Capítulo 29.

3K 158 8
                                    

POV Alicia.

Estaba cenando un tazón de leche con cereales integrales mientras hacía una videollamada con Laia. Hablamos casi todos los días por WhatsApp, pero siempre que tenemos ocasión, hacemos una videollamada para vernos las caritas. Llevábamos ya un rato largo hablando.

- En conclusión, que estás rallada - sentenció Laia mientras se pintaba las uñas.

- A ver, no estoy rallada... - intenté justificarme - es solo que... después de todo lo que ha pasado entre nosotros, que ha sido intenso, por cierto, esperaba que estos días habláramos un poquito más... no esperaba mucho, solo un poco, pero ya ves - le confesé. Es mi mejor amiga, obvio que se lo iba a contar.

- Ali, no te agobies demasiado. Os acabáis de conocer como quien dice.

- Ya lo sé Lai - nos solemos llamar por nuestros nombres abreviados a nuestra manera - pero sabes cómo lo pasé la última vez con... - ni siquiera iba a dedicar mi tiempo en decir su nombre - con el idiota ese, y me prometí que no volviera a sufrir por un chico. Y no es que esté sufriendo por Carlos, pero... tengo dudas, muchas dudas. Me he abierto estando con él... me he dejado llevar, y ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hice eso con un chico...

- Amiga, ¿sabes qué te hace falta?

Respondí alzando la barbilla, como indicándole que hablara.

- Te hace falta una buena dosis de helado y una peli de esas con las que te tronchas de risa.

Yo reí.

- Ese plan tengo que hacerlo contigo. Tengo ganas de verte. ¿Cuándo vuelves? - pregunté tristona y cambiando de tema. Laia estaba en Londres estudiando veterinaria.

- Todavía no lo sé, el calendario de este año está por confirmar - respondió cabizbaja.

Yo suspiré y me llevé una cucharada a la boca.

- Lai, ¿y tú qué te cuentas en temas de chicos? - pregunté coqueta, dejando atrás el clima triste que hasta hace un momento se había instaurado entre nosotras. Mi amiga río mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de su oreja.

- Tía, sabes que no hay nadie, sino te hubiese dicho - mencionó ella segura.

- ¿No hay ningún británico que te haya robado el corazón?

- Que va - aseguró entre risas mientras cerraba el bote de pintauñas - no son tan sosos como pensaba antes de venir aquí, pero ninguno me llama la atención. Ya sabes, yo también paso de ellos.

Sin quererlo, me vino a la mente una persona que conocía bastante bien.

- Ahora que lo pienso, yo debería de presentarte algún día a un chico que creo que te gustaría, es británico, precisamente ... - mencioné con la intención de que Laia sintiese intriga. Y lo conseguí.

- ¿Quién? - preguntó extrañada.

- Ah... como pasas de tíos y eso... - solté mirando el tazón que estaba prácticamente vacío, esperando a que mi amiga experimentara la necesidad por saber más.

- Venga, no seas tonta, dime.

Accedí a contárselo luego de que me rogara en varias ocasiones.

- Cuando viajé a Austria, conocí a un piloto la mar de mono que vive cerca Londres, se llama... Lando Norris - enuncié con una risa pilla en mi rostro.

- Espera, ¿un piloto? - y asentí con la cabeza - no, no, paso.

- ¿Pero por qué Laiiiii?, es super cuqui, de veras, con esos ojazos que tiene y esos ricitos castaños que siempre le acompañan.

- ¿Y cómo sabes que me gustaría? - interrogó la rubia alzando una ceja.

Me quedé pensativa.

- Bueno, no lo sé con total seguridad, pero cuando le vi y le conocí pensé en ti.

- Es que... - respondió Laia mientras reflexionaba - no, que no – balbuceó mientras sacudía la cabeza de un lado a otro.

- Terca, ¿qué te cuesta conocerlo?, a lo mejor acabáis siendo solo amigos, pero eso que te llevas. Confía en mí, es majísimo, además - hice una pausa y la miré con obviedad - ¿tú te crees que te presentaría a un estúpido o a un prepotente?, si yo soy la primera que se aleja de ellos - y entonces pensé en Lewis. Es raro, no había pensado en él en todo este tiempo.

- Está bien - accedió finalmente - siempre convenciéndome, no sé cómo puñetas te lo montas.

- ¡Bien! - festejé - soy un genio, jeje - y sonreí tras afirmarlo.

Al cabo de 10 minutos, nos despedimos y finalizamos la videollamada. Yo me dirigí a la cocina para enjuagar el tazón y la cuchara y meterlos en el friegaplatos. Luego subí a mi habitación y me acosté. Lewis... no sé nada de él. He visto que en internet la gente piensa que estamos ocultando algún tipo de romance entre ambos, pero nada más lejos de la realidad, y todo por el encuentro que tuvimos en Austria y porque recientemente me ha comentado en un par de fotos que he subido estos días en Instagram. Pero no, no tenemos nada. Tampoco me molesté en pronunciarme al respecto. Si tuviera que dedicarme a desmentir todas las calumnias que se comentan sobre mí... me haría falta toda una vida para ello.

Me levanté de la cama con la intención de lavarme los dientes, hasta que noté mi iPhone vibrar. Alguien me había mandado un mensaje... ¿quién narices sería a estas horas?


-----------------------------------------------------

Heeey! os traigo un new cap, recién salido del horno<3

Si en capítulos anteriores Alicia tenía la cabeza algo traviesa, ahora la tiene hecha un lío:c y es que está en ese modo sad del que tanto cuesta salirque yo algunas veces he experimentado :S pero no se preocupen, muy pronto cambiarán las tornas y el panorama se verá muy distinto, lo prometo<3.

No olviden votar para más, y comenten si les viene de gusto;) Cuídense mucho, eso sobre todo!

Besos, Echo. 


Diez mil estrellas (Ten thousand stars) | Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora