Capítulo 65.

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POV Alicia.

- ¿Es raro que piense que lo mío con Carlos tal vez esté yendo un poco demasiado rápido? - pregunté expectante para luego dar un bocado a mi sándwich de atún y mayonesa mientras escuchaba el canto de algunas aves que nos acompañaban en aquel día parcialmente soleado y nublado. Las nubes hacían, en ocasiones, estragos en aquel amplio cielo, ya que en ciertos momentos resultaban un estorbo para los rayos de luz solar que intentaban penetrar a través de ellos con tal de llegar a nuestra tez fina y delicada.

- No sé... ¿qué opinas tú al respecto? - me interrogó Lai de vuelta tras engullir por completo aquella porción de sándwich de idénticos ingredientes al mío.

Laia y yo nos encontrábamos en un campo de golf realizando una especie de picnic de imprevisto con la ayuda de un par de blusas que habíamos colocado en el suelo con el fin de sentarnos encima de ellas y un par de latas de refresco que habíamos colocado justo enfrente de nosotras, concretamente entre los pies, para evitar que éstas cayesen y derramasen todo el líquido que contenían en su interior. Hoy era viernes, el día tan esperado por mí y mi preciado Carlos, ya que esta tarde tenía previsto tomar un vuelo de Londres a la capital de España de escondidas, en cierto modo. Por ese motivo, desde el primer minuto en el que mis ojos se abrieron en el día de hoy, los nervios no cesaron en ningún instante, me encontraba constantemente inquieta y expectante por lo que se avecinaba en no demasiadas horas. Estaba ilusionada, pero a la vez tenía miedo. Mi cuerpo era, en definitiva, un popurrí de sentimientos muy poco esclarecidos y difícilmente identificables incluso para mi persona.

- No sé, es que... es como que mi corazón y mi cerebro tratan de decirme cosas distintas... por un lado el cerebro me hace sentir esa tediosa incertidumbre de no saber si realmente lo nuestro está yendo a gran velocidad o no, lo cual me provoca una enorme sensación de vértigo, porque no quisiera caer en los mismos errores del pasado; sin embargo, mi corazón me expresa que por nada del mundo me detenga, que esta podría ser la oportunidad de oro con la que tanto he anhelado toda mi vida, y que Carlos tal vez es esa clase de persona con la que quiero realmente vivir a su lado para el resto de mis días - y suspiré.

- Carai chica... que profundo - espetó Laia boquiabierta.

- Lo sé, soy una sentimental de narices... ¿tú qué harías en mi lugar?

- Uhm - emitió pensativa mientras agarraba su refresco y daba un trago de ella. Tras colocarla nuevamente en el pasto verde de aquel hermoso paraje, abrió la boca con la intencionalidad de pronunciar palabra mientras miraba al frente concentrada - sabes, es una pregunta muy complicada, pero... creo que deberías de hacer lo que realmente te haga feliz, al fin y al cabo, es lo que más merece la pena en esta vida, y si Carlos te hace realmente feliz, creo que no habría que darle demasiada vuelta de tuerca.

- Bonita reflexión - expresé.

- Para que veas que yo también soy una ñoña de cojones, aunque por fuera no lo parezca tanto - agregó risueña mientras me observaba y alzaba los hombros.

De nuevo ambas volvimos a mirar al frente.

- Supongo que ya has caído en que este fin de semana tú y Carlos... - mencionó con una mirada de picardía.

- ¿Yo y Carlos qué?

- Bueno... ya sabes, vais a hacer cositas - dijo riendo.

- ¿Cositas...? - hablé todavía confusa.

- ¡Chica!, ya sabes, que mantendréis relaciones sexuales - matizó con cara de evidencia - es que todo hay que decírtelo con peros y señales - y rio.

Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora