésta me resultó tan atractiva que provocó que me sintiera acalorada en cuestión de segundos. Lando lo acompañaba con un outfit muy parecido al de Carlos, salvando que su camisa era de color salmón y calzaba unas Nike Air 97 negras.

Laia volteó el rostro coqueta.

- Ese no podía ser otro que tú, Lando - espetó risueña mi BFF.

- Hola Laia - saludó tímido a la rubia.

- Hola Lando - le correspondió sonriente.

- ¿La conoces, Norris? - preguntó inesperado Daniel.

El británico se limitó a asentir con la cabeza feliz.

- Se te adelantó, amigo... - mencionó Max en voz baja pero sin poder evitar que yo lo escuchase, por lo que reí ante su comentario.

Mientras Lando, Laia, Max, Daniel y George empezaron a conversar animadamente, Carlos y yo nos quedamos estáticos mientras nos mirábamos, sin saber muy bien qué decir o hacer. El piloto de McLaren decidió coger la iniciativa de acercarse y lo hizo lo suficiente como para ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.

- Hola Alicia - habló con una de sus sonrisas. La pude apreciar a la perfección a pesar de la escasa iluminación de la sala.

- Hola Carlos - le saludé sintiendo que mis manos sudaban de forma incontrolada y agachando ligeramente la mirada. Casi que ni me atrevía a mirarlo, si quiera.

- Estás... - hizo una pausa para coger aire, lucía nervioso al igual que yo, y me enterneció verlo de esa forma - estás preciosa, Alicia. Creo que eso no hacía ni falta que te lo dijese, eres el puro centro de atención de todos los hombres de este lugar - añadió coqueto y muy cerca de mi oído por el ruido que había en el ambiente, con esa voz tan atractiva y masculina que tanto me enloquece.

- Eres un exagerado, Carlos - comenté riendo.

- No, no lo soy - contestó con una sonrisa.

- Tu también vas muy guapo - dije mientras acercaba mi mano a su cabello sedoso - me encanta como luce tu pelo esta noche... - hablé con la respiración agitada y pasando mi mano por su cabello, luego por su oreja y finalizando por su mandíbula. Sentí como se tensaba ante mi tacto, y dirigió sus ojos hacia mis labios, provocando que me los lamiese instintivamente.

Nos quedamos en trance, sin dejar de mirarnos el uno al otro. No pude evitarlo, me perdí en esos ojos castaños que me miraban con lujuria, todo a mi alrededor dejó de existir, sólo nos encontrábamos Carlos y yo, nada más. Como tratando de no asustarme, intuí que empezó a acercar su rostro hacia el mío, provocando que un manojo increíble de nervios se hicieran presentes de golpe en mi estómago. Me quedé estática, pero deseaba con todo mi ser que me besara. Solo así conseguiría saber si todo entre nosotros seguía como siempre. Percibí como la respiración de ambos era notoriamente irregular, su nariz empezó a rozar con la mía, pero se detuvo al instante cuando observó algo a mis espaldas que le desagradó enormemente. Me quedé extrañada ante su reacción, y antes de girarme, Carlos habló, captando por completo mi atención, que en esos momentos, estaba única y exclusivamente focalizada en él.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora