Capítulo 28.

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POV Alicia.

Nos encontrábamos de camino a mi casa y Héctor no pudo resistirse a preguntarme:

- ¿Deduzco que el individuo que le ha entregado ese precioso ramo de rosas es el mismo con el que vivió usted esos momentos especiales en Austria?

"Que listo Héctor, siempre las clava", pensé.

- Efectivamente - dije mientras miraba el paisaje pasar a toda velocidad y una risita evidente apareció en mí.

Héctor rio y cambió de tema. Imagino que tampoco quería ser demasiado fisgón. Por el camino, me entretuvo explicándome los platos típicos de su tierra, que si el tapado olanchano, la baleada, la sopa de caracol... wait... ¿cómo?, cuando lo escuché nombrarlo, lo interrumpí.

- Espera, espera... ¿dijiste sopa de caracol? - pregunté con cierta expresión de horror.

Me contó que se trataban de caracoles de mar, y que la sopa está hecha con su carne, yuca, rodajas de plátanos verdes, pimientos y cubierta con cilantro picado. A medida que me narraba la elaboración de este plato típico de Honduras, me fue resultando más interesante de lo que en un inicio pensé. A medida que recordaba manjares de su país, me confesó lo mucho que echaba de menos a su familia. Yo me entristecí al escucharlo. Una vez me contó que se vino a España en busca de pisto (dinero) para su familia, y que regresaba siempre que podía para ver a su mujer y a sus hijos.

Cuando llegué por fin, saludé al portero de mi edificio.

- ¿Qué tal Roberto?, ¿bonita noche se ha quedado hoy, no?

- Vaya que sí, señorita Martínez, una noche fría pero bonita de apreciar.

El portero, muy amablemente, me abrió la puerta. Él se encarga de vigilar quién accede al edificio, supervisar la zona, subir paquetes y cartas a los propietarios...

Al llegar a mi apartamento, me duché, puse las rosas en un jarrón de cristal con agua, las acaricié con cariño y llamé a Carlos. 

El teléfono empezó a sonar... un tono, dos tonos, tres tonos... y nada, no contestó. Dejé que pasaran 2 minutos y lo intenté de nuevo, pero no me cogió la llamada, así que decidí dejarle un mensaje después de escuchar la señal.

- Hola Carlos ... - mencioné tímida - soy yo, Alicia - evidentemente - esto... solo quería decirte que ya estoy en mi casa y que me han encantado las rosas, de verdad, no tenías por qué hacerlo. Ya iremos hablando, ¿sí?, cuídate y ánimo con la temporada - y apagué el teléfono ilusionada y expectante por recibir algún tipo de contestación por parte del piloto.

(...)

Ya había pasado 1 semana y media desde que regresé el domingo de Madrid y sabía poco de Carlos. No hemos hablado mucho estos días, y cuando contestaba a mis mensajes, lo hacía de forma escueta. Yo intenté ser comprensiva ante todo y pensé en que debía estar muy agobiado por el tema de las carreras y eso. Así que intenté no rallarme mucho la cabeza, aunque al principio lo hiciese... Supongo que, después de todo lo que ha pasado entre nosotros... esperaba que mantuviéramos un contacto más estrecho, pero no fue así. Está bien, no importa.

Con respecto a este tema... descubrí un par de cosas más sobre esa Lidia. Lo primero es que debe ser una amiga muy íntima de la familia Sainz, porque en redes hay fotos de ella con cada uno de los miembros: con Carlos padre, con Reyes y con sus hermanas... inclusive con sus mascotas, aunque son fotos que tienen ya cierto tiempo. Además, esta chica estudia en el mismo centro de Moda que el de Martina. Lo vi en su Instagram, subió una foto posando con el edificio a sus espaldas. Pregunté a Martina para verificarlo y estaba en lo cierto. Empezaba a pensar que soy Sherlock Holmes, descubro misterios con solo mirar el Instagram... y hablando de esta red social, ni ella ni Carlos tienen fotos de los dos juntos en sus perfiles. Al menos, recientemente. Tampoco me molesté en cotillearles los perfiles de pies a cabeza. Soy chismosa, lo admito, pero tampoco tanto. Ya saben lo que dicen... la curiosidad mató al gato.

Estos días he estado volcando mis esfuerzos en mi próximo disco, y también he llevado a cabo un par de entrevistas para dos emisoras de radio importantes en mí país. He estado ocupada, vaya, pero tampoco excesivamente agobiada, he experimentado semanas peores.

Me encontraba en la terraza de mi ático, apreciando el atardecer, uno de mis momentos favoritos del día. El cielo tenía un tono anaranjado muy dulce, y las nubes estaban teñidas de rosa, por lo que parecían algodones de azúcar. Sin previo aviso, empezó a surgir una melodía dentro de mi cabeza que me gustaba, y me apresuré en ir a coger mi guitarra y un cuaderno viejo en el que escribo las canciones que compongo. Me senté en un sillón y empecé a tocar al aire libre. Al principio solo reproducía una y otra vez la melodía que pululaba por mi mente y apuntaba en el bloc las notas musicales. La toqué una y otra vez hasta que empezó a salir de mi boca palabras que cobraban sentido a medida que las unía entre sí.

"Why you have to go and make things so complicated?
I see, the way you're acting like you're somebody else
Gets me frustrated.
Life's like this you.
And you fall, and you crawl, and you break.
And you take what you get, and you turn it into
.

Honestly and promise me I'm never gonna find you fake it.

No, no, no."

(¿Por qué debes hacer las cosas tan complicadas?
Veo, la forma en que actúas como si fueras otro
Me frustra.
La vida es como tú.
Y te caes, y te arrastras, y te quiebras.
Y tomas lo que obtienes y lo conviertes en.
Honestamente, prométeme que nunca te encontraré fingiendo.

No, no, no).

Y hasta ahí escribí. No se me ocurrió nada más. Cerré el cuaderno y volví a dirigir mi mirada al cielo. El naranja se había tornado mucho más intenso y el cielo perdía su brillo progresivamente. En breves iba a anochecer. Noté como Venus pasaba entre mis piernas en señal de querer mimos. Yo la cogí con cariño y la coloqué sobre mi regazo mientras la acariciaba. Ella se dejaba hacer, y se acurrucaba a mí. Cuando se hizo por fin de noche, recogí las pertenencias que había dejado por la terraza de haber estado toda la tarde ahí y entré junto con Venus. Hay gatos que les encanta salir de noche, escapar de su hogar para dar un rodeo por el barrio y conocer a otros de su especie. La mía no. Venus es muy de casa. No le gusta relacionarse con otros animales. Es muy ella. No es para nada agresiva, pero si viene algún invitado no suele hacerle mucho caso. Va a su bola. Y yo debería hacer lo mismo. Ir más a mi bola, despreocuparme un poco más de todo lo que me rodea. No darle tantas vueltas a la cabeza. Lo que tiene que surgir, surgirá, y lo que no, pues no lo hará. Eso es. Así de sencillo. No voy a calentarme la cabeza más por nadie. 


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Holaaaaa<3, ¿qué tal? os traigo un nuevo capítulo:)!

Como ven, adjudico a nuestra querida Alicia (ahora un poco sad :c) canciones varias de artistas conocidas. No me maten, es que la inspiración no me llega a tanto como para componer canciones xD así que escojo aquellas que más me gustan y que más pegan con el personaje. También sucedió al principio de esta novela, cuando hice mención de una canción de Sia. 

¡Por cierto! se aproxima la publicación de mi nuevo fanfic sobre Seb, pero no quiero adelantar nada. Solo puedo decir que pronto publicaré la historia con un prólogo, la introducción y un primer capítulo... ¿no es genial? La verdad es que, al igual que esta novela, la de Seb está resultando ser una historia muy inspiradora y muy cute<3 pero bueno, insisto, no quiero adelantar ningún detalle, os avisaré cuando la publique y todo eso:3

Nada más que añadir por hoy. Cuídense mucho, eso por supuesto!

Besos, Echo. 

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora